Humanidad Perdida

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Para mí, la familia es lo más importante que hay en el mundo, el rostro de mi mujer al volver del trabajo y la cara de felicidad de mi hija cuando le traigo un regalo... Sí, yo creo con fuerza que la familia es muy importante. Mi nombre es Rodrigo Hernández, y está es la historia de cómo salvé a mi hija de un cáncer, o al menos eso es lo que me hubiera gustado escribir.

Todo comenzó el día 3 de noviembre del año 1976, mi hija se había desmayado en el colegio y por tanto, la habían llevado al nuevo hospital San José de Borja, lo habían abierto hace unos días, y curiosamente se hizo famoso hace nada, gracias a sus doctores, ya que eran los mejores de todo el país. Es cuando un médico me contactó preocupado a mi trabajo, el cual es de informático, un trabajo bastante honrado, a decir verdad. Excepto cuando intentamos colarles licencias de Antivirus a la gente, los cuales son muy caras y algunas de esas empresas crean virus propios para vender sus productos, de ahí lo de "Honrado" entre comillas. En fin, que me habían llamado de ese hospital al trabajo porque mi hija se había desmayado en el colegio. De ahí contacté a mi mujer, Isabela De La Fuente.

Esperamos en la sala de esperas del hospital, ya que le estaban haciendo un examen médico. 

-"Por favor, necesitamos que se mantengan a la espera, le estamos realizando a su hija un examen de vital importancia a su hija."

Mi esposa le preguntó preocupada al médico a que se refiere exactamente con vital importancia.

El médico, contesto que es muy posible que nuestra pequeña Carmen tuviera cáncer cerebral. Nos lo dijo tajantemente, todo el mundo se quedó observando al doctor por su radical respuesta. Isabela, se puso muy nerviosa y empezó a llorar haciendo honor a su apellido, y no me refiero al de Hernández. 

Hice lo que pude para consolarla, le dije que todo eran suposiciones, y que nada estaba claro aún, siendo yo el que posiblemente no podía mas al aguantarse las tristes lágrimas que mi corazón intentaba aguantar.

Esperamos como 4 horas más en la sala de espera, hasta que nos hicieron llamar, para darnos la peor noticia que jamás podría alguien igualar. 

- "Su hija de 9 años tiene cáncer cerebral. Siento ser yo el que le de esta mala noticia, señor y señora Hernández." 

- "Ese cáncer... ¿Se puede curar?" – Les pregunté con un cierto tartamudeo y con unas cuantas lágrimas en los ojos. – "Es muy difícil que salga de esta situación, aunque no puede perder la esperanza. Siendo el cáncer cerebral mas común, y el más difícil de curar. Pero no puede perder la fe en nuestra medicina. Haremos todo lo posible para que se cure."

Entonces, mi mujer saltó y contestó "Doctor, ¿cuánto tiempo le queda?" – "2 meses, a lo sumo, el cáncer está bastante desarrollado me temo." – "No pienso dejar sola a mi hija en un frío hospital" le contesté al médico, aunque mi mujer parecía estar bastante en contra, ella quería que se curase, pero yo sabía que no lo iba a hacer, e iba a morir sola en un frío hospital; Nos fuimos a casa con nuestra hija, la cuál estaba muy feliz ya que no sabía de lo que padecía. 

Aquella noche, dormí en el sofá.

Día 4 de noviembre del año 1976. Un hombre de acento alemán contactó conmigo, no me dijo ningún nombre, tan solo me dijo que se hacía llamar "El doctor", y trabajaba con un producto en experimentación capaz de hacer milagros, tales como curar cualquier enfermedad, física, o psicológica, asegurándome que el cáncer cerebral era una de ellas. Lo que sí me contó el nombre para tan ansiado prodigioso remedio del que tanto hacía gala el que se hacía llamar "El doctor". Se llamaba "Helix" y es que era un medicamento en experimentación capaz de reajustar el ADN de los seres vivos para crear genes capaces de contrarrestar cualquier enfermedad.

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⏰ Last updated: Nov 10, 2019 ⏰

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El Código HelixWhere stories live. Discover now