Alas blancas sobre tinieblas

Nuevos compañeros

Amanece siendo un día lluvioso, mirando las nubes, se puede pronosticar un día constantemente nublado. Será mejor resguardarse en las casas y no salir por nada para mayor seguridad, vaya infortunio, estar adentro resulta muy aburrido para Kane, siendo que planeaba jugar hoy todo el día afuera, inventándose sus propias aventuras imaginarias; aquello le hace sentirse cerca de su hermano. Tiene la certeza de que volverá pronto, siempre lo logra, nada más el tiempo varía; de todos modos, nunca lleva la cuenta, contar los días puede dar una sensación desesperante y perder la fe en que llegue el día anhelado. Mejor no se preocupa, prefiere continuar disfrutando de cosas divertidas, como imaginar que se encuentra en esas montañas ardientes, de temperaturas muy extremas, nadie puede salir ileso al exponerse, te podrías derretir en un instante. Tiene mucha imaginación. A pesar de siempre mostrarse con buena actitud pese a lo que suceda, todas los noches, escucha a sus padres hablar sobre Jarco, cuestionando mucho del porqué los abandona tan seguido. Kane no cree eso, porque se lleva muy bien con él, más bien se trata sobre un amor de hermandad con Jarco. Le ha contado tantas cosas fascinantes, de solo imaginarse recorrer aquellos paisajes llenos de vida le hace tener un cosquilleo en el pecho por la emoción. Ya que el día no es muy bueno para salir, decide ir por algo a su habitación, ahí tiene guardados varias cosas interesantes y divertidas que le han traído de estrepitosas aventuras.

Por otro lado, en la otra habitación, Restoro se encuentra leyendo uno de los cuadernos de su hijo Jarco mientras está acostado junto a su esposa Peca. Le gusta leer los escritos de su hijo cuando no se encuentra en casa, aunque no tenga permitido tomar sus cosas; de hecho, no deja que nadie tome sus cuadernos de su habitación, insiste en preferir relatar sus aventuras él mismo en un futuro. Cuándo será, si todo el tiempo se va de viaje. Por lo menos es reconfortante cuando se encuentra reunido con todos, es alegre, le gusta bromear, muestra su afecto y, lo mejor de todo, pasa todo el tiempo posible con Kane. Son momentos maravillosos, invaluables, no los cambiaría por nada en el mundo.

El cuaderno que se encuentra leyendo se trata sobre un viaje que hizo hacia una enorme montaña con cascada, rodeada enteramente de una especie de árbol llamado hule, con el objetivo de conseguir un fruto exótico que tiene la fama de ser sumamente deliciosa, acompañada de muchos beneficios para la salud; parece un tipo de baya azul rey, es tan inusual encontrarla que la gente no le ha dado por ponerle un nombre. Aquella travesía terminó en una peligrosa huida, con algo de ese exquisito manjar en la mano, mientras una de esas despiadadas mujeres lo perseguía sin cesar. Ahí menciona que ella no permitía a nadie tocar su árbol frutal, tenía un carácter bastante fuerte, al final de cuentas, como las demás. Con rasguños, algunos golpes y totalmente fatigado, consiguió el premio mayor sin terminar siendo el bocadillo de alguien más. Restoro se ríe por el carácter cómico del asunto. Peca se despierta por ello y le dice, con un tono amigable, que no sería tan gracioso si él estuviera en una situación así. Por supuesto, ni loco le gustaría estar en una situación así, solamente le interesaría repetir la primera cita que tuvo con su esposa hace ya mucho tiempo, cuando la juventud prevalecía en ellos. De verdad, ninguno de los dos pueden acordarse de ese momento tan maravilloso, a las vez de pesadilla, sin reírse uno del otro. Y es que, en aquella ocasión, Restoro tenía ganas de llevarla a un lugar destacado entre los comunes y no los típicos que se encuentran dentro del poblado, eso significaba salir de los límites del pueblo. Al principio fue difícil convencer a la joven Peca, tenía bastante temor de ir a donde fuera que desconociera; al final, de tanta insistencia, los dos pudieron una cita inolvidable. Fue maravilloso, pues la llevo a ver un estanque que se llenaba de vida por las noches; diversas ranas de colores, enormes sapos y múltiples puntos brillantes amarillos flotaban alrededor del ambiente, era la primera vez que veían un insecto como ese. Tiempo después se enteraron por Jarco del nombre de dicho animalito, se les conoce como luciérnagas. Todo lo miraron desde las alturas, ya que era muy peligroso seguir una ruta desde la superficie, optaron por un camino desde la cima de los árboles. Fue un poco tardado, porque a Peca le temía mucho a las alturas, ahora no tanto. Todo fue tan romántico, estaban abrazados mientras se deleitaban con las increíbles vistas, claro, hasta que una enorme lengua llegó hasta la rama donde se encontraban sentados, sufrió una ruptura debido a la presión ejercida. Resulta que una extraña especie de giganta los había visto, tiene la característica de lograr saltar grandes distancias y posee una lengua similar a la de los sapos para atrapar a sus presas. Peca siempre le recuerda a su esposo cómo fue tan gracioso haberlo escuchado gritar con un tono tan agudo, él siempre se excusa diciendo que se trataba de la pubertad. Aunque igual Restoro se divierte, de igual manera, rememorar el cómo se asqueó su esposa, cuando la lengua logró rozarle todo su cuerpo. Esa noche no salió del baño hasta asegurarse que se encontrara enteramente limpia y reluciente. Al final de cuentas, salieron vivos y se divirtieron, pero desde ese entonces ya no salen a explorar por nada en el mundo, aprecian mucho su vida y no están hechos para las emociones fuertes. Nunca van a entender el gran espíritu de aventura que posee Jarco, nunca lo ven quejarse de sus largos viajes, siempre termina dándoles un enfoque cómico o fantástico. También pueden lograr ver en Kane un reflejo de su hermano, siempre lo ven jugando, imaginándose que se encuentra en los lugares más recónditos de esta selva mientras enfrenta cualquier adversidad que se le ponga enfrente. Le pone tanto esfuerzo que hasta termina agotado, no se lo pueden creer, tienen un niño con demasiada energía en su interior.