Hoy es un día especial, es San Valentín y como todos mis compañeros de clase le entregaré chocolates a la persona que me gusta y me declararé. Sí, suena complicado; pero un amigo me dijo que no dejara pasar tanto tiempo ni que lo pensara mucho, que solo lo hiciera. Y en parte tiene razón, debo dejar de pensarlo, llevo así 4 largos años.
Después de clase me dirigí a mi cafetería favorita y me senté en la mesa con vista al edificio en donde trabaja Zaid, así puedo ver claramente cuando salga del trabajo. Esperé pacientemente.
Miré mi celular, son las 5:30 pm, ya debería estar cruzando la puerta...
¡Y ahí está! Con su traje y corbata... cruzó la calle, entró a la cafetería y me busco con la mirada.
-Siempre me esperas aquí, ¿no te aburres? – dijo mientras se acercaba y sonreía.
-Nunca –
Zaid se sienta al frente mío y apoya su mejilla en su mano. Enseguida abrí mi maletín y saque la bolsita de chocolates.
- ¿Y eso? – Puso toda su atención en lo que sostenía en mis manos.
- Eh... Es para la persona que me gusta – Mis manos empezaron a sudar y temblar.
- ¿¡Tienes novia!? – dijo casi gritando.
-Claro que no – Reí al ver su reacción – Aún no tengo pero pienso declarármele entregando estos chocolates- intente sonar lo más calmado posible.
- ¿Y? – Alzó una ceja. Eso significa que está interesado por saber. No pensé que atraparía su atención con algo como esto...- ¿Me dirás quién es? Puedes confiar en mí para decirme cualquier cosa... Ya sabes, somos hermanos –
-¡Hermanastros! – corregí casi al instante. No estar relacionados por sangre es la razón definitiva por la cual decidí declararme. Aunque no puedo evitar sentirme mal – Me tengo que ir – me levanté de mi asiento y me dirigí a la puerta del establecimiento.
-¡Oliver! Olvidaste los chocolates – Me detuve al escucharlo.
-Lo sé – Me miró inocentemente – Son para ti – Salí de la cafetería y caminé lo más rápido posible. ¿Qué acabo de hacer? Me arrepentí instantáneamente de lo que hice.
A lo lejos oigo la campana de la tienda sonar indicando que Zaid salió en mi búsqueda, aceleré el paso al escucharlo.
Corrí con toda mi potencia lo que pude sin saber a dónde ir hasta que vi un parque y me detuve. Me senté en una banca a llorar y arrepentirme de lo que acababa de hacer. ¿Y si me deja de hablar? ¿Cómo voy a lidiar con eso estando en la misma casa? Nunca debí siquiera pensar en confesarme, fue absurdo. Me lamente todo lo que quedaba de la tarde. Me percato de la hora en mi celular; son las 8:05 pm. No quiero ir a casa.
Caminé lo más lento que pude. Cuando llegué a casa me tome mi tiempo para buscar las llaves en mi maletín, sin embargo no las encontré.
Agh, lo que me faltaba... quería entrar sin hacer ruido y encerrarme en mi cuarto para siempre pero sin mis llaves necesito que alguien me abra.
De repente escucho pisadas rápidas desde el interior de la casa. Se abre la puerta de par en par dando vista a un Zaid agitado.
-¡Me tenías preocupado! – Me abrazo sin pensarlo pero no logre corresponderle – ¿A dónde fuiste? – Desvié la mirada ignorando su pregunta – Entra, hice la cena; tú mamá y mi papá no están –
Quería simplemente ir a mi cuarto y encerrarme a llorar toda la noche, no tengo ganas de comer nada, pero como conozco a Zaid, insistirá para que coma algo porque él es uno de esos hermanos sobreprotectores que están encima de ti todo el día; eso era algo que me encantaba.
-Está bien – me digne a responderle y entre en la casa evitando totalmente el contacto visual.
Todo transcurrió con extraña normalidad, me habló sobre su día en el trabajo y pregunto por el mío mientras cenábamos. Por un momento me alegró que nada hubiera cambiado entre nosotros pero después me sentí decepcionado.
Quiero una respuesta...
Al terminar de comer levante los platos. Hoy le toca lavar los platos a Zaid ya que es jueves así que solo deje los platos en la cocina. Me despedí pero no recibí respuesta, no le tome importancia. Subí con dirección a mi cuarto, cerré la puerta y me tire en mi cama; suspiré. Hoy ha sido un día muy largo... por mi culpa, sigo arrepintiéndome y todavía siento una presión en mi pecho.
Mientras estaba absorto en mis pensamientos, Zaid irrumpe en mi habitación sin decir ni una palabra.
-Zaid... - lo mire con sorpresa. Caminó hacia mi cama y se sentó lentamente, parecía estar tenso.
-¿Recuerdas que hace 5 años nuestros papás se casaron y nos conocimos? – empezó a hablar – Me hacía ilusión tener una familia a la cual cuidar y darle todo mi amor, un lugar al cual volver cuando siento que todo va mal o simplemente cuando quiero descansar – Toma mi mano repentinamente- Y sobre todo, siempre quise tener un hermano menor al cual cuidar y malcriar de vez en cuando- sonrió – Por eso estuve ignorando estos sentimientos... Pero la verdad es que no soy el hijo o el hermanastro perfecto como ustedes creen, soy una persona horrible porque les he mentido a todos- No puedo despegar mí vista de él, me siento encadenado por cada palabra que sale de sus labios - Siempre te pensé de manera lujuriosa... Y ahora conocer tus sentimientos solo despierta más mis deseos. También me gustas Oliver – suelta mi mano para agarrar una almohada cerca y tapa su rostro con esta. Un gesto realmente tierno.
La verdad no sé qué responderle. No creo que esto esté pasando de verdad ¿Será un sueño? Pellizque mi brazo derecho para cerciorarme de que no lo era. Y efectivamente no lo era.
¡Dios mío!... ¿Qué debo hacer?
Sin darme tiempo a reaccionar Zaid continúo.
-Y me disculpo de ante mano por lo que te haré toda la noche – Seguido de esas palabras se acerca a mí y me roba un beso.
Se siente tan bien que podría morir pero no me importa.
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Chocolate Prohibido.
Storie breviOliver ha mantenido sus sentimientos guardados en su corazón durante 4 años, pero esta vez se arma de valor y se confiesa. Por otra parte será gratamente sorprendido por su hermano.