Capítulo 2.- Simposio.

583 32 37
                                    

Kirito dormía plácidamente en su cama, siendo las ocho y veintiocho de la mañana, faltando relativamente poco para su alarma se escuchara.

Sin embargo, el destino le tendría pensado algo diferente. Desde el cuarto de Eugeo, que se ubicaba a un lado del suyo, se podía escuchar un redoble de tambores y violines.

Lo primero que hizo fue cerrar más fuerte los ojos, poniéndose la almohada en las orejas. Eugeo había cambiado su tono de despertador a La Internacional.

Arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan, y gritemos todos unidos: ¡Viva la Internacional!

-¿Por qué tenía que ser roomie del comunista? -Se preguntó Kirito. -¡Apaga esa cosa, Eugeo!

La alarma fue apagada, se escucharon pasos pesados en el corredor. El muchacho vio una sobra en la parte baja de su puerta. Claramente, eran unos pies.

Abriendo la puerta de la habitación, un muy activo Eugeo se asomó por la misma.

-¿Dijiste algo, camarada? -Preguntó, acomodándose los lentes.

-Olvídalo...

El cuarto del muchacho era más o menos ordenado, teniendo todas sus libretas y libros ordenados en su escritorio. Mientras Eugeo preparaba el desayuno, él se apuraba a acomodar lo necesario para ese día de labores académicas. No pasadas ni tres semanas de clase y ya tenía varios libros de la biblioteca de la facultad en su casa.

Su contrario marxista no quedaba exento de lo mismo, teniendo ya en su estante varios libros de Platón, Lenin y de Gramsci.

Llegando a la cocina, el plato que había en la mesa era...no muy apetitoso, dejando mucho que desear.

-¿Es neta, camarada? -Se quejó Kirito, alzando una ceja.

-¿Qué tiene, camarada? -Eugeo le preparó su desayuno.

-Digo, cuando me toca a mí hacer la comida, al menos la hago bien, no seas mamón.

-Oye, no sé cocinar comida vegana, así que no te quejes. -El desayuno de Kirito era un omelette vegano. Eugeo se preparaba el suyo propio con huevos y queso.

Ambos siguieron discutiendo de forma ligera sobre los desayunos y del por qué el castellano debía de esforzarse más en cuanto a emplatar la comida.

Otra cosa que ambos filósofos a medias discutieron fue el hecho de que Kirito tenía que soportar tener que cocinarle cosas con productos de origen animal...siendo algo repulsivo para él.

Lo curioso es que, mientras esos dos discutían cuestiones de desayunos, Yuuki y Sinon se encontraban en la entrada de la facultad. Por advertencia de la propia Sinon, Yuuki no entró al salón ya que sólo estaban Alice y otro compañero.

Tener que estar sola con su antítesis no le era del todo agradable. Definitivamente, de Yuuki y de Alice jamás saldría una síntesis, siempre serían contrarias.

-¿Irás a la bienvenida, Sinon? -Cuestionó Yuuki. La chica de lentes y de cabello castaño fumaba un cigarro.

-No. Mis experiencias me dicen que no es buena idea. -Sentenció ella.

-Oh vamos ¿Por qué obedecer siempre a tu experiencia?

-Tú irás con Eugeo ¿No? Eso quiere decir que me quedaré sola, me aburriré y no me gusta beber sola ya que me deprime, por lo que tampoco lo disfrutaría.

El argumento, infalible. Yuuki sonrió para disimular su tristeza. No tenía forma de decir o hacer algo.

-¿Y sí vas con alguien? No necesariamente te tienen que invitar a ti.

Tratos de amor filosófico (KiritoxSinon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora