Siempre dije que mi mama era una persona muy inteligente, amable, generosa, un modelo a seguir pero lastimosamente no estábamos en un país que convendría ser "inteligente" o "amable". En pleno año de 1976 en la capital argentina, para sobrevivir no tenias que tener voz ni voto, y mucho menos querer tenerlo. Mi mama no era así.
Mi mami salió hoy a estudiar a su universidad junto con mi papá, yo me quedaba al cuidado de mi abuela. Extrañaba a mis papás cuando se iban, pero amaba quedarme con la abuela, ella era muy buenita conmigo, siempre se sentaba en su mecedora y yo en la alfombra de la sala donde esparcía mis juguetes y me divertía hasta que la nana se levantara y fuera a la cocina ¡Ese era mi momento favorito del día! Porque significaba que mama y papa ya iban a volver, yo iba y me sentaba en la silla de madera enfrente de la mesa de la cocina y veía a la nana empezar a hacer la cena, corría un rato por la casa con mi avioncito de juguete y un autito verde, hasta que me cansaba y volvía a la silla de madera, para mi era un trono, me sentía el rey de la casa, y lo era obviamente, mi mamá siempre lo decía y papá no la contradecía.
-Mami..- siempre decía cuando cruzaba la puerta y ella contestaba eternamente:"¿mijito, me esperaste mucho?" y ahí empezaba a narrar el día de hoy
Mama y papa me llevaran al colegio, yo ya estaba en primer grado pues ya tenía 6 años ¡era todo un hombre! Siempre le decía a mamá que podía ir yo solito al colegio porque veía a mami muy cansada, se quedaba hasta tarde con libros muy gordos y feos estudiando, leyendo una y otra vez, no entiendo para que si ella era la mujer mas inteligente del planeta pero bueno así nomas son los adultos, aunque estuviera tan cansada me llevaba temprano al colegio ¡era la mejor del mundo entero! Junto con papa me dejaban allí y yo les decía sin falta "papi, yo voy a estudiar para cuidar a mama" y me iba corriendo con mi autito de juguete y mi avioncito, uno en cada mano, hasta donde estaba mi maestra y le daba un abrazo muy fuerte, papa siempre decía que tenia que ser un hombre caballeroso para que la abuela y mama estén orgullosas, luego me paso mucho tiempo en ese edificio hasta que sonaba la campana y salia corriendo a buscar mi mochila azul que combinaba con mi ropa, luego las maestras nos acomodaban en hilera y nos hacían agarrar de la mano, hasta que saliéramos afuera y nos encontrábamos con nuestros padres, a mi me venia a buscar mi abuela, los otros niños se burlaban de que mis papis no me buscaban, decían también que ellos eran muy "quilomberos" porque nunca se quedaban callados y reclamaban algo de boleto no se que, yo les pregunte a mis compañeros porque decían eso pero me contestaban que lo escucharon de sus papas.
-¿Por que dicen que mis papis son quilomberos?- le preguntaba a la mae, ella ponía cara de asustada y me daba algo para hacer, o decía directamente que no diga eso, y así siempre, después les pregunté a mi abuela, ella se asustó, miró a todos lados y se agacho, me agarró por los hombros con sus huesudas manos y me susurro con un dedo acusador "no digas mas eso, o mama y papa sea enojaran", entonces no lo mencione mas, también ignoraba a mis compañeros ya que decían solo cosas feas de mis papas, un día me pelee en el recreo porque dijeron que mi mamá un día iba a subir a un auto verde y nunca volver, no entendí pero me moleste y les pegue, ese día me retaron y llamaron a mi abuela, cuando les contaron todo ella se largo a llorar y me dijo que no mencione ni haga mas eso, o papa y mama se pondrían tristes.
Pero aparte de eso no pasaba nada mas, solo volvía a casa con la nana y jugaba, luego me sentaba en la silla de madera y veía como cocinaba la cena, y yo le contaba las cosas que aprendí en el colegio moviendo mis pies en el aire, un día me acerque a la ventana que había en un extremo de la cocina, y vi al final de la calle un auto verde oscuro, pero cuando lo vi escuche como mama y papa entraban a casa, fui y les salude muy feliz,mamá me dijo "¿me esperaste mucho, mijito?" y yo les decía siempre que si. Cuando nos estábamos por sentar a comer mire por la ventana y el auto ya no estaba. Así pasó algunos días, el auto siempre estaba en la esquina y cuando le quería mostrar a mama o papa, ya no estaba mas.
-¡Unos vecinos se mudaron, Ma!- le dije una vez.
-¿en serio, mi vida?- me contesto con su voz suave acariciándome la cabeza, me senté en su regazo y le respondí.
-Si, ma. Quizás tengan un niño que quiera ser mi amigo... ¿Ma, el niño va a querer ser mi amigo?- ella solo sonrió dulcemente, me dio un beso en la frente.
-Seguro que si, mi niño. Cuando esté libre, este finde, vamos a conocerlos ¿quieres?
- Si, mami.... mami...- dije mirándola.
-¿Que pasa?
-Te amo, mami- ella rió por lo bajo.
-Yo también te amo, mijito- susurro.
Luego de un par de días, un viernes (lo se porque el sábado íbamos a ver a los vecinos nuevos) nos sentamos a comer como siempre, ese día antes de cenar me fije la ventana y por primera vez el auto estaba allí, entonces cuando estábamos por terminar de comer les mencione.
-Papi, mami el auto verde de los vecinos está afuera en la esquina ¿podemos ir a saludar a los nuevos vecinos?- ellos no se porque se miraron asustados y me preguntaron sobre el auto verde, les dije que hace unas semanas esta afuera pero siempre que les quería mostrar ya no estaba más, abrieron la boca para indagar mas pero un estruendo los interrumpió, unos señores con armas y cosas negras en la cabeza rompieron la puerta y entraron corriendo, destrozando todo a su paso, nos tiraron al piso boca abajo, tiraron todos los libros y rompieron cuadros, estatuitas y pisaron mis juguetes, entre esos rompieron un ala de mi avioncito favorito, yo no pude evitar largarme a llorar al ver como destruyeron todo mi cálido hogar, algunos agarraban los preciados libros de mamá y rompían hojas, echaron todo, hasta fotos de nosotros que estaban enmarcadas. Después se puso peor, algunos de esos hombres malos agarraron de los pelos a mama y papa, cuando mi abuela saltó como un resorte a querer defender a mi mama los tipos malos le pegaron en la cara con un palo negro y la nana quedo tirada en la cocina. Mi mama y papa trataron de defenderse pero les pusieron una bolsa en la cabeza y los pegaron sin parar.
-¡Mama, papa! ¡¿que les hacen, donde los llevan?! ¡MAMA, PAPA NO SE VAYAN! ¡DÉJENLOS , NO LE PEGUEN A MI MAMA, DÉJENLOS!- grite a más no poder, pero los tipos malos me pegaron una patada en el estómago, el pie del hombre malo era tan grande como todo mi estomago y pecho, lo ultimo que escuche entre mi sollozo fue el grito de mi mama diciendo que por favor no me hagan nada, que yo no tenía la culpa de nada, que era inocente de todo, después de eso escuche un pitido desagradable y mi vista se iba desenfocando, miraba la puerta por donde los cuerpos negros llevaban arrastras los cuerpos de mi mami y papa, no queria dejar de verlos pero ya no eran mas que un punto perdido en la noche que se veía a través de la puerta, gire la cabeza y ahí estaba la abuela tirada en el piso ¿por que tenia una mancha roja tan grande en su cabeza?
Hoy hace 44 años de esa noche, mi abuela murió pocos meses después de eso ya que no soporto la agonía de no saber de su hija y el golpe de la cabeza tampoco ayudo, yo me la pase de casa en casa cuando quedé huérfano sin saberlo, y nadie me hablaba de lo que paso con mis padres no importa cuanto preguntara, lo unico que sabia de esa noche era que mis vecinos me encontraron en el piso. Me enteré 10 años después, desde los 16 me fui haciendo una idea de lo que sucedió, cuando supe la verdad tras aquel falcón verde no pude soportar esa realidad... aun conservo mi avión de juguete con un ala rota, que significa mucho porque desde aquel día nunca más pudo volar, desde el momento que se llevaron a mis padres.
Hoy tengo 49 años, tengo esposa, hijos y nietos, a todos les cuento lo sucedido, que tuve la mamá más inteligente, amable, generosa y valiente, porque ella lucho por lo que creía correcto. En su honor trabaje y estudie, volví para comprar esa casa de mis papas, hoy ya viejo con las manos huesudas, la cara blanca y arrugada, miro desde mi sillon la puerta por la cual un dia mire por última vez a mis papas, todavia tengo pesadillas sobre eso, algunos días me despierto gritando y manoteando el aire, mi esposa me calma pero me resulta imposible volver a dormir.
Nunca deje de buscar, ni siquiera hoy que soy abuelo, pierdo la esperanza de ver a mi madre entrar por la puerta y decirme "¿mijito, me esperaste mucho?" y la volvería a abrazar con la efusividad de cuando tenía 6 años. Imagino la escena, ver atravesar esa puerta ya gastada y sonreir como siempre, extendiendo los brazos y corro hacia ella. Al final solo me queda cerrar los ojos.
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El Falcón
Short StoryRelato ambientado en la dictadura militar Argentina, basado en historias reales.