Capítulo 1

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Adam

Me encuentro en D&D (Dreams and Diamonds), una de las joyerías más cotizadas en el mundo, buscando el anillo de compromiso perfecto para mi novia. Aun no decido si comprar el diamante blanco o el rosa; el rosa es el color favorito de Rachel, ella es el amor de mi vida, y por eso es que ahora me encuentro en este dilema.

Conozco a Rachel desde la preparatoria, le pedí que fuera mi novia en el baile de otoño, justo en el momento en el que nos coronaron rey y reina. Sus padres estaban felices de que al fin su hija formara vínculos con un chico como yo. De acuerdo demasiado modesto, la verdad es que siempre me considere un tipo dedicado, sencillo, divertido pero si un poco rebelde, curiosamente cuando algo no era de mi agrado, haciéndome por mucho un gran prospecto, o eso era lo que decían mis suegros.

Decidí dar el siguiente paso porque me sentía listo y sabía que Rachel era la mujer de mi vida, con la que quería envejecer. Tenemos diez años de noviazgo, otra razón más para pedirle que sea mi esposa. Tengo el sustento económico para poder mantenerla y llevar una vida bastante acomodada para mis 26 años. El hecho de ser el dueño de la tequilera más famosa de México y de los restaurantes con mayor prestigio me daba la estabilidad económica para sentar cabeza.

Desde muy pequeño soñaba con formar parte del corporativo de mi padre pero nunca pensé que sería tan joven, tenía solo 17 años, me encontraba iniciando la universidad en la carrera de Administración de empresas y Negocios internacionales, cuando me sorprendieron con la noticia de que mis padres habían muerto en un accidente automovilístico, como yo era el único heredero de las empresas Gaxiola, todo paso a mis manos, pero por ser menor de edad, Antonella, la hija mayor del mejor amigo de mi padre quedó como mi albacea y principal ejecutivo del corporativo mientras yo llegaba a tener la mayoría de edad para tomar las riendas de los negocios.

Después de pensarlo mucho, al fin me decidí por el diamante rosa, sé muy bien que a Rachel le va a encantar. Todo esta planeado, la llevaría a cenar a uno de los restaurantes que formaban parte del corporativo Gaxiola; el más lujoso y donde los platillos eran exquisitos; le pediría a uno de los meseros que trajeran el anillo con un arreglo de rosas justo antes del postre.

La emoción me estaba carcomiendo, salí de mi departamento y subí a mi auto para recoger a Rachel. Estaba por cumplir uno de los sueños más grandes de mi novia, ella añoraba casarse y tener una hermosa familia, y yo me encargaría de dársela.

Toqué el timbre de la casa de mi futura esposa, mi sonrisa no cabía en mi rostro de felicidad. Bajé la mirada hacia mi teléfono para ajustar los últimos detalles de nuestra velada mientras esperaba que abrieran la puerta. Al escuchar el famoso rechinido del antiguo pero muy hermoso picaporte, levanté rápidamente la vista para encontrarme con la hermosa figura curvilínea de Rachel, adornada por un hermoso vestido rosa palo que hacía que el color claro de su piel resaltara aún más, su cabello castaño cobrizo lucia perfectamente acomodado en una coleta, dejando ver con mayor claridad su ojos color chocolate resaltando sus finas facciones. Me quedé como idiota observándola, mientras ella sonreía de lado esperando mi brazo para guiarla a mi auto.

Estábamos en camino hacia el restaurante, mis nervios seguían aumentando cada vez que nos acercábamos, Rachel permaneció en silencio todo el camino hacia nuestro destino, lucia diferente, tal vez estaba preocupada por algo y eso estaba afectando de cierta manera su estado anímico, pero sabía que mi propuesta la pondría extremadamente feliz.

-Disculpa, no tardo-le dije a Rachel al tiempo que besaba su frente fingiendo una llamada. Me retiré hacia el lobby para encontrarme con Javier el jefe de meseros para pedirle que llevara el postre hacia nuestra mesa, pastel de rosas pues era su favorito.

Los músicos comenzaron a tocar la canción de "Thousand years" de Christina Perry, misma que fue testigo de mi declaración de amor en el baile de otoño hace diez años, convirtiéndose en nuestra canción. Tomé el ramo de rosas del mismo color que el nombre y la pequeña caja que guardaba el anillo de compromiso y me dirigí a la mesa en la que mi novia esperaba.

Rachel parecía distraída y no puso atención a nuestra canción, no quise preocuparme por esa acción y lo deje pasar, me coloqué frente a ella mientras observaba el pastel de rosas que estaba adornado con jarabe de fresa formando la pregunta ¿Quieres casarte conmigo?, ella levantó la vista al leer lo que decía su plato, completamente asombrada se llevó una mano a la boca, era obvio, no podía creer que esto estaba pasando.

-Mi amor, hemos estado juntos por seis años, seis años que han sido los mejores en mi vida, quiero que continuemos compartiendo mucho tiempo más juntos pero ahora como marido y mujer. Por eso y porque anhelo formar una familia y envejecer a tu lado, Rachel Pastrano Me gustaría que fueses mi esposa.-terminé de decir mientras me encontraba arrodillado frente a ella esperando por su respuesta.

Rachel no contestó a mi pregunta, se levantó lentamente de su silla, me miró con ojos llorosos y salió corriendo del restaurante. ¿Qué acababa de pasar? La pregunta me invadió, pero inmediatamente deje las rosas en la mesa y salí corriendo tras ella.

-Adam, ¿por qué haces esto?- pregunto Rachel una vez que la encontré en el pequeño jardín del restaurante. Su pregunta me confundió, pare en seco y la mire sorprendido.

-No te entiendo, ¿que dije que te hizo salir de esa manera?-pregunté, tratando de acercarme a ella.

-Tu pregunta Adam, porque tienes que arruinarlo, no puedo casarme contigo, ni siquiera podemos seguir juntos.-sus palabras atravesaron mis oídos como lanza.

-Rachel, ¿de qué estás hablando?, ¿cómo que no podemos seguir juntos?, nos amamos- mi voz se estaba quebrando. No podía creer lo que estaba escuchando.

-Adam, estoy enferma- mencionó llorando. Trate de acércame a ella, pero no me lo permitió.

-Rachel, porque no me lo dijiste, sabes que yo siempre voy a estar para ti, te amo y...-

-BASTA ADAM, YO YA NO TE AMO, NO QUIERO TU COMPASION NI TU LASTIMA, NO TE QUIERO CERCA DE MI, ESTO SE TERMINO- dicho eso, se levantó y se alejó casi corriendo.

-Rachel, espera-logre alcanzarla y la tome del brazo-no decidas por mí, yo sé que estas mintiendo para alejarme, pero no lo haré...-me interrumpe.

-Adam no lo hagas más difícil, me tengo que ir por un largo periodo a Japón, es el único lugar en donde pueden atenderme. Y tú y yo no podemos seguir juntos. Si me amas debes dejarme ir, debes aceptar mi decisión.-dijo finalmente. No pude emitir ninguna palabra, no quería aceptarlo, ella no podía dejarme, nuestro amor era más fuerte que esto.

-Acepto tu decisión, pero entiende que esto no es lo que yo quiero Rachel...- realmente eso no era lo que yo quería decir, pero por alguna razón mi orgullo fue el que habló, quería retractarme de mis palabras y decir realmente que no la dejaría sola, que estaría siempre para ella, que estábamos hechos el uno para el otro.

Mientras mi mente estaba en una interminable guerra mental Rachel caminó a la salida del lugar y yo me quedé ahí de pie, viendo cómo se alejaba y me dejaba con el corazón destrozado.

UN ACCIDENTE AFORTUNADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora