1.

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1. Little shorts 

Cuando hablamos de las relaciones entre amigos, los grupos suelen ser bastante complicados. Hay uno que queda fuera de todo lo que sucede, uno retraído, el que no participa, el que se aleja del grupo o se queda atrás.

Es complicado.

—¡Minhee! — Doha habló, haciéndome salir de mi trance. — ¡No te quedes atrás!

¿Ven a lo que me refiero?

Estábamos iniciando apenas clase de gimnasia y para la misma clase, en los mismos vestidores, yo siempre he sido la última en salir.

Odio los shorts cortos. Odio mostrar mis piernas gracias a ellos.

Salí con la sudadera amarrada a mi cintura y mucha ansiedad. Doha me miraba con sus manos cruzadas sobre el pecho y un puchero en los labios.

—¿Por qué siempre tardas tanto? — Me cuestiona y me encojo de hombros, sé el motivo, y la razón, pero ya se lo he dicho antes, ¿por qué se lo tengo que recordar?

Salimos por el pasillo directo al gimnasio, donde los chicos ya juegan baloncesto y algunas chicas corren alrededor de la pista.

—Sabes que odio la clase de gimnasia. — Hablo, intentando no mostrarme bastante fastidiada por el corto short que portaba.

—Minhee. — Ella me detuvo y me miró preocupada. — Debes dejar de ser así. — Suspiró y empezó a caminar dejándome atrás.

¿Ser cómo?

Me incomoda la ropa corta, ¿por qué no debería odiarla?

Lo primero que llamó mi atención al adentrarme en el gimnasio fue Na Jaemin, mismo que jugaba baloncesto a todos los chicos.
Cuando entramos en su campo de visión, detuvo la acción de correr tras el balón y nos saludó.

Bueno, más bien saludó a Doha, quien le devolvió el saludo de manera efusiva.

Jaemin me miró, sonrió solo un poco y de nuevo fijó su mirada en Doha, quien ya estaba a su lado.
Así era siempre. Doha y Jaemin son, eran y serán inseparables. Como uña y mugre.

Se contaban todo, se tenía la confianza. Salían juntos los sábados y pocas veces iba con ellos.

Dentro de ellos y a los ojos de los demás, yo salía sobrando.

Me mantenía detrás de ellos caminando mientras hablaban anécdotas sobre su día.

—¡Bien! ¡Mujeres y hombres a correr! — Odiaba gimnasia. — ¡10 vueltas alrededor de la cancha! ¡El que termine último, recogerá los balones! — Anunció así el maestro de Gimnasia.

Y por supuesto, solté una queja. Soy la más lenta y la que siempre termina al último.

La clase terminó cuando yo me mantuve en pie en mi última vuelta alrededor de la cancha. Solté un gran suspiro al ver todos los balones regados por aquel lugar.

Sí lo que más odiaba era la gimnasia, odiaba aún más tener que quedarme a limpiar.

—¿Te ayudo? — Una voz masculina se hizo presente en mi audición. Voltee a ver la figura, encontrándome con Na. — Doha tuvo que correr al baño y me pidió que te ayudara. — Mi corazón se aceleró. Era Na Jaemin

¿Qué hacía ahí? Quiero decir, había empezado ya a recoger los balones, pero no había sido uno de los últimos. Al contrario, había terminado casi al principio y había sido uno de los primeros.

—Solo quiero ayudar, Minhee.

No dije más al escuchar lo que parecía su explicación. Solo recogí los balones, uno a uno, hasta terminar con el castigo.

En el momento en que puse el último balón en la cesta, él la tomó. Una sonrisa leve y la llevó a la bodega. Yo por mi parte empecé a caminar hacia la salida de aquel gimnasio. Era tarde, y teníamos apenas diez minutos para llegar a la siguiente clase.

—Minhee...— La voz de Jaemin me hizo detener. — ¿Todo bien?

¿Por qué lo pregunta?

—Todo bien, Jaem. — Contesté y seguí caminando.

No tenía tiempo para pensar en el chico que venía detrás, tenía que entrar al vestidor y prácticamente hacer magia dentro de aquel lugar. Apurarme y con un poco de suerte no ir a la sala de castigo.
La clase que seguía era matemática y el maestro Wang no se mostraba como una persona comprensiva.

Entré rápidamente al baño y abrí la regadera. Me despojé de mi blusa y saqué mi uniforme de diario de mi bolso. Me quité mi short deportivo y entré a la regadera de aquel vestuario.

Al salir y casi empezar a correr, me asusté un poco al ver a Jaemin justo al frente de la puerta del vestidor. Estaba recargado en la pared, con los brazos cruzados sobre el pecho.

—¿Que sucede? — Cuestiono y él se incorpora, descruzando sus brazos, y poniendo ambos a cada lado de su anatomía.

—Quise esperarte. — Ríe un poco y no puedo encontrar lo gracioso en la situación. — Nos van a castigar de cualquier manera. — Mantuvo la sonrisa en su rostro y se encogió de hombros.

Empecé a caminar y el también. Iba a la par de mí.

Pronto nos encontramos debatiendo con la mirada quien abriría la puerta de aquel salón. Cuando decidí que sería yo, el nerviosismo se hizo notar en mis manos frías.

—¡Chicos! — Doha apareció detrás de nosotros y volteamos a verla asustados asustados. — Al menos nos castigarán juntos.

Ella abrió la puerta sin previo aviso y después de estar recibiendo un regaño frente a nuestros demás compañeros, nos mandaron a la sala de castigo.

El maestro de aquella sala nos mandó a sentar con una mueca en la cara. No sin antes pedirnos nuestros celulares.

Doha se sentó en la primera mesa de aquel lugar, se trataba de mesas para dos personas. Yo decidí sentarme en otra, esperando que Jaemin se sentara con Doha y así lo hizo.

En aquella sala se nos obligaba a mantenernos en silencio. Y así me mantuve. De hecho, en algún punto, recargué mi cabeza en el pupitre y solté un gran suspiro. Sería una larga hora dentro de la sala de castigo.

—Minhee. — Jaemin susurró mi nombre y me hizo voltear a verle. — Toma.

Estaba extendiendo su mano, misma que estaba hecha puño. Lo que sea que tuviera dentro del puño, me lo estaba ofreciendo.
Me incorporé y extendí mi palma de la mano. Seguido de esto Jaemin abrió el puño y sonrió en el momento en el que el contenido cayó en mi mano.

Era una pequeña nota y un dulce de menta. Abrí la nota primero, centrándome en el mensaje.

"Saldremos el sábado, abrieron una nueva tienda de cómics ¿quieres ir?"
Era la letra de Doha.
Cuando voltee a ver a la chica, ella ya tenía sus dos manos juntas, casi suplicando con la mirada.

Asentí solamente dos veces y ella empezó a hacer un pequeño baile.
Cuando miré a Jaemin, él tenía una gran sonrisa en el rostro.

¿Tan felices les hacía ir con alguien que tal vez estorbaba en su especie de cita?

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⏰ Última actualización: Jun 08, 2020 ⏰

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