Capítulo 7

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Ha sido un viaje largo y durante todo este tiempo he mirado por la ventana hacia el paisaje que me rodea y veo cómo es que ha cambiado esta ciudad, en la que prácticamente crecí.

Veo aquellos edificios, casas, pequeños jardines y todos me dejan boquiabierta.

Cuando pasamos por el centro de la ciudad, observó el parque y es mucho más grande de como yo recuerdo, ahora tiene un par de juegos para los niños, bancas en las que puedes sentarte y alumbrado.

Recuerdo cuando solía venir a jugar con mis primas, era divertido matar el tiempo entre la tierra y el pasto mojado, pero lo que no era divertido es cuando nuestras madres nos veían llegar llenas de lodo y de inmediato nos mandaban a tomar una ducha.

Sin duda este lugar me trae buenos recuerdos.

Mientras más entro en mis recuerdos menos me percato del tiempo que paso en el autobús.

Llegamos a la estación, la puerta del autobús se abre y los pasajeros empiezan a descender. Yo tardo un poco en salir pues es algo difícil bajar mis maletas mientras sostengo a mi hija.

De repente un chico se acerca a mí para ayudarme con mi equipaje, lo deja sobre el asiento en el que estoy y antes de que pueda conocerlo y agradecerle, él desciende tan rápido como puede.

Que chico tan raro — pienso y desciendo de aquel autobús.

Voy a la salida de la estación, me sobresalto al sentir vibrar algo dentro de la bolsa de mi chaqueta, busco dentro de esta y encuentro la chatarra a la que Declan llama celular.

Revisó y hablando de Declan, justamente él es quien me llama.

—Hola —contesto

—Hola Elizabeth, ¿ya has llegado a la estación de Heltier?

—Recién estoy saliendo.

—Bueno te daré las instrucciones — aclara la garganta — una vez que salgas en la acera estará esperándote un taxi lo reconocerás al instante pues en la parte del parabrisas llevará puesta una rosa roja, la tomarás en señal de que eres la persona que lo abordará; te dejará frente a la casa de tus padres y si te preguntas por la llave — hace una breve pausa — el mismo te la dará.

He amueblado la casa y hay bastante despensa por lo que en un largo tiempo no te faltara nada, también he dejado dinero en el tocador de tu recámara, por si llegaras a necesitar algo.

Cualquier cosa o duda que tengas llámame ¿sí?

—Está bien — respondo tratando de procesar toda la información dicha por Declan.

—Cuídate — comenta con ternura en la voz.

—Te amo.

—Yo también las amo — concluye y termina la llamada.

Guardo la chatarra de vuelta en mi chaqueta y salgo de la estación arrastrando mis maletas.

Miro hacia los lados para encontrar a dicho taxi y de mi lado izquierdo se encuentra tal y como Declan lo indico, en el parabrisas del auto se encontraba una rosa roja.

Me acerco hacia él, paso mi mano por el parabrisas y ágilmente tomo la rosa, la llevo hasta mi nariz para oler su esencia haciendo que el chofer me mire de inmediato.

El hombre baja del auto y me dedica una sonrisa, al ver mi estado me ayuda con mi equipaje guardándolo en la cajuela, mientras que yo abordo dicho auto.

Tan pronto como el hombre guarda mi equipaje en el maletero, vuelve al auto, lo enciende y partimos hacia casa.

Llegamos a casa, el hombre se estaciona frente al portón de entrada y ambos cruzamos miradas por el retrovisor.

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