Capítulo 26

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Capítulo 26

-Christian, yo creo que esa no es la mejor manera de resolver esa ecuación... -le susurré mientras él explicaba en la pizarra, o al menos eso intentaba.

-Pues tienes razón. -borró y rió.

-¿Quieres dejar de corregir a la gente? Es una muy mala manía. -susurró riéndose Matt a mi lado.

Estábamos en matemáticas, y Matt me había pedido que me sentase con él. En primera fila. Yo no sé qué tiene la gente con ponerse ahí delante, exponiéndose a los demás. Pero no me había podido negar, al fin y al cabo, me caía bastante bien. Me hubiera sentado con Trish, pero ella no iba a matemáticas avanzadas como yo.

Hablando de Trish, se tiró las tres primeras horas llenándome a notitas tipo Te tengo que contar una cosa, tía o Es muy fuerteeeeee y cada vez que la miraba estaba en su sitio retorciéndose de risa, pero no risa graciosa, sino una risa nerviosa. Estaba nerviosa y emocionada. Y la verdad es que me daba un poco de miedo verla así. Había querido hablar conmigo pero no pudimos en los cambios de clase, y cuando fui a la cafetería en el descanso no la encontré por ningún lado.

Ni a ella ni a Harry.

Creo que eso sería una pista sobre qué estaba pasando. Pero bueno, me tocará esperar a que se digne a aparecer.

Reí con Matt en respuesta.

-Es innato, en serio. Es que no saber hacer ejercicios de inglés es un poco patético... -me burlé de él, riéndome.

-Cabrona. -chistó y yo me reí.

-...bueno, y hacéis los 15 ejercicios de la página de hoy. -terminó Christian.

-¿15? -exclamé. -Christian, tío, enróllate un poco...

Él se rió.

-Haced solo 5. -cerró su libro y nos dejó los 10 minutos restantes para hacer los 5 ejercicios.

-Eres el mejor. -le sonreí más bajito ahora, para que no me escuchase el resto de la clase.

-Lo sé. -dijo él. -Venga chicos, a hacer los ejercicios. -nos dijo.

-Qué pereza. -dije yo y ellos dos rieron.

Christian era nuestro profesor de matemáticas, además del tutor de nuestra clase, y era el mejor profesor que te podías encontrar. Sí, era mi profesor favorito. Tenía unos... 28 años, más o menos, y era guapísimo. Era moreno, y tenía unos ojos verde claro para derretirse, eran preciosos. Además de que se cuidaba realmente bien.

Al principio de curso, Christian llegó a nuestra clase y no tardó en ser acosado por la mayor parte del alumnado femenino. Entre esas acosadoras destacaba Anna sobre todo. Él no la aguantaba, y yo me reía la vida cada vez que le decía que le dejase en paz si no quería problemas.

Lógicamente era raro acosar a un profesor, la que puedes liar si superas los límites es gorda. Yo al menos pensaba así, pero está demostrado que era la única en este instituto. Soy un profesor joven y sentiría miedo cada vez que cruzo estas puertas.

Yo simplemente le traté como un profesor más, porque lógicamente, que me gustase un profesor era algo que ni podía pensar. Por Dios, ¿quién es tan sumamente enfermo como para siquiera replanteárselo?

A día de hoy casi ni le acosaban. ¿Razón? Christian se gastaba una mala hostia en clases que flipas. Tenía mucho carácter, y si le hinchábamos mucho los cojones él no se privaba de reñirnos, gritarnos, o mandarnos 50 ejercicios para el día siguiente. Esa es una de las cosas por las que sus acosos descendieron rápidamente en cuanto se puso serio en sus clases.

En busca de la estrella. (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora