Capítulo XXXIII

2.1K 115 17
                                    

Weasley caminaba con desición a San Mungo, llevaba una coleta alta y lentes oscuros para que no le reconocieran.

En un bolsillo llevaba el frasco de Amortentia y en otro la varita, usaría ambos.
Luego de dar una vuelta antes de llegar se topó de frente con un rubio que caminaba también por la acera pero éste se tambaleó.
Ginevra fue más rápida y evitó su caída al suelo. Y sonrió para sí misma, la suerte le llegaba a las manos. Tomó con fuerza al hombre y lo rodeó por la cintura y luego los apareció en su habitación.

El rubio reaccionó al ver a su alrededor, no recordaba ese lugar.

- ¡A donde me has traído Weasley! Gruñó mirando a la pelirroja.

- Te salvé Malfoy de lo ebrio que estás... Bien pude haberte dejado en la acera tirado. Respondió ella con rudeza.

Luego sacó la varita y el frasco de Amortentia y lo dejo en la mesilla, ya no lo iba a necesitar...
Tenía frente a ella a su víctima y estaba vulnerable así que actuaría como mejor sabía hacer.

De despojo de  su vestido con una sola mano y quedó en ropa interior.

El rubio levantó la vista a penas enfocada y miró a la pelirroja con asombro. Ella sin pudor ni esperar más se montó sobre él y comenzó a besarlo en el cuello. Él al inicio comenzó a empujarla para quitarla pero ella le ganó la batalla, ya que lo besaba en el cuello y con una mano le acariciaba la entrepierna haciendo que su miembro se  despertara.

El rubio gruñó y la levantó para arrojarla a la cama, se despojo de su ropa y en seguida la montó besándola con ahínco.

- Nunca he dejado que me manden, yo daré las órdenes aquí. Gruñó entre dientes tomando los pechos de la chica y amasandolos con fuerza haciendo que ella jadeara.
Luego le separó las piernas y la penetró con rudeza arrancando un grito a la pelirroja.

- ¿Te gusta rudo he Malfoy? ¡Pues así lo quiero...rudo! Gimió ella gozando con las penetraciones con rudeza que el rubio le daba.
La tomó por la cintura para pegarla más a él y la embistió con tanta fuerza gimiendo de excitación, la pequeña Weasley era apretada pero exquisita y eso le encantó.
Ella hundió sus uñas en la espalda del rubio y se mordió el labio cuando el orgasmo llegó con violencia haciéndola gemir.
Luego el Rubio dio un golpe más y se dejó ir gimiendo de placer. 

Ambos cuerpos quedaron exhaustos sobre la cama.

- Vaya vaya Lucius Malfoy en mi cama. Sonrió la pelirroja.

- Si a esta ratonera le puedes llamar cama. Refutó Lucius con desdén.

- Con tu ayuda eso puede cambiar. Dijo ella con malicia colocándose de nuevo sobre él. Lucius gruñó contento.

                       💠💠💠💠

Hermione cerró la puerta tras ella, Draco ya se habría ido, ya era tarde y en unos momentos llegaría McMillan a cubrir su turno.

De pronto unos brazos fuertes la atraparon. Ella sonrió sintiendo el aroma a menta de Draco.

- Draco pensé que te habías ido ya. Susurró ella dándose la vuelta.

- No, me quedé más tiempo con Calista mañana tu hermano hablará conmigo sobre mi padre y el accidente de ella y quise saber de primera mano toda la información  para proceder en contra de él.

Hermione suspiró mirando con pesar a Draco.

- Siento mucho todo esto amor, se que es tu padre y que es difícil para ti.

Draco la abrazo con ternura.

- Lo es  pero es mejor asi, Lucius ya hizo mucho daño desde que ese loco quería el poder.
Draco acariciaba a Hermione el cabello.

- Espera un momento, olvidé mi varita. Dijo ella volviendo a entrar al la oficina.

Draco entró después de ella.

Efectivamente la varita de Hermione reposaba en el escritorio pero antes de que ella la tomara Draco la agarró y luego cerró mediante magia la puerta.

- ¿Draco que haces? Preguntó ella rodando los ojos.

- No hago nada aún... Pero he pasado todo el día deseando hacerte mía donde sea.  Dijo el rubio dejando la varita y acercándose a ella para tomarla por la cintura. 
Ella sonrió ante la sugerencia y arremetió contra los labios perfectos de Draco con deseo.
Draco la apretó hacia él devolviendo el beso con el mismo deseo.
Luego la cargó y la sentó sobre el escritorio, le saco la bata y la blusa y la dejó en sostén, pero no por mucho porque rápidamente se lo quitó dejando al aire libre sus dos hermosos pechos, los tomó en sus manos y los acarició con delicadeza y hambre a la vez.
Después tomó uno y lo llevó a la boca succionando el pezón y luego el otro.
Hermione soltó un jadeo al sentir los labios y los dientes de Draco en sus pechos.

- Mira como me pones Hermione... Dijo Draco dejando ver su creciente erección bajo el fino pantalón.

Ella se mordió el labio y acercó su mano para acariciarlo, Draco cerró los ojos sintiendo esa suave caricia pero supo que no podía aguantar más así que se bajó su pantalón y su ropa interior dejando libre su miembro.
Draco volvió a tomarla  por  el cuello dejando un camino de besos húmedos por todos lados.

- ¿Lo quieres? Preguntó el rubio conteniendo las  ganas.

Ella asintió

- No te oí. Susurró Draco mordiéndole el  lóbulo de la oreja.

- Si Draco si lo quiero...te quiero a ti. Gimió ella inquieta en el escritorio.

Draco tomó suavemente su miembro y lo introdujo dentro de ella haciéndolos gemir a ambos y  comenzó a embestirla primero despacio sintiendo como sus paredes vaginales se contraian.
La castaña comenzó a besar por el cuello a Draco y le acariciaba el pecho, él se excitó mucho más ante las caricias de Hermione,  entonces  comenzó a moverse más rápido dentro de ella, tomándola por la cintura para sostenerla mientras la penetraba con fuerza.

- ¡Hermione...mia...eres mía dilo!  Urgió Draco con la voz entrecortada por los movimientos.

- ¡Ohh si Draco!...¡Merlín! Gritó cuando Draco la penetró con más fuerza.
- Soy tuya...siempre seré tuya amor. Logró decir.

Eso era música para sus oídos, sin dejar de penetrarla la levantó y la estampó contra la pared donde la recostó y la tomó con más impaciencia y más vehemencia que antes, ella enredos sus piernas por la cintura de Draco dándole más acceso. Ambos genias ante el placer que sentían.

Ella estaba lista para el explosivo orgasmo y él lo supo.

- Si amor...córrete para mí. Rogó él y ella dejó salir un gemido abrumador al estallar al placer  y junto con ella Draco que se derramó dentro de ella.

Draco sonrío besándola en la cabeza y en la frente.

- Eres increíble amor. Susurró Draco complacido.

- Y tú eres insaciable. Sonrió ella abrazandose a su hombre.

Al cabo de unos minutos ambos se aparecían frente a Grimmauld Place.

ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora