No han notado que cuando están en un período bajo, sombrío de sus vidas, aunque sea por un momento minúsculo, sientes una de estas dos cosas: que todo va a salir horrible o que todo está confabulando a su favor? A mi no, sino todo lo contrario. Con lo anterior me refiero que siento a veces que mi mente funciona de una manera bien particular, articulando situaciones externas en mi propia mente que nunca van a pasar.
Sin ir más lejos, hoy estaba esperando en el paradero de buses tranquilamente antes de retornar al siquiátrico (del cual me escapé ayer, como insinué brevemente en el capítulo anterior), y de la nada aparecieron 4 "skater" de poca monta y, detrás de ellos, dos ejecutivos de banco, al parecer de grandes cuentas (por la ropa y la forma de expresarse). Naturalmente esbocé una sonrisa al pensar que podría evadir mis propios problemas observando en mi imaginación como empezaba una gresca por sus diferencias socio-culturales, mientras que la gente miraba; luego yo aparecia defendiendo a los empresario sacando un arma de fuego e impactando en las piernas del "skater", llorando adolorido cuando unos segundos antes su ego mayúsculo le hacía sentir dueño de la verdad y del mundo... Claro, eso mientras la gente perdía la mirada en la fila de automóviles que pasaban, y cuando me di cuenta de aquello, el golpe anímico como tirabuzón se devolvía haciendome daño en mi autoestima, sabiendo que no era el héroe o aún menos el villano de nadie, solo un vil ente, minúsculo átomo, en esto de lo que consideramos "existencia".
Ahora, súmenle que actualmente no debería estar tomando alcohol, porque eso aumenta mi imaginación, aumenta igualmente y artificialmente mi autoestima, y luego botándola por los suelos por el efecto rebote del azucar, amplificado por las pastillas que estoy tomando actualmente y la hipersensibilidad que tengo a partir de ciertos trastornos detectados hace... Algún tiempo, y aún así estaba envalentonado por el menester de una copiosa soledad combinada por una osadía nibelunga de mi ser a la variabilidad del ser... O sea el idiota se sentía solo y quería darse pena propia, si lo traducimos al mundano.
En todo caso, de eso no es lo que quería hablar, sino de lo que venimos a escribir todas las noches: mi historia, y si mal no recuerdo en el capítulo anterior hablabamos de mis primos, y ahora tenemos que hablar un poco de mi epoca como hermano mayor con mi hermana pequeña.
Verán, como comentaba, con mi hermana fui un despiadado déspota sin corazón ni remordimiento hasta los 15 años, edad en la cual empecé a desarrollar un síndrome aspergiento el cual me permitia (o impedía) realizar acciones que dentro de un marco lógico tuviese (o no) sentido, o dicho de otra forma si no le encontraba el sentido de vengarme de ella, sencillamente no lo hacía, y lo peor (o mejor) de todo (dependiendo que si hablamos del emisor o el receptor) es que esa lógica no tenía sustento ni de valores ni de principios, sino que se valía meramente en lo que en ese momento sentía como "correcto".
Sin embargo, y como ustedes entenderán, parte de esa lógica me la otorgaba el entorno, y como desde la más tierna edad nunca desarrollé la verdadera concepción del "yo", ni aún menos el concepto de lo que son mis valores, principios, carácter o personalidad propia, era una suerte de personaje cambiante, que mutaba dependiendo de mi propia comodidad o servicio. Si requeria el cariño de alguien y observaba que ese alguien necesitaba un niño comportado, pues me comportaba, y así con mis tíos, amigos, conocidos y semejantes, generando finalmente una gran masa amorfa de comportamientos erráticos que finalmente me llevaron a colapsar mi ser a los 17 años, cuando empecé a darme cuenta que, tomando todos los puntos de vista, que finalmente no necesitaba del dinero.
Es más, cuando fui por primera vez al sicólogo, entenderán que yo no era un alumno del montón, sino un alumno brillante (claro, en un colegio que sí era del montón, mixto, con alta tasa de embarazo, se harán la idea...) pero así y todo me sentía excepcionalmente cautivado por la calidad de vida sin dinero, el cual el sicólogo (un verdadero hijo de puta si me lo preguntan, ya que solamente me usó como parte de su tesis... Y si estás leyendo estas palabras, y aunque uses tu retórica del "significa que significo mucho para tí, lo cual me halaga y no me afecta", si, eres un verdadero y completo hijo de puta) no hayó mejor idea que empezar a escudriñar dentro de mi ser para ver qué más se encontraba. Y claro, era su trabajo, pero a la larga se dio cuenta que el "pescado era demasiado grande" para él, y que todo lo que se podría lograr era solamente dejarme minimamente estable para que me pudiese graduar del colegio y luego... "bueno, dios sabrá", como diría mi difunta tía.
Lo entretenido de todo lo anterior es que desde niño, muy niño, mostré habilidades que tenían mucho que ver con la ingeniería y las habilidades manuales, junto con la maestría en el lenguaje, pero por el otro lado mis habilidades sociales eran... Como graficarlo?... Ah, sí, eran tan buenas como una vaca pilotando un formula uno y llegando en primer lugar... Elevado a tres. Daba tanto asco (y lo sigo dando, pero menos) que lo único que me permitía para poder desarrollar amistades era estudiar la calidad del lenguaje, rostro, gestos y otras minucias solo para entender que si era bienvenido o no en un grupo o población de estudiantes, cuando al final del último semestre del último año de clases técnicamente ya había pasado por todos los grupos existentes del curso para darme cuenta que encajaba en todos, pero a la vez no me sentía a gusto en ninguno... Y no, no por un tema de pedantería ni tampoco de una idea errónea de mi parte de lo "que entendía por amistad", sino que simplemente como no tenía concepto alguno de un rasgo distintivo y único de gusto, personalidad y todo lo mencionado más arriba, que prácticamente me aburría con todo, y siempre necesitaba más emociones...
Lo cual me lleva al período de la universidad, donde la verdadera acción comienza, y donde el siquiatra me dijo "espero que incluya sexo... eso siempre atrae".
Y... créanme cuando les digo, se viene una seguidilla de sexo tan deprimente que a cualquier dominatrix haría palpitar.
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Diario psiquiátrico de un loco suelto
RandomSi dejo de escribir, me enviarán de vuelta... Si dejo de escribir, no sabré mi propio final... Esto es por mi propia ayuda... O por lo menos es lo que dice el doc... El detalle... Es que todavía no se qué es real, y que es ficción... Lo sabrá él en...