Beautés de la Nuit
Aún no recuerdo si fue una horrible pesadilla o el estragó amargo de una noche de copas. Solo puedo decir que aquellos sucesos jamás dejarán de estar en mi mente y que en lo fondo de mi alma conservo cierto anhelo porque todo hubiese sido real.
Era de noche y mi pensamiento divagaba en inmensa profundidad en los recientes acontecimientos, cerca de aquel pequeño poblado, en donde yo iba solo de paso. Ya que me dirigía al museo de Louvre Francia, a unos cuantos kilómetros del poblado Ciel Errant.
Aquella noche me estaba afeitando para salir al bar que estaba a unos pasos en donde me hospedaba, ya que el señor William Stoke, un viejo amigo, me había invitado unos tragos. Después de tanto tiempo que dejamos de vernos, nuestros destinos nos volvieron a mostrar las caras en este impávido lugar, terminé de vestir y partí al encuentro con William.
Dentro del Bar, mi amigo me contaba las anécdotas que tanto misterio le acarreaba a su memoria, investigaciones y hechos casi sorprendentes de resolver, dado que él era detective de Inglaterra y que pasaba por este mismo pueblo hacia el sur a investigar una serie de asesinatos que tenía tiempo en el caso. Platicábamos a la misma vez que tomábamos trago tras trago de licor.
Ya pasado de la media noche, decidí salir del bar, mi amigo estaba completamente dormido en la mesa, salí a caminar tambaleante de un lugar a otro; luego de caminar unos cuantos pasos (creo que fueron pocos) no supe en donde me encontraba. Por lo que indagué por aquel fúnebre lugar que parecía tan muerto, como el frio clima que desciende por las colinas cercanas al cementerio, el cielo nublado señalaba una lluvia pronta, entre mi pensar y mi paso titubeante, empezó a llover. Entonces decidí adentrar a una solitaria residencia, que parecía siglos sin cuidado alguno, nefasta apariencia y muy descuidada la entrada, salte el portón que en un costado tenia inscrito unas palabras que en ese momento no tome en cuenta: "Vexilla Regis Prodeunt Inferni" o eso opacamente visualicé, ya que la lluvia era densa y no se podía ver casi nada. Adentro de aquel recinto logré percibir (por la poca luz que habitaba) un viejo mueble, una mecedora y enfrente una pequeña mesa con una copa de vino, terrorífico detalle el cual me sorprendió, pues parecía estar abandonada aquella mansión y por ello no pedí permiso a alojarme ahí. Me dirigí a los dormitorios en el segundo piso, eso creí por que las escaleras daban justamente enfrente de unas puertas muy descoloridas y tenían numeración. Parecía un lugar en donde antiguamente era muy elegante y muy colorido, pero el deterioro la convertía en un lugar bastante acogedor para animales ponzoñosos, larvas y otros seres. Con paso precavido para que no se pudiese romper alguna madera del piso y caerme, me encamine a una de las habitaciones en donde pudiese descansar mientras la tormenta se sosegara.
Entonces entré al interior de una habitación continua a otra hórrida, pareciese que hubo un incendio que devoró todo ahí dentro, esto apenas vislumbres con la ayuda de los relámpagos que la casi tormenta había conjurado.
Ignoré nuevamente esos detalles por mi fatiga y mis ganas de dormir. Entonces me adentré a esa habitación a lado de la que ya antes describí como nefasta y terrorífica con mi visión opaca. Todo me inducía a entrar, la razón que hasta ese momento desconocía era más horrorosa de lo que ahí dentro presencie, dudo que las más escalofriantes pesadillas que tu lector creas haber sucumbido en tus dramáticas pesadillas puedan compararse con lo que vi, puesto que la fantasía se vuelve inestable cuando se convierte en solo un pedazo de metal viejo ante el brillo fulgurante de la vida misma. Lector, no creas que he exagerado mi experiencia para que tu atención se centre a mi relato, te confieso que todo, todo es real hasta este momento, ni la locura cubre tus deducciones, ni el alcohol que había consumido ese día diera paso a tales alucinaciones estrafalarias; el que me niegue a creer todo ello, no es culpa de mi escepticismo, sino de mi impotencia de no poder hacer nada.