—¿Te pasa algo?—cuestionó Danna llevando hasta sus labios una copa de agua. Erick la miró un momento, le ofreció una pequeña sonrisa y negó levemente.
—No.—¿En serio?—insistió.
—Sí, no me pasa nada de verdad, Danna. Sólo estaba pensando en algo sobre la empresa y ya.—respondió bruscamente y cuando los ojos color miel de la muchacha se quedaron estáticos en él: se arrepintió.—Lo lamento, no quería ser grosero ni nada parecido…
—Tuviste un mal día en la oficina…—adivinó.
Erick dejó escapar un pequeño suspiro y asintió lentamente aunque en el fondo estaba mintiendo. No es que hubiese tenido un mal día como tal; era más bien que desde la visita desafortunada de Nicol Olsen su cerebro no había sido capaz de pensar en otra cosa que no fuese ella.
No en el sentido romántico ni nada que se la pareciera. Sino todo lo contrario, lleno de incertidumbre y desconfianza.
—Algo así…—susurró.—Pero de todas maneras no tengo ningún derecho a ser grosero contigo, perdóname de verdad…
—No te preocupes…—murmuró la chica encogiéndose de hombros.
—¿Quieres salir conmigo?—cuestionó el ojiverde de repente. Los ojos de Danna se quedaron estáticos en él sin terminar de comprender la propuesta de su marido.
—¿Salir?—él asintió.—No entiendo…
—¿Quieres ir a bailar conmigo?—repitió y el corazón de Danna se aceleró.—En cuatro años de matrimonio sólo hemos tenido una cita oficial al autocine y ni siquiera fue tan bueno pero creo que podríamos ir a bailar y divertirnos ¿no lo crees?—le explicó.—Podemos llamar a Zabdiel y a Pau para que vengan con nosotros…
Una extensa sonrisa se instaló en los labios de Danna.—Creo que suena a un plan completamente bueno y tentador…—anunció poniéndose de pie. Erick enredó su mano en la muñeca de la chica y ella detuvo su pasos.—¿Qué pasa?
—¿No crees que se te está olvidando algo?—cuestionó en voz baja lanzándole una mirada coqueta.
Danna se echó a reír, se inclinó sobre él y tomando sus mejillas dejó un pequeño beso en los labios de Erick.—Gracias…
—No me refería a las gracias, era más bien que me refería al beso…—bromeó.
La chica rio de nueva cuenta y volvió a besarlo.—Te quiero…—susurró sus labios.
—Te quiero más…
(…)
—No tenía ni idea que te gustaban este tipo de lugares, Dan…—inquirió Paulina llevando sus ojos por las negras paredes del lugar en el que se encontraban.
—Pues no es que sea mi lugar favorito pero vamos, va a ser divertido…—anunció ofreciéndole una amplia sonrisa.
Paulina se echó a reír.—Mataría por ver la cara de las mujeres de la alta sociedad con las que te juntas en las cenas de negocios a los que van con Er…—se burló.
—¿Por qué…?
—Bueno, supongo que no tienen ni idea que a la flamante esposa de Erick Brian Colón le gusta ir a los antros de mala muerte a bailar…—Danna rio.
—Con eso de “los antros de mala muerte” sonaste a mi abuela, Paulina.—replicó la castaña.—No seas aguafiestas, se supone que es para divertirnos y sobre todo para olvidarnos de la no tan grata existencia de ese montón de frívolas mujeres que no hacen más que hablar mal las unas de las otras…—Paulina suspiró.
—¡Eres Danna!—le recordó encogiéndose de hombros.
—¿Eso es un halago o un insulto?—cuestionó sin dejar de mirarla.
—¿Tú que crees?—Danna entornó sus ojos y negó un poco.
—¡Muy graciosa!
—¿Encontraron una mesa?—cuestionó a los gritos la voz de Zabdiel detrás de ellas. Un segundo después enredó sus brazos en la cintura de su novia y dejó un casto beso sobre su mejilla haciéndola sonrojar.
Danna rio en voz baja.—¿Y Erick…?
—Se quedó en la barra pidiendo bebidas.—anunció el muchacho encogiéndose de hombros.—Nunca me imaginé que te gustara venir a los antros, Dan…
Ella suspiró.—Hola…—saludó Erick lanzándole una amplia sonrisa justo cuando estaba por responder. La muchacha le ofreció una pequeña sonrisa antes de que la tomara por la cintura y dejara un largo beso sobre sus labios.
—Guau. Después de esto me siento como una intrusa dentro de mi propio espacio personal…—comentó Paulina haciendo reír a su novio.
Erick se echó a reír divertido y se separó de su esposa finalmente para hacerla tomar asiento en los pequeños sillones frente a la mesa de cristal delante de ellos. Zabdiel y Paulina se sentaron también y se quedaron observando por el barandal de metal en dirección a la planta baja del local donde una monumental cantidad de cuerpos bailaban como si de eso dependiese su vida al compás de la música electrónica.
—Esto es increíble.—anunció Danna sin dejar de observarlos completamente fascinada.
—¿Habías venido antes?—cuestionó Erick sobre su oído. La piel de la chica se estremeció y negó lentamente.
—Es la primera vez que vengo…—murmuró. Erick rio en voz baja y negó un poco entrelazando sus dedos con los de la castaña. Se puso de pie y ella lo miró un tanto aturdida.—¿Qué haces?
—¡Vamos a bailar!—respondió lanzándole una sonrisa coqueta.
—¿Qué?
—En la casa parecías realmente entusiasmada con la idea de salir a bailar y es la primera vez que vienes mi amor; entonces me aseguraré de que te diviertas.—le espetó. Danna llevó sus ojos hasta sus acompañantes que los observaban con muecas de diversión en sus rostros pero finalmente se puso de pie y dejó que Erick la condujera a la planta baja del local.
A diferencia de Danna, él si había estado en ese tipo de lugares una infinidad de veces. Siempre con una sonrisa petulante en el rostro y siendo literalmente el centro de atención; en ese entonces era divertido aunque su vida hubiese cambiado completamente.
Ahora se encontraba ahí con cuatro años de más y acompañado por su esposa que parecía sorprendida y entusiasmada a la vez.—¿Lista para pasarla increíble?—cuestionó el muchacho y Danna negó.
—No sé bailar…—confesó con las mejillas completamente sonrojadas.
Erick rio porque le parecía la criatura más hermosa y adorable sobre la faz de la Tierra. Danna era así, era única y le encantaba.—Tomabas clases de baile…
—¡Era ballet!—se quejó. Él rio de nuevo.
—Bien, entonces sólo tienes que imitar lo que ellos estén haciendo…—le indicó señalando a las personas a su alrededor.—No es demasiado complicado, Dan. Sólo deja que tu cuerpo encuentre en ritmo y listo…
—Tú tienes experiencia en esto, eh…—comentó casualmente y Erick rio.
—Sí. Solía venir aquí cuando era soltero.—confesó encogiéndose de hombros.—Después dejé de hacerlo porque…bueno; no tenía tiempo de hacerlo con una empresa que atender…pero ahora estamos bien; estamos juntos y tenemos que disfrutar de nuestra noche…
Una pequeña sonrisa se instaló en los labios de Danna. Miró a una pareja que bailaban en total sincronía junto a ellos y comenzó a imitar sus movimientos; con movimientos más suaves y delicados dignos de una bailarina de ballet.
Erick la miró fascinado y diez minutos después se encontraban bailando completamente divertidos el uno con el otro. Danna rio divertida y Erick se acercó a ella para dejar un pequeño beso sobre sus labios. Ella lo miró un momento y enredó sus brazos en el cuello del ojiverde.
—Me encantas…—susurró haciéndole estremecer.
—Tú también me encantas.—respondió él sonriéndole.—Eres la más hermosa de todas y yo soy muy afortunado por tenerte a mi lado…
Las primeras notas de una melodía suave se hicieron presentes y el corazón de Danna se estremeció pero no se alejó del cuerpo de Erick. Adoraba la sensación que se hacía presente cuando él estaba cerca.
Él dejó escapar un pequeño suspiro y Danna apoyó su frente en la de su marido dejándose guiar por los movimientos suaves de Erick. Era completamente perfecto compartir un momento así con él.
—Er…
—¿Te das cuenta que esta es la primera vez que bailamos juntos desde que nos casamos?—cuestionó en voz baja.Danna rio y asintió firmemente.
—Es increíble todo el tiempo que perdimos…—susurró la castaña y él negó.
—Pero es mucho más increíble todo el tiempo y los momentos juntos que hemos compartido en las últimas semanas…eso definitivamente es lo más lindo de todo…
—Lo es…
—Vaya, que grata sorpresa encontrarte por aquí, Erick…—Erick se separó de Danna lentamente para encontrarse con la malévola sonrisa de Nicol Olsen que lo observaba fijamente con una mueca de diversión pintada en el rostro.—Lastima que no pueda decir lo mismo de ti, Danna…
—Y así es como se arruinan las noches maravillosas…—se quejó la castaña.—No me da gusto verte, Nicol. De hecho eres la última persona por la que uno sentiría gusto de ver…
—Que creativa eres.—se burló la chica.
—No es ser creativa, es ser realista.—respondió.
Nicol se echó a reír.—Siempre tan tonta…
—¿Se puede saber qué demonios quieres?—le espetó Erick.—No te voy a permitir que le faltes al respeto a mi esposa ¿entiendes?
—Desde la visita a tu oficina esta tarde realmente no dejado de pensar en lo lindo que luces sentado detrás de un escritorio…
—¿Qué?—susurró Danna llevando su atención hasta Erick un momento.
—¿Cómo? ¿Erick no te contó que esta tarde estuve en su oficina teniendo una charla divertida?—cuestionó con tono burlón. Erick dejó escapar un largo suspiro y negó.
—Antes de que pienses cualquier cosa, Danna; déjame explicarte…—inquirió en dirección a su esposa.
—Erick únicamente me cuenta las cosas relevantes, no las cosas sin importancia que le pasan en su día, Nicol. Así que no, no me contó nada pero si lo que quieres es hacer que peleemos entonces de una vez te digo que pierdes el tiempo.—le espetó Danna furiosamente.—Yo confío en Erick…
—Pues para confiar en Erick pareces bastante enfadada, querida…—se burló.
—Eso es porque tu presencia me enfada…me molesta.—replicó de inmediato.
—Pues es una verdadera lástima, Danna porque lo mismo que le dije a Erick te lo voy a decir a ti…volví a Miami para hacer su vida más divertida…y la tuya Danna: un verdadero infierno…
(…)
—¿Danna…?—la llamó Erick entrando en la casa.—Mi amor, por favor dime algo…
—Es que no tengo nada para decir…—respondió de inmediato.
—Pero estás enfadada…
—Pero no estoy enfadada contigo.—admitió.—Me molesta la presencia de Nicol en nuestras vidas, eso es todo. Y ni siquiera me sirve enfadarme contigo porque al final de cuentas tú no tienes la culpa de eso…—susurró afligida.—Es más bien que estoy enfadada con la vida por ser tan cruel y porque siempre que algo bueno y lindo me pasa: la vida me lo arrebata…
—¿Por qué hablas así, Dan?—cuestionó el muchacho sin dejar de mirarla.—Es como si dieses por hecho las cosas...
—No es que esté dando por hecho nada, Erick…pero es la verdad. Los dos lo sabemos…los dos conocemos a Nicol y tú la conoces mejor que yo, sabes perfectamente bien que esa chica es capaz de muchas cosas…
—¿De verdad confías en mí?—le preguntó el ojiverde en voz baja.
—Claro que confío en ti…—respondió.
—Entonces necesito que me lo demuestres y que comiences a hacerlo desde este momento. Demuéstrame.—susurró.—Olvídate de Nicol y del montón de tonterías que dijo, nada de eso es cierto. Confía en mí, mi amor…tendría que ser el tipo más imbécil sobre la faz de la Tierra como para si quiera pensar en poner en peligro nuestra relación por ella…
—Soy una tonta…—murmuró la castaña. Erick negó de inmediato y la envolvió en un pequeño abrazo.
—No eres una tonta…—hizo una pausa.—Eres sin duda alguna Danna Francis, lo mejor que tengo en mi vida y también eres lo único que no me arriesgaría a perder…
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Y pues...traer a Nicol Olsen a la vida de los Dannerick es divertido. ❤
Jajajaj nos leemos prontito.Love sm, Glo. ,XXX
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¿Sera porque te amo?||Erick B. Colón.|Completa.
Fiksi PenggemarDicen que del odio al amor sólo hay un paso. ¿Pero...que hay realmente del amor al odio? ---------- (Historia Dannerick)