Capítulo 2

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-¡Ehh!-me despierta mi padre-¡Levántate recon..., llegarás tarde!.

-¿¡Qué dices!? Son las 6:30 a.m y yo entro...-me corta.

-Pero ya sabes: a quien madruga, si Dios existe, lo ayuda- don alejo no es muy creyente que digamos.

-Lo sé, lo sé...-digo dando un último bostezo antes de salir de la cama.

Después de tomar mil tazas de café y un buen desayuno salgo directo a la escuela, el camino era bonito a pelos y al llegar a una especie de mansión con muchos pisos y puertas todavía cerradas con un listón rojo fuera, siento que alguien está detrás de mi.

-¡Oi!- creo que es portugués...o no...

-¿Che? Yo también se hablar español-río sin llegar a las carcajadas.

-Oh mierda-suelta una risita algo avergozado-disculpa weon, pensé que era el único latino por aquí- me extiende tu mano y prosigue- mi nombre es Andrés y no, no soy el que te viene cada mes-continúa riendo y yo continuo sin entender mucho. Creo que sí es latino. Tomo aire pues todavía estoy riendo.

-Hola, soy Fabricio-le respondo el saludo y nos damos un buen apretón de manos-gané el concurso internacional... ¿y tú? Yo vengo de Italia.

-¿¡Italia!? Pensé que eras argentino o uruguayo-dice con sarcasmo-bueno yo soy de Perú, de Lima, para ser más exacto; no sé cómo gané, sólo hice el test y pues...aquí estamos- me lanza una sonrisa cómplice.

-Larga historia de por qué hablo así, ¿sabes algo sobre esto?-señalo con la cabeza al instituto.-Jaaaaaaah, la verdad que no entiendo muy bien el proceso, pero iba a ver la lista de ingresantes extranjeros en la escuela, ¿vamos?-sonríe y noto su amplia dentadura. Es agradable.

-No tengo nada mejor que hacer, iba a ver lo que había jaja- contesto animado.

Al llegar hacia la dichosa lista, vemos que hay muchos nombres en ella, pero nos fijamos en especial en los estudiantes extranjeros que es nuestro objetivo principal. Estudiantes interesantes, diría yo.

Por ejemplo, en música destaca James Shelley...¿Te suena el apellido? Así es amigo, hijo del mismísimo Nathan Shelley, dueño de la cadena hotelera Royal Queen en Río de Janeiro y de todo Brasil. En fin, el arma en la que mejor se desenvuelve el heredero de los Shelley es el violín; pero en realidad tiene talento para tocar cualquier instrumento, y obviamente en el canto igual de bien.

Nathan Shelley tiene dos hijos: James y Alanís Shelley.

Alanís, según Andrés que dice conocerla, es una chica maja: cabello rubio cenizo, muy rubio; ojos cafés grandes y redondos; labios finos como trazos cuidadosos de pintores expertos; tes un poco bronceada por la estadía en el país de los cariocos, y con un "cuerpo de sirena" como una canción que Andrés solía bailar en reuniones familiares peruanas de género cumbia. Ella es considerada una mujer guapa e igual de talentosa que su hermano, sólo que Alanís sobresale en mi misma especialidad: redacción.

Supongo que podré comprobar lo que se dice de ella y su don de la escritura en clases; conviviremos mucho y nos veremos seguido, dudo que llegue a cree que está ahí por ser hija del dueño.

Andrés me contó que él es de los mejores artistas urbanos de Perú en cuanto pintura se habla, por ello fue uno de los escogidos para el internado, dejando entrver que promete mucho su estadía allí como pasante de 17 años.

Teatro tiene como elemento nuevo y de estreno a Abigail Díaz, una española de 16 años viniendo a ser de las más jóvenes en el Internado Goethe; actuó en muchos musicales, obras teatrales dramáticas y sobre todo en distintos comerciales de su país. Se dice que es "un diamante al borde de la extinción", porque ha tenido muchos problemas en su corta carrera.

Feel: Lo que sientoWhere stories live. Discover now