Estoy poniéndome al día con estos escritos, porque tres días tratando de recuperarme de la resaca, y aún más con un siquiatra pisándome los talones preguntándose de por qué no había salido de mi celda y por qué todavía no entregaba mis escritos me impide lograr un sueño reparador con los ángeles cantando a mi alrededor (y con ángeles cantando me refiero a los hijos de puta del fondo del corredor que gritan desaforados sus maldiciones contra cualquier cosa que tenga la categoría de existente o inexistente), lo cual me lleva a la siguiente parte de la historia.
Los alaridos mentales empezaron aproximadamente a las 22 años, después de ese primer término. Sumando un término de relación, pruebas extenuantes, ya una relación con la vida tortuosa y además de un primer trabajo. Claro está que con todo aquello, y de súbito, me encontré con dinero y amigos con quienes gastar ese dinero, lo que conllevó a despilfarrar todo en, como diría la canción: "sexo, drogas y rock and roll".
Ese período me duró hasta los 23 años, como un adelanto a la historia, hasta que volvimos finalmente con mi ex pareja, la cual también había tenido un período de locura momentánea, la cual nos llevó a la mutua conclusión que después de haber probado muchos penes por parte de ella y muchas vaginas por mi parte, extrañabamos nuestras partes conocidas mutuamente. Perdón la sinceridad, pero me apesta la parte romántica cuando es la realidad que todo reencuentro parte por unas copas de más y añoranzas de buen sexo con alguien que te conoce de memoria, y no tener que explicar todo una y otra vez, o me equivoco?
Pero volviendo, me di cuenta que con el poder del dinero y de los amigos que "te decían sí a todo", en especial cuando muchos de esos amigos solo estaban allí contigo porque tenías el dinero para solventar ese sí grupal, era un caso obvio de locura momentánea, lo cual solo acrecentó mis nervios de locura y mi subsecuente primera ida al centro psiquiátrico.
Había llegado allí y me atendió por primera vez el siquiatra que actualmente me está atendiendo, el cual con mirada queda y ojos vidriosos (el cual, naturalmente, no era por llanto sino por unas pasadas de copas) me preguntó lo que nadie me había preguntado antes:
- "Cómo estas?"
Creo que en años, por no decir nunca, nadie me había preguntado tan sinceramente como me encontraba, lo cual me hace romper en llanto porque tanta amabilidad no la había percibido en ningún ser humano, aún menos sin pagar porque allí llegue gratuitamente, por lo menos la atención era gratuita la primera vez.
Al mirar hacia atrás mientras trataba de contestar a esa pregunta, me recordé de aquel año el cual estaba a 250 kilómetros por hora y solo quería que todo se detuviese un momento, viendo pasar pechos, marihuana, alcohol, culos exhuberantes, dinero que iba y venía... Y no lo niego, lo pasé estupendamente bien, ya que era joven y tenía todo para ser feliz, lo cual terminó abruptamente con el primer despido y con el ahogamiento paulatino en deudas que a mis 23 años era poco probable que pudiese sobre llevar.
- "mal, la verdad es que muy mal, llegué aquí en vez de a la horca porque pensé que usted me podría ayudar", fue lo que contesté.
Y desde ese entonces, y de manera intermitente, visité a aquel buen doctor por algún tiempo.
Doy a recordar que en ese período de tiempo volví con mi ex pareja, pero hay algo que no alcancé a comentar: no se qué había pasado con ella, pero en su tiempo de locura había cambiado completamente, y para bien, y tanto física (había ido al gimnasio, y había bajado todo lo que le sobraba excepto el culo y los pechos, estaba exquisita) como sicológicamente (era más abierta de mente, me permitía salir y disfrutar la vida sin recriminármelo luego, estaba más amable, y un largo etcétera) y además estaba dispuesta a estar conmigo y solo conmigo, como lo eramos en su momento.
le pregunté aquello a mi siquiatra, como si fuese mi primer mejor amigo, y su respuesta fue directa: "no, no vuelvas con ella".
Por supuesto, todavía era muy joven para entender aquello, y entenderán que un hombre con necesidades sexuales y con poco dinero, atractivo y cordura no se podía dar el lujo de decirle que no a una mujer dispuesta a estar contigo, lo cual hice lo que cualquier imbécil haría: me metí de nuevo con la mujer más tóxica de Saint Green, y nuevamente iba a lamentarlo enormemente, pero no por ella, sino por mí.
Eso, porque afloraron otros aspectos de mi personalidad que pensé que no existian, las cuales eran la inseguridad del abandono (en mis períodos anteriores encontraba hasta bien que me abandonaran, mi autoestima por los suelos lo avalaba), pero con el poder del dinero y la capacidad de lograr todo, y aún más con un nuevo empleo, eso hizo aparecer nuevamente aquel niño energúmeno el cual arreglaba todo por la razón o la fuerza, y en mi caso por la fuerza sicológica.
Como en toda relación, todo partió bien: el sexo era espectacular, de verdad nos sacaban una fotografía y eramos perfectos para la portada de cualquier revista del corazón, y extrañamente nadie opinaba mucho (claro, después entendí que nadie opinaba porque mi reacción ante cualquier opinión era horrible), y aún más: teníamos planes futuros para irnos a vivir juntos, como una verdadera pareja, lo cual me llevó a hacer mi primer gran imbecilidad: comprar departamento a nombre de ella, la cual, adelanto, por suerte perdimos por mi propia insolvencia económica...
Por qué imbecilidad: porque con el tiempo que fue transcurriendo, empezaron a aflorar los celos, pero los celos destructivos junto con una coquetería a flor de piel que ella había desarrollado con los años, el cual si lo mirabamos desde afuera no hacía ningún daño, pero mirando aquello con los ojos de una persona que tenía poca autoestima, se observaba como una tras otra ofensa a mi persona, siempre esperando el golpe final de un beso con otra persona, o que me engañase cuando yo fuese al baño en un bar, lo cual me volvía loco.
Y eso... me llevó aún más allá en el precipicio de la locura.
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Diario psiquiátrico de un loco suelto
RandomSi dejo de escribir, me enviarán de vuelta... Si dejo de escribir, no sabré mi propio final... Esto es por mi propia ayuda... O por lo menos es lo que dice el doc... El detalle... Es que todavía no se qué es real, y que es ficción... Lo sabrá él en...