Un largo paseo por el corto recreo

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-¡ABADONNA! Ese será tu mote- gritó el dulce Alejandro...

-Marcos, te quiero, gracias por todo!- le decía Angela a su novio, a penas llevaban unas dos semanas y ya le "amaba"... Increíble y patético...

-Vamos a ver, Marta, por que no hiciste caso?- preguntaba Amy a su loca hermanita pequeña...

-¡Maricón!- le gritaba Alberto a su expareja, Jonathan...

Ya me cansé, todos los recreos eran iguales, tenía ganas de ver algo diferente, así que me fui a los servicios, espléndidamente limpios (ironía), me acerqué a la puerta del inodoro, escuchaba gemidos, nada fuera de lo normal, la parejita del instituto pasando un buen rato. Me adentré más en el limpio y bien cuidado baño, giré por el pasillo que llevaba a las duchas, donde vi como el malote del insti pegaba a un pobre niño de 1º de la ESO, y como he dicho antes, nada fuera de lo normal... Escuché un grito, así que me di media vuelta, recorriendo sin prisa el pequeño túnel con baldosas blancas, rotas, grafiteadas y con chicles, cuando llegué a el final vi como Jake cerraba la puerta que daba a el recreo, que extraño, la parejita se había separado a un metro de distancia, normalmente estaban juntos hasta cagando, suerte, son dos chicos, no tenían que separarse para entrar en el baño, se cerraron otra vez en el inodoro, así que aproveché para salir al frío, tétrico y lluvioso recreo.

Me acerqué a la puerta del hall, y escuché como la conserje le decía a el de seguridad:

-Ya no necesitamos tus servicios, Lois, ya no tenemos problemas con los alumnos- le explicaba.

-Mira Paz, sé que ya no hay problemas, pero te recuerdo que anoche liberaron a 5 violadores y a 7 asesinos en serie, que de los cuales, 2 y 5 son de este pueblo- le contestaba Lois tratando de recuperar su trabajo- Manchac Swamp no le importa a nadie, este sitio es un peligro.

De repente sonó la asquerosa campana, se había acabado el recreo, o eso creíamos. Las puertas no se abrían, se habían dejado los cerrojos cerrados. Todos hablaban, gritando, había mucho barullo, así que miré hacia la ventana de mi clase, deseando estar dentro, vi una mancha de sangre en la ventana que estaba junto a mi asiento. Era extraño, esa ventana estaba limpia antes del recreo... No quería alertar a nadie, por lo que miré disimuladamente, tapándome la cabeza con mi capucha. Entonces vi como una mano limpiaba ese rojo carmesí que tanto me gustaba ver...

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