10 de noviembre - 1 de la tarde

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Creo... Que no fue bueno combinar tres medicamentos con una cerveza (y si, me escapé de nuevo), siempre se me olvida las recomendaciones de todos los doctores, neurólogos, siquiatras y sicólogos, inclusive tenemos la broma entre los internos del "8 de cada 10 siquiatras recomiendan...", chiste interno por si no lo captaron, pero no importa. Lo que si importa es que mi "yo borrado"...

(aquí imagínense música clásica de fondo con un caballero de renombre y un título rimbombante)

"osease, una interrupción química en el hipocampo cerebral , específicamente en los receptores de glutamato que provoca indirectamente la "amnesia" impidiendo recordar hechos a mediano y largo plazo..."

Tiene un piloto automático excepcional, inclusive me pide el taxi, le paga al chofer y me tapa sin siquiera acordarme, inclusive hasta puede conversar largamente con personas... Pero no en un nivel muy intelectual que digamos.

Lo anterior me costó años desarrollarlo, porque cuando recién empecé a tomar era un fiasco de ser humano... Pero no nos adelantemos, comencemos del principio.

Les había mencionado que les iba a contar mi paso por la universidad, el cual había comenzado bastante bien, siendo los primeros días un alumno estrella el cual estaba granjeándose lentamente los atributos para poder quedar en la élite intelectual de mi país, hasta que un buen día, un desconocido en capucha negra me ofrece un elixir tan bien hecho que hasta el día de hoy en los lugares más afamados no he podido encontrarlo nunca más, ni siquiera algo parecido. El tema es que bebo aquello, y recuerdo que me transformé como aquel afamado genio que se volvió ebrio y ahora su primer hogar (que no el segundo) es una cantina, y cuyo nombre no logro recordar pero es igual al del dinosaurio morado de antaño (si, no soy idiota, no quiero una demanda por copyright).

 Claro, traté de evadir aquello lo que más pude, pero en síntesis no pude con el poder de aquello, y eso tiene su explicación, remontándonos un poco más para atrás: cuando estaba en el colegio, entenderán que siempre tuve una predisposición a la perfección, a ser "el mejor de los mejores" pero no por obtener un cargo o algo así, solo por el hecho de superarme a mi mismo día a día, y naturalmente eso conlleva a un estres enorme, agregandole que mi madrastra por ese entonces ya mayor solo quería tener lo mejor en su "estirpe", por lo que los golpes llegaban a la orden del día si no tenía excelentes calificaciones, generando finalmente un ser humano dolido consigo mismo, viendo que sus dioses (sus padres) eran los golpeadores (y que todo debía ser arreglado a golpes) y aún más, que nada era suficiente, y esto finalmente conllevó a una dicotomía tal que mi cerebro estaba en la búsqueda de una liberación, sin siquiera saberlo.

Con ello, descubrí un nuevo mundo de perversión sin fin, el que me permitía dejar de pensar por largos períodos de tiempo, de disfrutar todo lo que quisiese, y finalmente poder decir "estoy vivo", pero a un gran costo...

Por ese entonces tenía una novia, la cual conocí en mis períodos de universidad cuando íbamos a otras universidades a mostrar nuestras cualidades de ebrios sin sentido. Ella estaba cursando algo diametralmente distinto a lo que yo estaba cursando: ella vestuario, yo ingeniería industrial, pero así y todo fue un primer flechazo, el cual se convirtió en un primer, segundo y tercer garrotazo por tortuosos 3 años.

Eramos los polos opuestos tanto como los polos norte y sur, los cuales en un principio se atraen magnéticamente, pero a la larga esa unión tóxica termina corrompiendo todo lo que toca, aún más cuando nuestras edades diferían en demasía (yo 21 y ella 31 años), y aún más cuando ella venía de una familia igualmente tóxica (una madre policía retirada por psicótica y un padre amanerado que recibía golpes de ella pero, por sociedad, no acusaba aquello) que granjeó en ella una voluntad de acero para poder velar por sus derechos de mujer, que en el fondo era: lo que yo diga, sino guerra.

Entenderán ustedes que eso me atrajo desde siempre, alguien el cual me pudiese golpear sicológicamente como lo hacía mi madrastra (aunque físicamente ni hablar, siempre fui una persona grande, en todo aspecto), e hizo excelenmente bien su trabajo, tanto porque se lo permitía tanto como que ella imponía su mandato, sino "lo que yo hacía estaba mal".

En paralelo, trataba de explotar mi... olfato de conquistador, y como mi mente siempre trabajo en torno a la eficiencia en vez del disfrute, frente a las mujeres quedaba como un "nerd inadaptado, antisocial y raro, incapaz de relajarme" lo cual finalmente me permitió dos cosas: ver como mis amigos se quedaban con las mejores mujeres, y dos tener largas conversaciones con otras mujeres que no me interesaban (ni yo a ellas, naturalmente) pero que me permitían lentamente entender el código femenino.

Las mujeres de ese entonces cada vez me daban más y más herramientas, hasta que un buen día, probé algo totalmente distinto: ocupar la "técnica de la demanda falsa", la cual es una técnica muy divertida. Se trata de que te propongas artificialmente tener "poca oferta", de tal manera que exista una "alta demanda", vale decir: que en vez de estar muy disponible para esa persona, simplemente te ahorras el tiempo y dejas que ella piense "extraño, le atraigo pero no esta disponible para mi, tendrá algo especial? no seré lo suficientemente buena para él? qué se cree él?" activando ese estúpido ego del ser humano que al final te permite, a la postre, acostarte con esa mujer, obteniendo tu resultado y ella aumentando su ego pensando "por fin, gané, ahora lo abandonaré porque el debe buscarme".

Es así como a veces funciona la sociedad entre hombres y mujeres, y cuando entiendes ese juego las cosas son más sencillas. Otra cosa es que esté de acuerdo, porque no encuentro nada más estúpido que ese tipo de juegos, cuando debiese imperar la sana comunicación y el conocerse como elementos importantes para la existencia de química, pero recuerden que somos animales, y los animales priorizan en su existir lo que está escaso para poder atacarlo como primera necesidad, y con las emociones es exactamente distinto.

Ahora bien, creerán que así me resultó con esta mujer, la cual no recuerdo su nombre pero solamente la vi una sola vez... Y naturalmente como yo era un inadaptado social solamente logre conversar muy pegado a ella, pero nada más, lo cual fue suficiente para montar en cólera a mi, ya, ex pareja y dejándome solo... Lo cual finalmente me dejó sin nada, pero con la sensación de que había aprendido algo importante: de que la rareza del ser humano es infinita, y aún más su estupidez, lo cual de alguna manera debía ocupar en el futuro a mi favor, lo cual logré en el tiempo... Pero también a otro alto costo.

Diario psiquiátrico de un loco sueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora