Llegué al cuarto vacío, donde pasaría el último tiempo de mi vida antes de que me mataran con una simple inyección. Me giré a ver al hombre que me acompañaba, tenía una expresión de lástima que más que molestarme me dolió; después de todo habíamos compartido once años en los que se dedicó a cuidarme como si fuera su propio hijo. No podía culparlo.
― No digas nada, quizá todavía tengan tiempo para arrepentirse.
― Sabes que podrían hacer muchas cosas, pero no arrepentirse.
La puerta se cerró, aislándome del mundo y todo lo demás. Estaba simplemente solo, solo con el aire a mi alrededor; y por alguna razón el simple pensamiento me pesó en el pecho. Estaba tan desacostumbrado a la soledad, tan asustado de ella, tan indefenso. Pero podía soportarlo, o al menos eso esperaba; no sería demasiado tiempo, y después tal vez podría volver a ver a Alva; sólo lamentaba no poder despedirme, pero al menos sabía que Yalek estaba vivo, y que si ya no me tenían para chantajearlo sería más fácil para él negarse.
¿A quién quería engañar? Sabía que no podía estar bien, yo no tenía nada que ver con el enorme problema en el que estaba; pero ahora tampoco podría empeorarlo. Sin embargo, no sabía si yo podría resistir la espera. Quién se hubiera imaginado que el criminal más temido fuera un niño de catorce años, y que ese niño haya sobrevivido hasta sus 25 años con incontables heridas, pero fuera a morir por una aguja. Parecía un mal chiste.
No sabía cuánto tiempo podría haber pasado, normalmente podría mantenerme tranquilo por unos cuantos días, pero la ansiedad y la incertidumbre de lo que había pasado con Yalek no me ayudaban en nada; sólo pensaba en salir y matar a quien fuera necesario con tal de encontrarlo.
Justo estaba pensando qué tan difícil sería salir por la pequeña ventana de la habitación cuando la puerta se abrió y un rostro conocido me miró con una expresión indescifrable.
― Esto no tenía que salir así.
Lo miré por un momento sin saber si quería reír o directamente golpearlo.
― Disculpa por arruinar tus planes, pero no lo digas con una expresión tan seria, me haces sentir como que ya me morí.
― ¿Qué acaso no estás muerto ya? ¿Alguna vez has escuchado que alguien salgo de aquí a un lugar diferente de la morgue?
― Siempre hay una primera vez-. Me giré dándole la espalda, todavía tenía un orgullo que proteger―. Después de todo, no han podido demostrar nada en todos estos años, ¿cómo podrían haberlo probado en unos cuantos días?
― No necesitan pruebas pendejo, lo sabes.
― Y haya va la charla civilizada- silbé como si viera un ave alejarse hacia el techo y a través de él.
― No cambies de tema- se acercó a mí, tomándome de los hombros y obligándome a verlo directamente―, ¿acaso no entiendes dónde estás?
― ¿Qué diferencia haría? No puedes salvarme, ni siquiera Shima puede hacer algo, sólo me queda esperar-, me volteé cambiando mi expresión a mi característica sonrisa socarrona que lo sacaba de sus casillas―. Me alegra que hayas venido, si no hablaba con alguien pronto quizá hubiera rascado la pared para hacer un muñeco de arcilla.
Un instante después un puño se estampó en mi rostro, tan fuerte que por un momento se me pasó por la mente que Carlos tenía sus nudillos de acero en ese momento.
― Quiero que escuches algo Akihiko. ¡Este no era el maldito plan!
― ¡¿Y cuál era tu maldito plan?! ¿Acaso quieres matar a todo el Kokkai con tal de salvarme? ¿Acaso vas a cambiar el potasio por agua?
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Los Recuerdos Duelen [BL]
Fiksi RemajaDos chicos entraron a mi vida, demasiado parecidos para ser cierto, sobre todo porque yo vi morir a uno de ellos... "No puede ser, después de tanto tiempo, ambos terminaron en mis brazos; las posibilidades son muy pocas, hay un mundo entre nosotros...