-¡Buenos días mi niño!- le gritó México al pequeño Daco, con un pastelillo en su mano.
-¿U-uh...?- el pequeño se despertó mirando a su padre, éste le dió muchos besos en su rostro.
-¡Feliz cumpleaños chamaquito hermoso! Te preparé un pequeño postre para tí, te hubiera hecho un pastel pero anoche llegó el PRI y...-
-No te disculpes pa, me encanta- sonrió el niño tomando el pastelillo con una vela, pero ésta estaba apagada.
-¡Oh! ¡Espera un rato! Voy a buscar un fósforo- corre lejos buscando la caja con fósforos para encender la velita.
Daco miraba el techo fijamente, observaba manchas raras que bajaban por las paredes hasta llegar a su cama, y tenía la sensación que esta se movía, se hizo bolita en dónde estaba, cerrando los ojos esperando que todo pasara.
-¡Aquí está!- llegó México con la caja de fósforos, prendió una y la acercó a Daco, éste miraba la llama con temor, y a la vez atracción, se acercó al punto de rozar levemente su nariz, para luego prender la vela, siendo jalada por México quien la apagó con un soplido- Bien Daco, pide un deseo.
El niño se quedó pensando un rato, observaba la llama con curiosidad, lo único que venía a su mente es el vago recuerdo de su padre, su papá no hablaba de él, pero en el fondo sentía que le faltaba, esa familia feliz y completa, entonces luego de un rato sopló la vela con una sonrisa, deseando que su padre vuelva y así vivir juntos felices para siempre.
Mala idea pequeño Daco.
-¡Felicidades mi niño!- lo abrazó dulcemente y le dió varios besos en el rostro- Ok, voy a preparar el desayuno, sigue durmiendo cumpleañero, yo te aviso cuando esté listo.
-Bien papi- sonrió el niño acostándose otra vez, puso su pastelillo en una mesita al lado de la cama y cerró sus ojos, pensando cómo siempre, en su padre.
Mientras México se retiraba, un hombre alto con un gran abrigo se acercaba a su casa, caminando apresuradamente, con un muñeco en la mano.
México preparaba hotcakes para su hijo, pues a este le gustaba mucho. Iba a servir ya cuando escucho unos golpes en la puerta, pensó tal vez era Rusia o Jamaica viniendo a verlo, y a felicitar a Daco, pero la aterradora sorpresa ocurrió cuando se dirigió hacia la puerta y abrió encontrándose con su ex-pareja, con el rostro con marcas y venas marcadas, éste lo miró fijamente mientras una gran sonrisa adornó su rostro.
-Mi... México~-
Feliz cumpleaños Daco
Papá ya llegó a casa.La casa estaba llena de tensión en el ambiente, México temblaba mirando aterrorizado al canadiense, el cual solo comía el desayuno que México le había preparado a su hijo, su mirada apuntaba al cuerpo del mexicano, notando como sus heridas habían mejorado desde su partida, mejor, así habría espacio para más.
-Y bien... ¿Dónde está mi hijo?- preguntó dirigiendo su mirada al rostro contrario.
-E-el... E-esta du-durmiendo...- respondió mirando hacia las escaleras que iban a donde estaba la habitación de Daco.
-Bien- se levantó caminando hacia las escaleras.
-¿¡Qué harás!?- gritó asustado México siguiendo a Canadá.
-No te preocupes, solo le daré un regalo, no le haré daño... -subió las escaleras- a tí sí~ -le guiñó el ojo con una sonrisa maligna, al final llegó a la habitación de Daco, abrió la puerta viendo a su hijo dormir, se acercó y se sentó bruscamente en su cama, despertando al niño.
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¡Feliz Cumpleaños Daco! -Countryhumans-
Fanfiction¡Oh Daco! Te extrañe mucho mi lindo niño~ ¿Tú me extrañaste? ¿No? Bueno... eso va a cambiar ahora... -y ahora que México no está... me tendré que desquitar con alguien más-