Capítulos finales
No sabría decidir qué es lo que más amo de este lugar tan maravilloso. La gente es preciosa, son humildes, dulces, realmente inteligentes y talentosos. Tienen un increíble balance, hay muchos que se dedican a innovar con la tecnología sin dejar de lado el cuidado manual del sembradío y el ganado. Tienen un buen método de riego, siembra y recolección de todos los frutos, varios de ellos no los conocía y resultan ser deliciosos. Su atención hacia los animales para consumo es tan sensible y humana. Aquí todos hacen lo que realmente les apasiona, respetan por encima de todo y comparten de manera justa. Nadie tiene más que el otro, ni siquiera la Madre Luna.
El día en que llegué el pueblo organizó una gran celebración y todos, de alguna manera, lograron acercarse a mí a presentar sus respetos y a desearme suerte para lo que se avecinará. Expresaron su lealtad y entera disposición a defender su hogar.
- Pelearemos de ser necesario. Es nuestro hogar y lo vamos a defender. – dijo uno de ellos, un amable hombre viejo y ciego, que me hizo enternecer y sentir admiración por su coraje.
Y es que si hubiera que definirlos con una sola palabra, definitivamente elegiría unidos. Saben que juntos pueden lograr cosas más grandes de las que pueden lograr solos.
- ¡Artemis! – salgo de mi burbuja con el grito de Clío.
- ¿Qué me perdí? – se cruza de brazos y me mira mal.
- Estoy intentando darte una sola lección de arquería, que espero sea suficiente para cualquier emergencia, ¡y no me pones atención!
Luce adorable cuando se molesta, sus mejillas se ponen rojas cuando se enoja y da un poquito de miedo.
- Lo siento, lo siento. No me volveré a distraer, ¿está bien?
- Es tu última oportunidad. No habrán más lecciones que esta, ¿comprendes? – amenaza.
- Lo hago. Tienes toda mi atención.
- Bien, entonces toma esto. – pone el arco en mi mano aún de mala gana.
*
- Pequeña Luna. – en la puerta de la habitación se asoma la pelirroja que, aunque a Clío no le simpatiza, a mí me ha agradado bastante.
- Teia, pasa, por favor. – me alejo del balcón para acercarme a ella - ¿Qué pasa?
- Clío me ha pedido que le muestre algo. – sonríe – ¿Sabe en dónde están sus gatos?
- Oh, bueno, deben estar aquí dentro... ¡Uxía! ¡Heros! – de inmediato los dos gatos salen de alguna parte.
Uxía camina elegantemente, dándose su tiempo para llegar hasta donde estamos paradas. Heros se sienta ensanchando su pecho de forma valerosa. Ambos han crecido muy rápido y siguen luciendo igual de hermosos.
- Excelente. ¿Usted sabe cuál es uno de los dones que poseo? Además de lo relacionado con mi padre, claro.- pregunta con algo de pena.
- Quiero creer que tiene relación con la vista. Asumo que nos mostrarás algo que a simple vista no podemos observar.
- Así es, Pequeña Luna. Su protectora me ha hablado sobre estas criaturas que vinieron con usted, y sobre la que se ha quedado con su padre. – frunzo el ceño – Descuide, es algo sorprendente y muy bueno. De hecho quedé impresionada cuando me lo contó. Pudo ocultarlo de mí y eso es muy difícil. – se hinca frente a los gatos lanzando la larga cola de su vestido hacia atrás.
- Bueno, entonces muéstranos. – me hinco junto a ella y aprovecho la oportunidad de acariciar a Uxía.
Sin avisar, toma mis manos con delicadeza, posa su firme mirada azulada sobre la mía y desliza sus dedos por mis brazos provocándome un escalofrío. No titubea ni un segundo, ni cuando se dispone a poner sus manos en mis mejillas, contagiándome el calor de estas. Pone sus dedos sobre mis ojos antes de que pueda pensar y susurra unas palabras que no alcanzo a escuchar.
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𝑇ℎ𝑒 𝑀𝑜𝑜𝑛'𝑠 𝐷𝑎𝑢𝑔ℎ𝑡𝑒𝑟
Fantasy¿Qué pasaría por tu mente si de repente alguien llega a decirte que tu madre es la luna? The Moon's Daughter, una historia que cambia de intensidad a cada capítulo y en ocasiones es engañosa. Lo dice su misma autora. Acompaña a Artemis en esta histo...