IV

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Los rayos de luna entraban por esa ventana, alumbrando a penas la habitación. Un pequeño pelirrojo miraba esta ventana, con profunda tristeza, esperando con ansias que la puerta de entrada fuera abierta.

Suspiró pesadamente para luego sentarse en la cama y caminar hacia el cuarto de sus madres, donde sólo estaba la asiática. Jace la miró unos segundos, luego se acercó y movió suavemente su hombro en un intento por despertarla.

  - Mamá Ada... despierta, mamá Ada...

  - Jace... es tarde y mañana tienes escuela...

  - Lo sé, pero quería preguntarte algo...

La mujer se sentó y miró a su hijo. Se notaba en sus ojos que había llorado, pero el pequeño a penas se dio cuenta de eso. Sin tomarle importancia, subió a la cama y se sentó en las piernas de su madre. Su madre querida, su madre adorada.

Pero había algo diferente en ella... últimamente lloraba mucho, aunque intentaba mantenerse fuerte para sacar a su hijo adelante. Él le sonrió y cambió la pregunta de inmediato.

  - ¿Mañana me llevarás al parque?

Ella sólo dejó salir una pequeña risita antes de besarle la frente.

  - Claro, pero esa pregunta podía esperar, ¿no lo crees?

  - No, estoy emocionado. Quiero ir a los autos chocadores.

  - Son peligrosos, aún eres pequeño para esos.

Entonces, el niño bufó frustrado.

  - No soy tan pequeño.

  - Sí lo eres.

  - En ese caso, súbeme contigo, Mamá Ada...

Y ella dudó...

  - No lo sé, nunca me gustaron esos juegos.

  - Por favor.

  - No, Jace.

  - Mamá Claire sí lo hace, ella es más buena que tú. -dijo sin pensar.

Ada sintió una opresión en el pecho, no por esas palabras, ya que era normal que Jace las comparara, más bien por pensar en su amada, en su Claire. En aquella que nunca más vería, que no regresaría a casa, que ya no estaba en este mundo...

Por su mente vagaron muchos recuerdos de ella; sus primeras salidas, cuando decidieron vivir juntas, cuando alguna regresaba del trabajo, al llevar a Jace a la escuela o buscarlo, una de las tantas veces que discutían y terminaban besándose mutuamente para detener la pelea...

Jace se dio cuenta de la tristeza de su madre, y entonces preguntó aquello por lo que había ido en realidad...

  - Mamá Ada... ¿cuándo vendrá Mamá Claire?

  - Ella... -tomó un poco de aire y lo miró- ella no vendrá... nunca más...

Acarició su mejilla en lo que el pequeño preguntaba:

  - ¿Por qué? ¿Dónde está?

  - Está en el cielo, mirándonos y cuidándonos...

  - ¿Pero por qué no baja? Es mejor si nos cuida desde aquí.

  - No puede, Jace. Una vez que alguien va al cielo, allí se queda, y nos visita por medio de sueños, por medio del calor en nuestros corazones.

  - Mamá Claire debería estar aquí, contigo y conmigo.

  - No, ella ya cumplió su ciclo en la tierra -terminó dándole un beso en la mejilla y le dedicó una sonrisa-. Ahora nos toca a nosotros vivir lo que la vida quiere que vivamos. Luego nos reencontraremos con ella.

  - ¿Enserio? -preguntó emocionado.

  - Enserio... pero debes ser un niño bueno, ¿de acuerdo?

  - Claro, si soy el niño más bueno y adorable del mundo. -respondió con arrogancia.

  - Y muy modesto...

Luego, se dieron un fuerte abrazo y esa noche durmieron juntos. Pero por la mente de Ada vagaron de nuevo los recuerdos.

Estaba ella en una misión como siempre, metida en un laboratorio secreto. Tenía la misión personal de rescatar a Claire de la perra Wesker. Alex pagaría por dañar a su amada.

Tras unos pequeños inconvenientes, finalmente llegó a ella. La vio inconsciente y maltratada, tirada sobre el frío suelo de una celda. Se apresuró a ir a su lado, la tomó en brazos y pegó a su pecho. Luego se fijó que tuviera pulso, el cual era lento y pausado, lo que le hizo temer.

La cargó notando que estaba muy liviana, producto de la desnutrición, para caminar saliendo de allí. No quería llamar la atención de nadie, pero cuando lo hacía, ocultaba a Claire y atacaba, después la volvía a cargar para seguir el camino.

Había llegado al exterior cuando Claire comenzó a reaccionar, así que la sentó contra un árbol, permaneciendo Ada arrodillada frente a ella, esperando que despertara. Pero entonces, palideció por completo al tiempo que abría los ojos, mostrándolos grises y sin vida...

Saltó sobre la asiática, quien luchaba por alejarla evitando repetidas veces que la mordiera. En medio del forcejeo, comenzó a llorar, no podía creer que debía matar a su amada, no le pudo haber pasado a ella.

Logró empujarla lejos, se puso de pie y apuntó directo a la cabeza...

Sin evitarlo, comenzó a llorar nuevamente en silencio, para no despertar a su pequeño hijo. Hundió el rostro en la almohada, culpándose.

Si hubiera llegado antes, Claire seguiría a su lado. Saldrían los fines de semana, llevarían a Jace al parque de diversiones, al cine, jugarían en la noche antes de que cayera dormido, repartirían una sesión de besos antes de dormir...

Aún no podía creer que nunca más la abrazaría, que no la besaría de nuevo, que ya no volvería a escuchar su voz...

Se culpaba porque...
Si hubiera llegado antes, su hijo no debería crecer sin ambas para ayudarlo y guiarlo...

Lo que más le dolía, era que Jace nunca podría despedirse, y sufriría mucho el saber que está muerta...

One-shots de Claire x AdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora