Se lamió los labios mientras miraba hacia los míos y no pude apartar mis ojos de su mirada penetrante. Cada vez se acercaba más y parecía que habían kilómetros entre él y yo, cosa que hacía que el acercamiento se prolongara.
¿Cuándo coño iba a besarme?
Cuando estaba a punto de lanzarme a sus labios, su boca encontró la mía y me besó con delicadeza, a la vez que ambos cerrábamos los ojos.
Le cogí por la nuca y lo pegué más a mi boca, mientras nuestros labios jugaban al mismo son. Con los ojos cerrados sonreí mientras le devolvía el beso y nuestras lenguas batallaban con lentitud a la vez que mis piernas se enredaban más en las suyas (estaba segura de que mi vestido se había subido hasta la cintura y que alguien me estaba viendo las bragas pero me daba absolutamente igual).
Cuando se separó de mi después de haberme besado con ganas, abrí los ojos y vi que me sonreía.
Le sonreí sin enseñar los dientes a la vez que presioné mis labios entre si.
Aún seguía con mis manos agarradas a su cuello y las suyas envolvían mi espalda, mientras tamborileaba sus dedos en mi cintura.
-¿Qué ha sido eso?-pregunté, haciéndome la tonta.
-¿Ha sido demasiado rápido, verdad?
-Si, no me he enterado de nada.-levanté las cejas.
-Mejor repitámoslo.-volvió a besarme.
Estuvimos como dos horas besándonos, mientras cogíamos frio y a la vez nos dábamos calor.
No me cansaba de él. Quería que me besara por toda la eternidad. ¿Qué narices me pasaba?
Cada vez que nos separábamos para coger aire apenas decíamos un par de frases y nos interrumpíamos mutuamente para volver a besarnos.
-Spencer.-me llamó en una de las veces que nos separamos para respirar tranquilamente.- ¿Quieres que vayamos a mi casa?-rió.- Mierda, he sonado como un capullo depravado.
-No. No.-repetí mientras respiraba con dificultad.- Vámonos.-le cogí de la mano mientras me levantaba.
-Deberíamos avisar a Jack por lo menos.
-Kydd, me estás cortando el rollo.-rió.- No rías, no me hace gracia.
-Que poco romántica eres.
-Vámonos.
No recuerdo como, pero acabé subida en el todoterreno intentando desabrochar mi chaqueta, que se amarraba a mi como si le fuera la vida.
-Se te vuelven a ver las bragas.-rió el castaño mientras conducía.
-Pues no mires.-refunfuñé.
Paré de intentar desabrochar la chaqueta cuando sonó la radio de fondo. Respiré intentando recobrar la tranquilidad que no siempre me acompañaba.
-Kydd,-le llamé.-¿con cuantas chicas te has acostado?
-¿A qué viene esa pregunta?-frunció el ceño.- No voy a decirte con cuantas chicas me he acostado, soy un caballero.-volví a reír.
-¿Con cuántos años perdiste la virginidad? –seguí preguntándole.
-Por Dios, Spen.-me llamó por mi mote.- ¿Estás borracha?
-Solo tengo curiosidad.-encogí los hombros. A ver, ¿quién no tiene curiosidad por saber todo eso de Neil Kydd?
-Tenía 14 años.
-¡¿14?!-grité.- Yo a esa edad aún jugaba a los Pokemon en la Game Boy.-rió.
-Conocí a una chica durante mis vacaciones en Francia. Ella tenía 17 años y parece ser que le gusté. Así que… Tachán.-negué con la cabeza.- ¿Con quien la perdiste tú?
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Imposible, somos mundos opuestos. [[[COMPLETADA]]]
RomanceSpencer es malhablada y algo insolente. Pero a pesar de eso, es amiga de sus amigos, entregada, valiente y buena estudiante. Neil es amable, atento, simpático, galán... El chico perfecto. A todo el mundo le cae bien excepto a Spencer, que cree que l...