El Príncipe: "Hermoso cariño"

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Érase una vez un viajero que visitaba los pueblos en todo el mundo, desde que recuerda, desde que era un niño, el viajero siempre estuvo en busca de algo, alguien. No lo comprendía pero desde el fondo de su corazón sabía que tenía que seguir buscando, que tenía que continuar su camino para poder encontrar un sentimiento que había perdido.

Durante su viaje, el hombre encontró a diversas personas, distintas formas de ser, pero que ninguna era a quien buscaba. Al ir creciendo y no encontrar su anhelo, le era más difícil de poder sentir algo con las personas. Tenía miedo de convertirse en un ser sin sentimientos que no pudiera reconocer a la persona que había estado buscando. O simplemente equivocarse en el camino.

Un día llegando por tercera vez a una ciudad, el viajero miró como una multitud le arrojaba piedras a un joven, era acusado de haber robado una pequeña pieza de pan para comer, el hombre se interpuso sabiendo que lo que estaban haciendo era algo malo. El joven agradeció la amabilidad del viajero, solo era un joven descarriado que no tenía familia, tan solo era hambre pero aun así, el chico le dio un poco del pan que tenía en sus manos, él lo acepto. Aquella bondad y agradecimiento hicieron que el viajero se viera conmovido por aquel chico, el destino los separó en ese momento. El viajero continuó su camino pero su mente cada día, él era bendecido con la imagen de aquel chico. Los meses pasaron y el destino hizo que el viajero volviera aquella ciudad y buscar de nuevo a aquel chico huérfano. Buscó por cada calle pero simplemente no había rastro de él, había la posibilidad que se hubiera movido de aquel pueblo pero sin un poco de dinero sería difícil ir entre ciudades.

Poco a poco la esperanza de aquel viajero se fue apagando ante la decepción de no haber encontrado a su chico, de repente una mano tocó su hombro haciendo que el hombre volteara a ver. Su sorpresa era demasiado grande al ver a ese joven de nueva cuenta, bien arreglado, con telas limpias pero sencillas, con esos mismos ojos puros que podía recordar durante sus viajes. El joven se veía como un hombre de bien, y el viajero comenzó a acompañarlo por las calles, viendo como a su paso el joven daba algunas monedas o algunas piezas de pan a niños y personas desamparadas, que al igual que él en el paso sufrían de pobreza y hambruna.

— Desde siempre, he vivido en busca de alguien. La señal que mi corazón decía, era que al momento de entregarle una pieza de pan, las puertas de mi pasado serian abiertas y volvería al lugar donde pertenecía. Y la otra mitad de mi alma volvería a mis brazos. — Comentó el joven viendo con una sonrisa al viajero.

— Yo también ando en busca de alguien. Pero tal parece que tú tampoco has encontrado a tu otra mitad. —

— Yo, ya lo encontré hace mucho. — Un poco triste el viajero agachó su cabeza, pensando que tal vez aquel chico no era su persona. — Lo encontré cuando le entregué una pieza de pan después de que me salvara de una multitud furiosa por haber robado una pieza de pan. — Al escuchar eso el viajero se sorprendió mirando al joven como con sus manos tomaba su rostro. — Después de haberte dado aquella pieza de pan, descubrí que era el príncipe de este pueblo, de todo el reino. Tomé mi derecho porque sabía que podía ayudar a mucha gente, pero no podía sacarte de la cabeza, prometí seguir dando piezas de pan hasta que tú volvieras a mis brazos. Tu bondad, tu sentido de la justicia me hizo sentir algo por primera vez en mi vida. Amor... Gracias por esperarme, por volver a mí —

El Charro: "Pugna de Reyes"  (LGBT/Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora