[Finalizado] A través del Tiempo [Temporada 2]

[17] Un respiro

Era un poco incómodo, pero supo que era lo mejor, más que nada a las razones lógicas que se planteó una noche antes de que decidieran salir del castillo. Ella lo meditó bien cuando tuvo visita de algunos caballeros, todos habían querido saber cómo se hallaba o cómo iba con sus lesiones a tal punto que pensó en que ir a la isla era una mala idea, y Aspros tuvo que aceptarlo.

Alhena no supo que de verdad lo hacía por ser lógico la situación o simplemente para complacerla, pero agradeció mucho que tomara en cuenta su sugerencia y que Minos lo entendiera, claro que la salud de Agasha pasó a mantenerse estable por la presencia de Aspros y del espectro, ellos debían de pensar qué momento era lo apropiado para escapar sin ser vistos.

En esa tarde, después de que ella pasara en su habitación tomando una ducha y luego comer con Krista, no tuvo mejor distracción que aceptar estar con los caballeros que, a pesar de la orden de Sage, decidieron que no había razón para ignorar a la chica del tiempo así que en ese momento, en la calmada pradera, la chica se hallaba sentada mientras se dejaba tocar por uno de los santos en un sentido de amistad aunque esa manera las caricias del varón ya no eran tan amigables, claro que la chica no se daba cuenta de ello.

-Aún sigo sin entender cómo es que pudiste sobrevivir-dijo Manigoldo sentado al lado de Alhena y su vez tocando las manos de la chica-. Juro por Athena que ese día te vimos terrible, pensamos que ya no vivirías.

-Gracias a la intervención de la señorita Catalina y el señor Hades es que pudo sobrevivir-acotó Degel de Acuario azotando el libro sobre la cabeza de Kardia-. El hecho de que no tenga sensación en las piernas no significa que tengas el descaro de manosearla.

-¡Solo le estoy dando masajes! -crispó Escorpio, aunque no dejó de pasar las manos sobre las delgadas piernas de la chica.

-Eso fue con malicia, no creo que sea oportuno que la señorita este expuesta a esto-Aldebarán estuvo detrás de la menor, la cual se sintió cohibida por sus amigos-. Saben que estamos aquí para ayudarla en su recuperación, fue un pedido de la señorita Catalina así que mejor que nadie deben saber que estamos para ayudarla.

-De verdad chicos, no es problema para mí y tampoco quiero causarles inconvenientes-titubeó Alhena al ver que Kardia subía más las manos, pero Kero se subió a las piernas de su ama-; por cierto ¿cómo siguen? ¿y el señor Sage?

-Hasta no romper ese hechizo, ellos seguirán dormidos-dijo Asmita manteniéndose un poco apartado, tal vez disfrutando un poco del sol de la tarde-; entre tanto, el Patriarca debe seguir en reposo, se siente cansado, imagino que son los efectos de estar en este castillo.

-¿Y el señor Sísifo? -preguntó nuevamente, aunque con un tono triste.

-Yo sé que está bien, pero si tuviéramos a la diosa Athena seguramente lo traería de vuelta-contestó Regulus manteniéndose a lado de la chica-. Pero él estaría más preocupado por ti, mira cómo te han dejado, por eso estamos a tu servicio para poder ayudarte a caminar.

-Amigos...-suspiró bastante apenada.

El verlos allí, a la gran mayoría, a su lado, le dio las fuerzas necesarias para no sentirse tan agobiada por la situación en la que se hallaba. El perder la movilidad de sus piernas fue un trauma para ella porque estaba acostumbrada a valerse por sí misma para hacer sus propias cosas; empero, no se arrepentía en nada de lo que hizo puesto que fue lo mejor a su parecer, también el tener que serles de utilidad en algo fue lo que le hizo aceptar su condición física además el verlos discutir por todo o incluirla en sus charlas no fue más que una acción que le calmó su atolondrado espíritu.

-Según la información que tengo, es que nadando puede hacer mayor desarrollo físico y eso llevaría a que tenga mayor respuesta de sus piernas-dijo Degel acomodándose las gafas a la vez que le enseñaba el libro a Alhena, la cual sonrió porque no era necesario saber algo que en su mundo ya era muy conocido-. Hemos pensado que el lago sería una buena práctica para usted siendo que el juez Aiacos nos dio el permiso.