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El camino de tierra que seguía empezaba a perderse entre el césped que crecía e iba ocultándolo, dificultandole en gran medida el guiarse entre los grandes árboles y los troncos caídos que aparecían a su paso. Por ello había decido marcar los árboles que pasaba con su cuchillo, para hacer su propio camino de regreso y en consecuencia, se había tardado más de lo que tenia pensado para llegar al Reino Oculto, principalmente porque la "M" de Miracles era difícil de tallar en la corteza de aquellos arboles pero era la única manera de diferenciar las marcas que él hacía de cualquier otra que pudiesen tener los troncos, así que trató de no frustrarse mientras el sol se iba moviendo de este a oeste.

Había contado 34 árboles tallados cuando escucho el crujir de una rama. Volteó en todas direcciones pero no observó nada fuera de lugar aparte del sinfín de arboles a su alrededor.

Suspiró.

- Quizás sólo fui yo -se dijo mientras negaba con la cabeza-. Debo apresurarme.

Siguió caminando y tallando árboles con la característica "M", hasta que el sonido de un aleteo lo alertó. De inmediato dirigió su vista hacia arriba, donde las hojas se movían con ayuda del viento, danzando en sintonia de los ritmos del bosque. Fue entonces cuando lo vio.

Aquel halcón.

Su respiración le faltó de pronto, haciéndole perder el equilibrio por un momento.

Ese plumaje... ese color... esa forma de volar... no. No podía ser. De ningún modo podía ser el ave que él había salvado cuando tenía siete años. Las probabilidades eran casi nulas, pero aún así, eso no le impidió gritar su nombre:

- ¡¿Jimin?!

Y el halcón blanco se dejó escuchar en respuesta.

Los ojos de Jeongguk se iluminaron y no dudó ni un segundo en seguir al animal, olvidándose del sendero del Rey, los árboles y las marcas que le enseñarían el camino de vuelta a casa.

Monarch [Jikook/Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora