Había llegado de su viaje, acaba de recoger a Tokio y no sabía que esperar cuando esta viera a Raquel; bueno Lisboa y su familia en la casa. Le pidió a Tokio que esperara fuera en la playa mientras él tenía asuntos que arreglar, le prometió que seria rápido.
Al entrar a la casa no encontró a nadie más que Paula jugando con un juguete que él le había regalado hace unos días atrás.
-Paulita, has visto a tu madre?
-No, creo que fue en busca de la abuela porque tampoco la veo por aquí.
Sergio se quedó en la sala esperando por Raquel y deseando que no viera a Tokio antes de hablar con ella primero. Minutos después escuchó que Paula salía corriendo y preguntando a la vez:
-¿Mamá que ha pasado?
-Nada cariño, la abuelita –respondió Raquel mientras llevaba a su madre de la mano y la dirigía dentro de la casa. No le pasó por desapercibido la presencia de Sergio en la sala.
-Mi madre, que se ha vuelto a meter vestida en el agua –hizo énfasis Raquel explicándole a Sergio el motivo de su ausencia cuando el llego de viaje. Sergio solamente dirigió una sonrisa a Marivi; la madre de Raquel y antes de que Raquel siguiera de largo, la tomó por el brazo suavemente.
-Raquel…
-Cariño, que tal el viaje –dijo ella al mismo momento que tomaba su rostro entre sus manos y sonreía complacida de verlo de regreso, aunque esa sonrisa se desvaneció en el momento que vio la expresión de angustia y desesperación de Sergio dibujarse en su cara.
-Raquel, haz las maletas…
-¿Qué pasa? –respondió ella sorprendida por esa declaración.
-Tokio…está aquí –dijo Sergio al momento que miraba la cara de Raquel en la que se podía observar un gesto de preocupación –Raquel…Raquel, hasta que no sepamos exactamente lo que ha pasado, ya sabes lo que tienes que hacer; tienes que irte con tu madre y con la niña a Mindanao.
Raquel no sabía que decir, esa decisión la descolocaba por completo pero logró articular unas palabras
-Pero a pesar de que estemos en un lugar seguro, tú te quedas…
-Es lo mejor –respondió Sergio.
-Porque tienes que solucionarle a Tokio un problema –Sergio asintió con la cabeza un sí y Raquel continuo –tu solo –y el volvió a asentir.
En ese momento Raquel sonrió levemente y se acercó a él para darle un beso, primero tierno y luego profundizando más. Sus labios se unieron como dos piezas de ajedrez que encajan a la perfección; ella lo acerco más tomando su cuello con sus manos y el tomándola por la cintura logrando sentir el calor y el amor de su cuerpo.
Sergio no sabía que era lo que estaba sintiendo en ese momento, sabía que Tokio tenía un problema, pero en ese momento se encontraba en los brazos de la mujer de su vida, de su compañera de aventuras, de su cómplice por dos años y eso lo hacía sentirse seguro, que todo estaría bien.
El beso duro unos cuantos minutos, de repente, antes de parar el beso para tomar aire, Sergio sintió algo en su cuerpo, en sus labios y era la necesidad de tomar el labio inferior de ella y no soltarlo nunca, saborearlo y disfrutarlo lo más que pudiera.
Raquel sintió los dientes de el en su labio y un fuego corrió por su cuerpo, se sintió tan bien y tan sexy, pero a la vez la inquietó un poco ya que Sergio jamás había hecho algo así; la necesidad de tomar aire la obligó a soltarse de él y vio como perfectamente su labio inferior quedaba atrapado en los de él.
-Sergio, ¿Qué fue eso? –dijo ella sorprendida al mismo tiempo que lo miraba fijamente a los ojos en busca de una respuesta a la situación.
-Lo siento, ¿te he lastimado? –preguntó Sergio al mismo tiempo que llevaba su dedo al labio inferior de ella para checar si había sido brusco y la había herido.
-No...no...eso…estuvo...bien…dijo Raquel tomándole las manos que estaban en su cara. Todo está más que bien, digo es la primera vez que me muerdes el labio y no se…me pareció sexy y atrevido, jamás lo habías hecho, no esperaba eso de ti.
Sergio la tomó por la cintura y la acerco a ella para susurrarle en el oído –hay muchas cosas que no sabes de mi amor, y no sabías las ganas que tenia de morder ese labio –dijo a la vez que lo volvía a acariciar tiernamente; cada vez que me besas, me transporto a otro mundo donde solo tus labios existen y quisiera que se quedaran pegados a los míos para siempre.
Raquel quedó en shock por esa declaración, sabía que Sergio era una persona tímida pero con lo que le acababa de hacer y decir sabía que muy dentro de él había un hombre más intrépido.
-Dime Raquel, ¿te molestó, te dolió?, porque si es así no lo vuelvo a hacer –dijo Sergio con un tono de preocupación en su voz y temiendo que a ella no le hubiera gustado.
-Sergio, esa mordida es lo mejor que me ha pasado en estos días que has estado ausente. Deseaba sentirte de nuevo y mi cuerpo añoraba el tuyo y mis labios suplicaban por un beso, no uno tranquilo y tierno, sino un beso salvaje y atrevido como el que acaba de pasar.
-Entonces, te gusto?
-Por supuesto que si cariño, es mas dijo ella acercándose a su oído, ya quiero que estemos los dos solos para que lo vuelvas a hacer –sonrió ella pícaramente.
-No sabes cuantas ganas tengo de volver a hacerlo y no solo con tus labios amor, sino con otras partes de tu cuerpo como tus pechos; Sergio hablaba a la vez que acariciaba los pechos de Raquel con su mano, tu abdomen, tu entrepier…
-Calla! –dijo Raquel a la vez que ponía su mano en la boca de el –si sigues así Tokio tendrá que esperar más de lo necesario para verte y que le ayudes con su problema.
Sergio estaba sintiendo como su cuerpo se encendía de pasión por esa mujer, a pesar de convivir todo el tiempo con ella, la deseaba como la primera vez y por más loco que sonara, solo quería perderse en sus labios de nuevo, así que la volvió a tomar por la cintura, quito la mano de ella de su boca y la beso con pasión, con deseo deseando alargar el beso por mucho más tiempo.
Pero Raquel sabía que si seguían así, no iban a parar hasta llegar a su habitación y hacer el amor las veces que quisieran pero sabía que había un asunto más importante que atender en ese momento, así que con el dolor de su alma se separó de esos labios que la volvían loca.
-Si esta es una estrategia tuya para que Tokio no me vea, ya te puedes ir quitando eso de la cabeza –dijo ella decidida a enfrentar a Tokio.
Salió por la puerta dejando a Sergio parado y angustiado por el encuentro de esas dos mujeres. Antes de salir detrás de Raquel, susurro por lo bajo para sí mismo:
-Creí que el beso la detendría, pero no es así –una leve sonrisa apareció en su rostro al ver que la mujer que había escogido para pasar su vida con ella no era fácil de controlar.
***********************
Les traigo esta nueva historia. Espero la hayan disfrutado, déjenmelo saber en los comentarios ❤️
ESTÁS LEYENDO
El beso
RomanceLuego de recoger a Tokio y llevarla hasta su casa, Sergio tiene que explicarle a Raquel lo que sucede. Sin embargo, en el decide hacer algo inesperado y que sorprendera a Raquel