Capítulo 15: Mala jugada...(Sin comentarios...)
Su boca se mueve insistentemente contra la mía, que no le corresponde. No puedo hacerlo cuando en realidad no son sus besos los que yo quiero...
Le aparto de un empujón y me giro con rapidez. Tengo un mal presentimiento.
Presentimiento que se confirma cuando veo sus preciosos ojos llenarse de una ira hasta este instante desconocida por mí. ¿Qué he hecho?
Miro, impotente, como Saúl se gira y sale de la sala sin decir nada.
No sabía que estaba aquí...
Ahora todo encaja... Él iba a venir...
Por eso ayer me dijo “hasta mañana”... Por eso sonrió de esa forma cuando fuimos al centro comercial y le dije que tenía una fiesta este sábado...
La he cagado...
¡No, no ha sido culpa mía!
Me vuelvo hacia Rubén con lágrimas en los ojos.
- ¡Te odio!-grito.
Ya no me queda nada más que hacer que intentar explicárselo a Saúl y odiar a Rubén por toda la eternidad.
El muy... me mira con una sonrisa desquiciante, ¿Dónde está mi amigo, quién es él?
- Tú eras mi lindo trofeo, el más codiciado; y has caído, como las demás.
Mi mano va sola hasta su rostro y lo abofetea con fuerza.
- ¿En qué te has convertido, Rubén? ¿Quién eres?
El sabor salado de mis lágrimas se une al amargor de mis labios.
- ¿Sabes? Estar al borde de la muerte me hizo comprender que debía vivir la vida al máximo, y eso es lo que estoy haciendo. Simplemente soy un vividor, encanto.
- ¡¡Lo que eres es un estúpido!!-grito, sin poder contenerme.- Tú no eres mi amigo, no eres el Rubén que yo conocí.
Su gesto se vuelve frío, y yo deseo borrárselo con un puñetazo.
- Tienes razón, no lo soy.
- ¡¡Vete a la mierda!!
Dicho esto, entro de nuevo en la sala de baile y me dirijo hacia la puerta. La gente me mira, ya que debo tener un aspecto lamentable, pero no me importa, solo quiero irme.
Justo antes de conseguir mi propósito, unos fuertes brazos me sujetan de la cintura.
No me siento amenazada, sino protegida, porque sé de quien son...
- ¿Adónde vas?-me pregunta Roberto.
Ya apenas puedo articular palabra por las lágrimas, pero hago un esfuerzo y, con un susurro, digo:
- Me voy a casa.
No puedo aguantarlo más. Mis ojos se nublan de nuevo, no puedo dejar de llorar, provocando un desbordamiento de rimel por mis mejillas.
Mi hermano me arropa entre sus brazos con un abrazo conciliador.
Le quiero tanto...
Aunque nunca lo reconoceré en voz alta.
- ¿Qué te pasa?-pregunta, sin dejar de abrazarme.- ¿Es por Saúl? Le he visto salir antes bastante cabreado.
Sollozo de nuevo. Parezco un grifo roto que no deja de gotear.
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La historia de mi penosa vida adolescente: Loretta.©
HumorLoretta es una adolescente de diecisiete años que vive con sus dos hermanos y su ocupado padre. Es una atípica niña rica y su vida transcurre sin problemas... hasta que un accidente de su mejor amigo, Rubén, y la casual aparición de un misterioso ve...