6.

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Travis sobrevolaba su torre, simplemente dando vueltas.

No se alejaba de esta, ni iba muy arriba para poder cuidarla correctamente.

Era su trabajo, después de todo, no, mejor dicho, esa era su vida, su día a día, y la condena que le esperaría hasta la muerte.

Aun así, ni siquiera sabía qué era lo que esperaba, ¿Qué sería? Ningún dragón podía tocar su corazón, y no permitiría a un humano entrar, era mentira que volvería a volar con libertad como sus amigos, aún cuando le decían que le apartarían un lugar, no había sentido en eso.

Estaba preso y sin libertad, sin futuro, y... Solo.

O al menos, lo último era antes, ahora, recibía unas visitas bastante seguidas.

—¡Travis!— Pudo verlo, gritando su nombre a un lado de la torre. 

Al principio, decidió no matarlo por piedad, no era agresivo,  a diferencia de los demás, no estaba acostumbrado a asesinar personas, si lograba mantener una conversación formal, quizás podría llegar a un acuerdo, lo reconoció, claro, por eso sabía que era un príncipe. No quería tener que lidiar con un ejercito por matar a un heredero al trono.

Luego fue propia curiosidad, era raro, diferente, y a diferencia de otros, no se iba corriendo, solo lo miraba a él.

Claro que Travis es alguien que tiene cero habilidades sociales, además de empáticas, no sabía como reaccionar a ciertas cosas y no era bueno eligiendo temas de conversación.

Pero Lucas... Bueno, siempre sabía que decir.

El dragón rojo bajó del cielo, tan pronto como tocó el suelo, tomó su usual forma semi-humana.

Y allí estaba de nuevo, el brillo en los ojos del príncipe al verlo, una emoción que mostraba tanto al tenerlo de frente, que curioso humano.

—¿Y? ¿A qué viniste esta vez? ¿No te aburres?— Preguntó Travis, sí, sonaba a que estaba irritado con su presencia, pero aunque no lo crean el no tenia esa intención.

Este tipo de cosas es a lo que me refiero cuando menciono que Travis tiene... Problemas comunicativos, pero al menos Lucas lo comprendía perfectamente.

—Bueno, como siempre te digo, vine por ti. ¿Qué te parece si hablamos de mi tierra? Me reconociste antes, ¿Haz viajado?— Preguntó curioso el príncipe.

—No realmente.—

La única vez que viajó, fue cuando estuvo días buscando la torre donde estaba su corazón, hasta finalmente encontrarla, ¿Cuántos años llevaba custodiando aquella torre? ¿100 años, quizás más?

—Entonces puedo contarte de todo lo que conozco.—

Lucas había visto lugares, y, de hecho, en sus manos llevaba un libro bastante grande. Al ver que Travis dirigió su mirada a este, curioso, Lucas sonrió y le mostró la portada: "Mil destinos turísticos".

—Hay lugares que conozco. El libro viene con muchas fotos, me gustaría mostrarte y... Quién sabe, en un futuro podrías verlo por ti mismo.—

Las palabras de Lucas sonaban tan maravillosas, sí, sería maravilloso poder salir de la torre, ir lejos, aventurarse y ser libre, conocer un lugar diferente.

—...Bien, te escucho.—Respondió Travis.

Esas palabras fueron suficientes para que ambos tomaran asiento en el pasto, apoyando sus espaldas en la pared de afuera de la torre y Lucas le mostrara todo, sin parar de hablar de todo lo que había.

Diferentes climas, lugares, estructuras, comidas, costumbres... Hubo tantas cosas que sonaban maravillosas para Travis, ¿Nieve? Nunca había visto la nieve, seguro se vería tan hermoso como en las imágenes, todo con nieve se veía tan...

—¿Majestuoso, no crees?— Completó sus pensamientos Lucas, mostrando la imagen de la ciudad con nieve. Eran unas preciosas ilustraciones.

—Si... No suele... Nevar mucho aquí.— Travis no quería admitir que tenía curiosidad por esas cosas. Tanto tiempo ocultando todo que ya simplemente sepultaba cada cosa.

—Ya lo sé. Por eso lo digo, ¿Sabes? En mi reino suele nevar, ¿No te gustaría ir algún día? Sé que se asustaran porque eres un dragón pero... Serás bienvenido.—

"Ser bienvenido", eso sonaba bien, en especial cuando siempre solo fue una bestia, comparado con sus iguales.

No es como si quisiera atacar o acercarse a humanos, ¡Solo quería custodiar su propio corazón! 

Y Lucas...

El incluso decidió no entrar solo para evitar incomodarle.

—...Podría considerarlo.— Fue la única respuesta del dragón.

Aun así, fue suficiente para poner aún más feliz al príncipe. Siguieron hablando, probablemente por bastante tiempo hasta que la noche llegó, y como siempre, esa no sería la última vez que lo vería.

El Principe y El Dragón De La Torre. [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora