Capítulo Cinco

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Ha llegado a la carpa en instantes pero sus piernas siguen moviéndose de aquí para allá como un león enjaulado tras los barrotes de su inevitable y mísero destino. Con sudor en la frente y vista perdida como la cabeza, se acomoda el pelo tras las orejas sin dejar de dar vueltas a pasos gigantes al ritmo frenético de su músculo cardíaco. Ese día, caluroso y espinoso, de repente se ha enfriado como una tundra haciéndole cada vez más difícil mover las extremidades inferiores, pero tampoco se atreve a parar pues la sensación escape es lo único que le ancla para no perder por completo los estribos.

—¿Bucky? —la voz de Rut lo saca de sus pensamientos. La anciana está cargando la vasija de barro llena de líquido rojizo junto con los paños hechos bolas cubiertos de igual manera con la sangre de Steve.

Steve.

Steve...

Oh dios.

—Su herida va bien, despertó por unos instantes y preguntó por ti, ahora se ha quedado dormido pero... —la anciana no termina y a su vez deja escapar una exclamación de sorpresa desconfigurando el rostro arrugado, y es como Bucky gira dándose cuenta de que Steve y los demás están parados al ras de la abertura de la carpa.

En desesperación, Bucky busca con la mirada a Sam que está hablado con los dos guardias plantados en la entrada, debieron seguirlos y sabe que los dos hombres con lanzas no se moverán de ahí, por lo menos no ahora, no cuando su Capitán está tumbado en la cama convaleciente y con unos extraños recién llegados de quién sabe dónde.

—Son nuestros amigos, Rut —Sam ingresa completamente a la carpa—. No te preocupes y gracias por todo —le dice acompañándola a la salida. Ella camina distraídamente siendo empujada por su compañero sin apartar los ojos de Steve que se hace a un lado cuando pasa.

—Regresaré para le cena —la anciana dice finalmente con cierto recelo volteando a ver a Sam antes de abandonar el lugar.

—¡Wooo! este lugar es asombroso —Scott se sienta en uno de los amplios sillones poniéndose cómodo mientras Rhodey le sigue inspeccionando el interior con gran interés.

—Siendo honesto estoy impresionado, ¿viste los "dinosaurios" en el corral?

Bucky los ignora. Steve está quieto en el otro extremo con el rostro tan expresivo que se le puede leer con facilidad desconcierto e incomodidad. Sus ojos chocan y es hasta entonces que el rubio camina despacio con la clara intención de acercársele. Bucky no es capaz de moverse con sus piernas entumecidas y con el corazón golpeando fuerte contra su pecho, tanto que duele.

—¿Y bien? ¿por qué no nos hemos ido? —Rhodey cuestiona enderezándose en su lugar, los recorre con sus ojos cafés a cada uno de ellos haciendo que Steve desvíe un poco su atención y pare su andar.

—Les explicaré —Wilson se adelanta de inmediato y Bucky aprovecha esto para darse media vuelta para cruzar la cortina del siguiente compartimiento.

—¿Bucky? —Steve le habla y él siente frío calarle los huesos al escuchar su voz tan cortada. Hay un insignificante momento en que cierra los ojos y aprieta la mandíbula esperado que Steve le alcance, mas no sucede, y ante esto, voltea logrando observar que Sam ha detenido al rubio con una mano sobre el hombro.

—Espera, Cap, dejen les explico.

Bucky ya no detiene su paso al cruzar la cortina pese que siente la mirada azulina clavarse como vidrios filosos contra la nuca. Y siente más esos vidrios filosos recorrerle por toda la espina dorsal al ver a Steve durmiendo tranquilamente sobre el enorme catre de pieles, cobijado de la cintura hacia abajo dejando ver el vendaje sobre el dorso. El cabello rubio suelto esparcido por la almohada y los gestos sosegados del rostro que incluso las cicatrices se le ven hermosas. Bucky sonríe al verlo.

Lost On YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora