–Sólo es otro disco, será fácil– aseguró la lince.
Su hermana la miró. Y luego al disco. Sí, sólo era otro disco. Pero de cinco metros de diámetro.
Habían estado explorando toda la mañana y subido a 26, encontrando el lugar poco después de una comida frugal. A primera vista, a Goldmi le parecía un enemigo temible, sobre todo si se movía tan rápido como los pequeños, pero la lince parecía estar muy confiada. De hecho, lo peor era que no sólo lo parecía, sino que lo estaba.
Dado que no era una maga, ni siquiera una maga de batalla, la adquisición de Portal de Salida no había llegado hasta ahora. Aunque inútil de momento, le permitía marcar lugares para llegar a ellos en el futuro, aunque ahora no tenía ninguno de ellos cerca. Al fin y al cabo, una mazmorra no era un buen lugar para un portal.
Como habilidad, había recuperado Apuñalamiento. Es un ataque de daga con el propósito de atravesar los puntos más débiles, pudiendo incluso matar al instante. No es fácil de asestar, incluso más difícil que Estocada, pues es necesario ejecutarlo desde más cerca. Sin embargo, a pesar de su dificultad, y combinado con Enredar, había sido un combo definitivo contra algunos enemigos, así que lo tenía en 8, a pesar de su alto consumo de energía.
Dado que no parecía que el disco en sí pudiera entrar en el túnel, ni bloquearlo, decidieron probar desde allí, disparando desde la distancia. Parecía una apuesta segura, y las primeras Flechas de Luz acertaron en su objetivo, atravesándolo y dañándolo, aunque muy lejos de acabar con éste.
Tal y como habían supuesto, el enorme platillo no las siguió a un túnel por el que no cabía, pero si hizo algo que no estaba en sus planes. Algo tan sencillo como efectivo: esconderse.
La gruta no tenía una forma homogénea, sino que se estrechaba y ensanchaba en diferentes zonas, contando así con varios lugares fuera del alcance de su visión, desde la entrada del túnel. Era un estrategia un tanto impropia de una ser perteneciente a una mazmorra de bajo nivel, aunque es cierto que era un jefe, y que tampoco era una acción demasiado sofisticada.
–Voy a echar un vistazo– anunció la felina, ante el suspiro y preocupación de su hermana.
No se acercó al enorme platillo, sino que avanzó hacia el otro lado de la caverna, con la intención de poder localizarlo. Si lo hacía, podrían usar Vínculo Visual para que la elfa también lo viera, dejándolo entonces al alcance de Disparo Curvo.
La otra opción era la de acercarse a la salida, al paso a la última planta, probablemente haciéndolo salir. Pero también era más arriesgado, al estar más cerca de su posición actual. Sólo si el plan no funcionaba, lo llevaría a cabo.
Avanzó por la caverna, atenta a cualquier movimiento. Era fácil localizarlo, pues brillaba con intensidad, pero no fue hasta que casi llegó a la pared frente a la entrada del túnel, que consiguió ver parte de su perfil.
–Ahí está– anunció.
Goldmi se disponía a disparar, pero, de repente, el jefe de planta se movió en dirección a la lince, acelerando mientras se acercaba. Aunque para ella no fue difícil esquivarlo, pues mantenía la trayectoria, en línea recta.
Previendo dónde iba a llegar, la arquera disparó flechas de tres en tres, acertando todas ellas y bajando un poco más la vitalidad de su oponente. Lo que ninguna de ellas esperaba era que no frenara e impactara contra la pared. Y, aún menos, que rebotara, cual bola de billar.
Pero, lo más preocupante, fue que no rebotó en el ángulo que podía preverse, sino en uno totalmente distinto, dirigiéndose directamente hacia la felina y sin apenas frenarse.
Demasiado cerca de la pared y sin tiempo para reaccionar, ésta sufrió el impacto directo del platillo, que no sólo la quemó, sino que la mandó volando. Puede que fuera un ser etéreo, pero, en lugar de atravesarla completamente, el maná contenido en él la empujó hacia atrás, además de quemarla.
–¡Hermana!– gritó horrorizada la elfa al ver al enorme animal volando y herido.
Las quemaduras eran profundas, pues en parte el ser había penetrado en su interior. Pero, a pesar del dolor, se sobrepuso, girando sobre sí misma y aterrizando a cuatro patas, aunque no fue capaz de mantenerse de pie. La fuerza del impacto la hizo rodar sobre sí misma varias veces antes de detenerse, impidiéndole el daño sufrido recuperar antes el equilibrio.
Inmediatamente, la elfa uso Vínculo de Vida, compartiendo el dolor con su hermana, y ayudándola a recuperarse. Aunque preparada, le costó no gritar mientras se curaba, y rezaba porque fuera suficiente. No podía llevarse más de una cuarta parte del daño al nivel que lo tenía, ni volver a usarlo hasta dentro de unos minutos.
Apretando los dientes y soportando el dolor, la lince se puso de pie, lo justo para Saltar y evitar que el jefe colisionara de nuevo con ella. Le dolió al saltar y al aterrizar, pero no por ello desvió la atención de lo que era importante.
De nuevo el platillo rebotó contra la pared, y de nuevo se dirigió hacia su presa a una velocidad vertiginosa. Apenas tenía tiempo de reaccionar, pero esta vez lo estaba esperando. De hecho, había empezado a saltar en cuanto éste había chocado contra la pared. Y, en cuanto aterrizó, empezó a correr, soportando el profundo dolor que le producía mover los músculos abrasados.
Saltó de nuevo para esquivarlo dos veces más, antes de lograr llegar a la entrada del túnel, donde la esperaba su preocupada hermana. Ésta había estado disparando al platillo, probando incluso Vacío para intentar ralentizarlo y ayudar a su hermana, pero había sido completamente inútil. Le había ocasionado daño, pero todavía estaba muy lejos de ser suficiente.
Inmediatamente, Goldmi aplicó Curación Básica a su hermana sin parar. Estaba asustada, aterrorizada ante la idea de perderla, por mucho que el daño no hubiera sido mortal. Aunque grave, estaba lejos de ser irrecuperable. Eso sí, un par de impactos más y podría haber sido letal.
–Ya basta, estoy bien– la detuvo la lince, conmovida por la honesta preocupación de su hermana.
–¿Seguro? ¿No te duele?
–Un poco, pero ya sabes que el dolor dura un rato, aunque esté completamente curado.
La elfa dejó de aplicarle el hechizo, no del todo convencida, mientras la lince estiraba sus músculos. Necesitaba sentirlos de nuevo, sentir que volvían a estar completamente operativos.
Su hermana no dejaba de mirarla, preocupada, ante lo que la lince se giró hacia ella.
–Quizás, para curarme del todo, estaría bien comer algo mientras recuperas el maná.
–Ya veo que te has recuperado– gruñó la elfa, sin poder ocultar una sonrisa de alivio.
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Regreso a Jorgaldur Tomo II: la arquera druida
FantasiaCuando muere de una grave enfermedad, aún recuerda a sus amigos de un MMORPG que jugó años atrás, y a un NPC que ha permanecido en su corazón desde entonces. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra en la solitaria plaza que había sido el i...