****
Deseo para ti, el regalo de la bella sonrisa que me lanzas, para que veas en tu reflejo, y sientas el mismo amor, que me dabas.
Deseo para ti, una vuelta completa al añorado parque, sin soltar ni una sola gota de sudor, y sin un yo cansado de mirarte.
Deseo para ti un abrazo, con los brazos más débiles del mundo, quisiera no hablar de los míos, pero sabes que lo son.
Deseo para ti los buenos ritmos, porque sé que tu cuerpo necesita estar en sincronía con mis latidos.
Deseo para ti un mundo en el que yo esté, como un amor perdido o quizás, solo quizás, como un ángel protector.
Deseo para ti los recuerdos de nosotros, invadiendo tu mente en ciertas horas que se den permitidas para aferrarte a mi cariño.Mientras tanto y mis deseos para ti, vallan cayendo en lluvia entontecida, iré hilando el camino que perdí y persiguiendo tus sueños para hacerlos míos, aunque ya no me quedé mucho.
——¿Sigues pensando en Benny? —me preguntó Carolina, distrayéndome.
—Sí, lo esperaré justo aquí. —afirmé. Me acomodé en el asiento de la mesilla, sintiendo el frío de la madera, pero el agrado de volver al patio trasero. De volver a casa, nuestra casa.
—Pero... no me dijiste que él te repetía que lo esperes un día... ¿bonito? —me miró por el rabillo del ojo. Sonreí.
—Sí, lo sé. Este es un día bonito —dije y continúe disfrutando de la suave llovizna que comenzaba.
—Te congelarás, aquí fuera Raquel —me reclamó, haciéndome tambalear—. Y tú, toda esta semana me aclaraste que un día bonito, era cuando el sol estaba en la punta de la colina y que las flores brillaban por...
La interrumpí.
—Sí lo sé. Pero ahora este día se convierte en bonito, me está gustando la lluvia.
Vi que volteaba los ojos. Sonreí de nuevo.
—Será que te has acostumbrado a esta temporada. La primavera, no parece primavera... —dijo y me señaló—. Insisto, no crees que sea mejor esperarlo en casa.
—En media hora paso —le dije mirándola.
—¿Y no crees que sea mejor avanzar, al igual que él?
No entendía, ella continuo.
—Avanzar Raquel, me prometiste que volveríamos a provincia...
—Te lo prometí, pero con la condición de qué él vuelva antes. Y sin conseguir el puesto de trabajo en Inglaterra. Porque si lo consigue...—le recordé y suspiró.
—Te irás con él—dijo con sarcasmo—. Claro, había olvidado ese sueño, te recuerdo que ya pasó un mes.
Ella se alejó y volví a repasar los días, y era cierto, unos 48 días para ser exactos. Desde hace cuatro años, llevamos este sueño, o como se encargaba Raquel de reiterarlo, "el sueño de Benny", que al lado mío, era mi maleta.
¿Qué puedo decir? Solo éramos niños cuando nos enamoramos. Y sé que la rutina cansa y agota la magia del primer momento. Pero existen riegos que se deben tomar, aunque estos últimos años, continúen así. Porque he respetado cada uno de sus planes, convirtiéndolos también en los míos. Y asimismo, el más grande proyecto de su vida. Trabajar en la mayor industria de organización en Europa, para ser más exactos en Inglaterra.
Simplemente, decidió un día irse del país, su padre con ayuda de contactos, encontró un trabajo en un país vecino, y así ganar experiencia para lo que le esperara en Europa. El trabajo consiste en permanecer en un internado, sin permitirle ninguna comunicación por 10 meses, con el exterior. Y solo con dos meses de vacaciones, llevábamos nuestro amor, en esta pequeña casa, que me dejó el último día que llevó consigo todo su equipaje. Y de esa manera avanzaba, transfiriéndolo a países vecinos y volviendo a mí, con miles de anécdotas.
ESTÁS LEYENDO
Aquí, solo por aquí º·
ChickLitLe picaban los ojos, pero pretendía reír mientras calmaba aquel temor. Pero comenzó a escribir, y en las torres convertía sus ambiciones en relatos. Quizá reales, o ridículos. Y considero plasmarlos en oleadas llenas de ganas de volver, recobrar, y...