Los viernes inician grises y cargados de melancolía para en la tarde convertirse en naranjas llenos de libertad.
Dicen que los viernes son para salir y divertirse, pero mienten tras sus máscaras de unicel.
Se reúnen y ríen y juntos son llevados por un puro deseo.
Otros quedamos en el hueco blanco con el fantasma que cubre el largo pasillo.
Dicen que los viernes son para divertirse... creo yo que hay diversión más esperanzada cuando estás solo.
Los viernes son para llorar la pena interminable.
Los viernes que inician grises son para pensar en las líneas de mis dedos y no en salir a la existencia.
Los viernes grises se tornan naranjas y es cuando tengo libertad.
Cuando estoy sola en el hueco y hablo con el fantasma.
Los viernes naranjas son para leer en voz alta, darle nombre a cada sombra en mi habitación y llorar.
Los viernes son para pensar y no actuar. Yo miro por mi ventana a los que salen felices en ignorancia mientras quedo yo encerrada sumiéndome en el vasto olvido de mis penas.
