Narra Itzel
Fiesta. Esa era la palabra que vino a mi mente cuando vi las botellas de alcohol, los bocadillos y el tabaco. Eramos exactamente 6 personas. Edward, Emma, Kristen, Zac, Colton y yo, pero sin duda esto para ellos era el maldito proyecto X.
— Kris no tienes que ir desnuda.
— No estoy desnuda, Emma, es un sostén con transparencia, dah.
La discusión que mantenían amenas las chicas que se encontraban en la habitación me hacía gracia. Cuando llegamos a la cabaña no parecía que íbamos a hacer algo muy emocionante. Me imaginaba ver películas, preparar chocolate caliente y tal ve contar historias de miedo, pero claro, eso en mi mundo utópico.
─ Chicas, Zac se volvió loco abajo con la música, ¿pueden ir y ayudarlo?
Repentinamente Colton se había hecho presente en la habitación. Instintivamente me removí incomoda en mi asiento. Mis ojos nerviosos lo siguieron, y sorpresa, él me estaba mirando.
Sin rechistar ambas chicas obedecieron, iba a bajar junto a ellas, pero no pude.
─ ¿Podemos hablar, Itzel?
Él no esperó una respuesta, simplemente siguió.
─ Sé que parezco muy poco sociable, pero la verdad de todo es que no he tenido buenas experiencias con las amistades recientes, ¿comprendes? ─. Un sonoro suspiro abandonó sus labios ─. Pero bueno, tu eres la hermana de uno de mis mejores amigos, así que por qué no darnos una oportunidad, ¿no lo crees, Itzel?
Su cuerpo con seguridad se había acercado al mío, lo suficiente como para tener que levantar la cabeza para poder observarlo a los ojos. El olor de su colonia se filtró por mi nariz, casi contuve un suspiro. Olía delicioso y de forma sutil lo vi acercarse más a mí. Una de sus manos envolvió mi cintura, no parecía algo realmente malo.
Hace un año, cuando un chico que se había mudado cerca de mi casa e iba conmigo a los trabajos comunitarios me había tomado de la misma manera justo antes de que Damián llegara por mí al instituto. Mi novio en aquel tiempo se había molestado mucho.
La situación ahora era un poco diferente.
─ Itzel... ¿podemos hablar?
Me sobresalté un poco cuando escuché la voz áspera de Edward.
*** *** *** ***
Narra Edward
─ No entiendo porqué Colton dijo que me complicaba con la música, al fin de cuentas siempre es Emma quien la elije─. Las quejas de Zac me divertían por momentos, pero no podía dejar de pensar en la estúpida apuesta.
─ Pensé que era obvio ─. Respondió Kristen.
─ Soy mejor eligiendo música que ustedes─. Añadió Emma como si el comentario de Kristen hubiera sido obvio.
─ No, tonta. Me refiero a que es obvio que Colton se quería quedar solo con Itzel.
El comentario de Kristen encendió mis alarmas, y sin decir nada subí las escaleras hasta el cuarto de Emma lo más rápido que pude. Claro que Colton estaba haciendo de las suyas, y malita sea, yo me sentía muy celoso.
─ Itzel... ¿podemos hablar?
Sus ojos claros me miraron con nerviosismo, y sí, quisiera decirle que está en problemas, acostarla sobre mis piernas y darle un par de nalgadas.
Maldita sea, que deje de tocarla.
Colton, como si hubiera leído mi mente alejó sus manos de la fina cintura de la rubia, no sin antes decirle algo que no alcancé a escuchar. Ella se sonrojó y finalmente el pelinegro pasó por mi lado, dejándonos solos.
─ ¿Qué te dijo Colton?
Es mejor acabar con esto de una buena vez.
─ ¿Disculpa?
Su ceñó se frunció. Está bien, tal vez era mejor buscar otros medios para poder conseguir lo que quiero.
─ Lo lamento, Itzel... En serio, solo que te dejaron bajo mi cuidado y no quiero que nada malo te pase.
Luego de mi confesión a medias ella pareció relajarse y por un segundo me sentí aliviado. Sus pies avanzaron hasta mi y en su rostro había una sonrisa genuina que me hacia sentir culpable. Sus verdosos ojos me escanearon y su delgado cuerpo se cernió sobre el mío en un cálido abrazo que para ser sincero no me esperaba. Pero tal vez lo necesitaba, porque fue cuestión de segundos para que mi agitado corazón se tranquilizara.
─ No me va a pasar nada malo, además Colton parece alguien en quien puedo confiar y el...
Por un segundo dejé de escucharla, y maldije muy amargamente. Nadie más que yo la había metido en esto, y no podía dejar que ella pagara las consecuencias de mis impulsos. Itzel no parece ese tipo de chica, pero Colton si es del tipo de chico que no se rinde cuando quiere algo, aunque eso implique engañarla.
Agh, maldita sea. En otro loco impulso la alejé de forma abrupta.
─ ¡Eh!, ¡¿qué te pasa?! ─. El desconcierto se apoderó de ella y el enojo de mí.
─ ¡No seas tan ilusa, abre los ojos!
─ Contrólate Edward, no entiendo que te pasa.
─ Me pasa que odio que a pesar que tengas las cosas frente a ti no lo notes, maldita sea, ¿por qué demonios no puedes ser más lista?
Mis palabras la herían, algo en su mirada me decía que la herían mucho en realidad. Debía detenerme.
─ ¡Tal vez no puedo ver las cosas claras porque eres tú quien siempre me confunde! ¿O a caso piensas que ya olvidé lo del auto, Edward? ¿Qué se supone que fue?
No supe que decir ante eso. Por momentos me sentía inseguro, indeciso respecto a si lo que hice fue lo correcto, ¿quería o no ese beso?
─ ¡Si yo soy una tonta, tú eres un maldito indeciso!
Diste en el clavo, rubia.
─ No sé de que hablas.
─ ¡No actúes como si no lo recordaras, diablos, sé que tu también lo querías!
─ Te equivocas, Itzel, eres tu quién siempre vuelve a mí, y es obvio que lo único que haces es buscar a alguien que te haga sentir menos basura para poder ser aceptada por imbéciles como tu maldito exno...
No terminé de hablar, su mano se estrelló contra mi mejilla tan fuerte que pude sentir sus uñas clavarse en mi piel.
─ Nunca, nunca jamás vuelvas a hablarme, Edward.
Y por última vez vi sus ojos, que parecían al borde del llanto.
Maldita sea, Itzel, espero puedas perdonarme.
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Atracción prohibida
Ficção AdolescenteATRACCIÓN PROHIBIDA Los sentimientos eran confusos cuando de él se trataba. Recordar la forma en la que me miraba, como se movían sus labios al hablarme, incluso el vaivén de su pecho cuando dormía. Todo era un caos, y yo estaba ahí, parada en el...