*Narra ____*
Llamé al telefonillo de la casa de Zaida.
-¿Si?-respondió su voz agitada, probablemente, por haber bajado corriendo las escaleras.
-Yo.-exclamé.
-¿Quién es yo?-respondió burlona.
-Maria Mariana Juana Claudia de la cruz García.-reí.-Abre imbécil.
-Lo siento, pero al telefonillo al que llama está apagado o fuera de cobertura, por favor, intentelo de nuevo.-dijo con una carcajada entre los labios.
Suspiré pesadamente.
-Estamos hoy graciosas, ¿eh?-la reproché.
-Que irritable estás hoy, ¿eh?-imitó.-Anda que te abro.
Cuando me abrió la puerta allí se encontraba ella.Su cara y su pelo confesaban que no hacía mucho había estado durmiendo.
-Tu mítico pijama de osos me sigue gustando como el primer día.-vacilé.
-Sí, ¿verdad?, creo que lo llevaré para tu boda.-contestó mientras yo entraba a su casa.
-Si vas a llevar eso,-dije mirándola de arriba a bajo- creo que no te invitaré.-sonreí.
-¡Oh!-dijo poniéndose la mano en el pecho.-¡creía que éramos amigas!.- y se marchó coriendo a su salón, tirándose a su enorme y cómodo sillón.
-¿Infantil? ¿Zaida? para nada oye.-dije irónica, dirijiéndome hacia ella.
-Mira, mira.-dijo agitando su morado cabello.
-¿Qué?.-sonreí.
-¡Parezco un unicornio!.-dijo mientras seguía agitándolo.
-¿Estás sóla en casa?.-dudé.
-Sí, mis padres se fueron ayer por trabajo, les llamó una empresa mundialmente conocida y no vuelven hasta Septiembre.-exclamó feliz.
-¿Cuál?.-pregunté.
-"Vicks Company".-respondió sin darle más importancia de la que tenía.
-Ammmmm... pues tengo hambre.-dije tocándome la tripa.
-Yo también, me acabo de levantar, por si no lo habías notado ¿sabes?.-dijo señalándose el pelo y el pijama.
-¿Qué te parece si nos vamos al centro comercial, desayunamos, hacemos tiempo, nos vamos a comer y después al cine?.-expuse.-Pero primero... date una ducha, cerda.-añadí.
-Ah, ¿sí?, pues.-levantó su dedo índice, miró al techo y se tiró el eructo más grave y largo que mis ojos y oídos habían visto jamás.
Echo esto, se levantó y subió los escalones de dos en dos, hasta legar al baño de su habitació.
Reí levemente y miré a mi alrededor, buscando con la mirada el mando de la televisión.
Después de estar 5 minutos buscándolo, en un intento fallido, decidí irme a la cocina a por chocolate. Abrí la nevera preguntándome dónde coño habría dejado Zaida el mando de la televisión y, ¡tachán! allí estaba, metido en la nevera, entre el chocolate y la fruta. Cogí el mando y el chocolate victoriosa y me dirigí al salón.
Zapeando, me paré en Disney Channel, en el cual retransmitían "Los Padrinos Mágicos".
-Já, que gracioso el dibujito éste.-musité en frente de la tele.
20 minutos después, mientras tenía clavada la mirada el la pequeña hada de pelo verde, oí probeniente de la puerta.
-Y tú eres la que me llama a mi infantil.-dijo Zaida apoyada en el marco de ésta.