𝗡𝗲𝗴𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻

208 13 5
                                    


El intenso calor que emanaban ambos cuerpos donde solo aquella roñosa cama era testigo de tal acto prohibido, era como una flama que los fundía a ambos en la más pura y descarada lujuria, en éxtasis total del sucio y masoquista sexo. Alex DeLarge, un joven malhechor drogadicto de diecisiete años se encontraba sumido en el más puro de los placeres que la vida puede ofrecer; subiendo y bajando como loco sobre el enorme pene de su amante, montándolo como si no hubiese un mañana entre gritos y gemidos que denotaban cuanto estaba gozando de la carne ajena. Su delgado cuerpo sudoroso yacía completamente lleno de mordidas, marcas de dientes, brillante y fresca sangre que brotaba de estas últimas y también, marcas de labial de pies a cabeza; Aquel hombre mayor con el que frecuentaba estos encuentros era alguien particular, cubierto de un turbio maquillaje de payaso con una sonrisa cortada en el rostro, algo que para cualquier persona sería lo más perturbador que te podrías encontrar, sin embargo a Alex y su mente retorcida ese villano psicópata desataba en el un apetito sexual insaciable.

—¡AHH JOKER! Que buena verga~ ¡me encanta, más duro y tolchoquea mis scharros! — Emitió aquel grito, moviendo las caderas de atrás hacia delante, apretándo los parpados con una sonrisa golosa esbozada, y al momento de recibir los tan deliciosos golpes en las nalgas sus gemidos se intensificaron, y sus ojos brillantes de deseo carnal se clavaron en los del tétrico payaso.

— ¿Así te gusta, perra? porque eres mi perra ¿no es así? Alex.. — Las inquietas manos del mayor apretaron los rojos glúteos del rubio malchico con fuerza, provocando un alarido de este. — Dilo.

El Drugo orillado al éxtasis en su máximo esplendor, retomó los anteriores movimientos de cadera: un frenético sube-baja sosteniéndose con las manos por detras suyo, con las palmas puestas en las muslos de su candente amante. La fuerza y la rapidez era tal que la vieja cama de madera golpeteaba contra la pared, rechinando como si la starria madera se fuera a romper en cualquier momento. — Soy.. ¡Soy tu perra, brachno besuño! — Finalmente respondió entre gemido y gemido con su jerga nasdat típica de los adolescentes de esa época; a la vez que arañó el pecho del Joker con fuerza provocando que las heridas sangraran, acción que pareció excitar de sobremanera al payaso anarquista, pues le detuvo las caderas y penetró con extremada fiereza sin piedad hasta el fondo como si su vida dependiera de ello; en ese instante lo único que se podía escuchar en ese sucio escondrijo eran los gritos de placer de Alex, el rechinar de la cama y el choque de los testículos contra las nalgas del joven, quien estaba casi tocando el cielo con las manos con cada embestida que abría de par en par sus paredes llegando a lo más profundo, a ese punto que lo hacía enloquecer de placer y a su vez lo alcanzaba cada vez más al ansiado orgasmo.

— Eso es, grita como la perra sucia que eres antes de que te llene de tu preciada "moloco" chico malo. — Tras ese comentario, Jack emitió un fuerte gemido que podía asemejarse a un gruñido y fue entonces que no pudo más. Descargó hasta la última gota de semen en lo profundo de su joven granuja amante; no tardó mucho para que el Drugo nocturno siguiera el mismo camino, segundos más tarde llegó al clímax manchando el abdomen del mayor mezclándose el abundante líquido caliente con la sangre que aun brotaba de los aruñones propinados al otro hombre.

— Esto ha... Sido de besuños , esta vez te pasaste hermano mío. Cada vez me sorprendes más. — Mencionaba agitado, sudoroso y adolorido por las heridas a lo largo de su cuerpo, pero levantadose de la cama y dirigiéndose directamente a tomar sus particulares prendas blancas, junto a sus botas y sombrero negro. Ya se había saciado por el momento, no había nada más que hacer allí. Como cada vez que se juntaban a tener sexo.

El Joker por su parte torció una mala mueca al verlo vestirse tan pronto; quizás había tenido la vaga idea de que esta vez podría ser diferente y este pensamiento fue lo que le llevó a preguntar: — ¿Te vas tan pronto, preciosura? ¿no quieres pasar la noche? — El malchico, colocándose su elegante sombrero giró a verlo pues esas preguntas le parecieron extrañas y hasta cierto punto graciosas, razón por la que sonrió con gracia antes de responder. — No puedo hacer esperar a mis Drugos por más tiempo, además la naito es joven y perfecta para unas cuantas vesches realmente joroschó, tú entiendes, hermano. — Le guiñó el ojo rodeado de pestañas postizas, parte característica de su imagen como líder de su grupo de criminales, y completamente vestido de pies a cabeza, tomó su preciado bastón negro, haciendo un descuidado giro con este a la vez que se encaminaba a la puerta. — Hasta otra, querido, si el gran bogo lo permite. — Y dicho esto salió por la puerta dejando a un Jack desnudo, cansado pero principalmente pensativo sobre todo, sobre la extraña relación que mantenía con ese chico.

Suspiró pesadamente, ¿frustrado? quizás, por haber tenido la pequeña esperanza de que esta vez sería distinto a las demás, pero.. ¿Por qué? es decir, Alexander le parecía un adolescente demasiado atractivo, carismático, repleto de malicia y con ese perfecto cuerpo, ese rubio cabello y esos ojos azules penetrantes ¡lo volvía loco de manera sexual! no obstante ahora parecía ser diferente y muy a su pesar lo sabía. Cerró el puño derecho con fuerza golpeando la cama una y otra vez repleto de rabia.

No, ya había pasado por esto con su enemigo mortal, Batman y no había terminado nada bien.

Desde ese momento juró no volver a sentir más nada por nadie.

Estaba completamente roto desde ese esa ocasión en el pasado donde fue vil mente engañado y abandonado y no quería admitir que el amor estaba golpeando su puerta de nuevo.. Y Alex era el culpable. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 14, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

« Love Sick »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora