Capítulo XXXI

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A penas era medio día y ya estaba agotada de tanto que había por hacer, había enviado una lechuza a la Mansión Malfoy para avisarle a Draco que Calista había salido del coma mágico pero no había obtenido ninguna respuesta.

Había ido a ver a Calista un par de veces más solo para verificar su estado, al parecer estaba bastante estable y había dormido un poco aunque no podía hablar de corrido por el momento.

- Lo siento Herms, hay alguien afuera que viene a ver a La señorita Calista Malfoy. Informó Lidia entrando a la oficina de Hermione.

- Gracias Li, ahora voy. La castaña se levantó ¿Sería Draco? Embozo una amplia sonrisa.

Salió de su oficina y caminó para la sala de espera pero no se encontró con Draco si no con Narcissa Malfoy.

- Señora Malfoy buenas tardes, pensé que nadie había recibido la carta. Habló Hermione nerviosa.

Narcissa la examinó un momento evidentemente con la intención de hablar pero se contuvo.

- Si, ¿Cómo está Calista? Preguntó sin dar más conversación.

- Ella está estable, si quiere venga conmigo para que usted pueda verla. Augurio Hermione.

Narcissa asintio y siguió a la Medimaga hasta la habitación de Calista.

En cuanto entraron Calista fijó su vista en su tía y trató de levantarse, pero Hermione lo impidió.

- Aún no estás en condiciones de levantarte Calista, debes descansar. Pidió la castaña.

- Tía... susurró Calista con la voz cortada.

- Es un alivio que hayas despertado querida...estaba preocupada por ti. Dijo la mujer mirando a su sobrina y tomando una de sus manos.

- No puede hablar por el momento, pero todas sus facultades regresarán poco a poco a como eran antes. Informó Hermione.

Narcissa asintio, luego de un momento más las dos mujeres salieron de la habitación.

- Le estaré informando sobre su avance. Dijo Hermione.

- Gracias... La mujer se dio la vuelta para irse pero algo la hizo volver de nuevo.

- No es el momento ni el lugar para hacer ésto pero  Hermione alejese de mi hijo... El está casado no lo confunda más. Rogó la mujer desesperada.

Hermione negó enérgicamente con la cabeza.

- Yo...no

- Ya causo mucho daño, le agradezco lo que hace por mi sobrina...¡pero por su culpa Draco está en el juzgado!

- ¿Que dice? Hermione se llevó las manos a la boca.

- Lo que escuchó...se lo llevaron esta mañana, su hermano puso una denuncia de secuestro... ¡Y usted aquí como si nada!

- ¿Pero porque no me dijeron nada?

- ¿Para que? Pasa que siga involucrándose más con mi hijo? Refutó la mujer. - Además ya mi marido irá a evitar que lo lleven a Azkaban.

- No...yo.

- ¡No diga nada y alejese!

Narcissa dió medía vuelta y se fue dejando a Hermione angustiada.

  
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Draco estaba sentado en una de las sillas en la oficina de seguridad mágica, lo habían llevado ahí con una orden de captura que había puesto Harry.

ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora