Capítulo sesenta y siete.

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–¿Qué sucede? –la voz de Owen se escuchó más cerca–. ¿Quién es?

De pronto la luz se encendió y Owen estaba sin camisa apoyando su mano contra el interruptor de la luz, él la había encendido. Jimin analizó a Owen impactado, por lo menos mi bro había conservado sus pantalones o esto podría verse más extraño de lo que ya era.

–¿Qué significa esto Danbi? –cuestionó Jimin.

–¿Por qué tendría ella que darte explicaciones? –arremetió Owen.

–¡Pues porque yo soy su novio! –habló Jimin en voz alta, pero sin gritar demasiado.

Ag... con tanta platica sobre las experiencias de Owen, se me había olvidado contarle que ahora estoy saliendo con Jimin, podía ver que la noticia le había caído como un balde de agua helada a mi bro.

–¿Eso es cierto? –cuestionó Owen mirándome con el ceño fruncido y su mirada casi desorbitada.

–Si –sonreí–. Iba a contártelo, pero se me olvidó. Y Jimin, no te hagas ideas raras –rodee mis ojos.

–Pero él está sin ropa... –se quejó Jimin.

–Así duermo yo, idiota –musitó Owen.

–¿Qué dijiste? –Jimin se alteró.

–Vámonos o llegaremos tarde –empujé levemente a Jimin para salir del apartamento–. Bro, duerme un poco más, te escribiré después.

Cerré la puerta sin dejar que Owen o Jimin dijeran una sola palabra más, tomé la mano de Jimin y caminamos por el estacionamiento.

–Owen me trajo porque ya era demasiado tarde y después el auto se estropeó, así que se quedó a dormir –expliqué para que Jimin se calmara ya que en lugar de respirar parecía que resoplaba como un toro.

–Quiero confiar en ti Danbi –musitó Jimin y apretó mi mano deteniendo nuestro andar.

–Pues hazlo –lo miré y sonreí.

–¿Tienes que estar siempre rodeada de tantos hombres? –cuestionó algo triste.

–Son mis amigos.

Jimin suspiró y miró a un punto a lo lejos, su expresión cambió drásticamente a sorpresa.

–¿Es tu prima? –cuestionó mirando fijamente.

–¿Qué? –regresé mi mirada hacia la salida del estacionamiento del edificio.

–Creo que la vi... pero salió corriendo. Tal vez vi mal.

–¿Por qué estaría mi prima aquí...? –me pregunté a mí misma sospechando y apresuré mi paso.

Corrí hacia la salida y miré en todas direcciones, la vista de Jimin no lo había engañado, mi prima estaba ahí intentando esconderse patéticamente detrás de un auto que para su mala suerte, arrancó en ese momento.

–¡¿Qué demonios haces aquí?! –grité mientras caminaba a prisa hacia mi prima.

Ella se repuso adquiriendo su postura arrogante, levantó su ceja y me analizó de pies a cabeza.

–Entonces es cierto que sales con ese sujeto –miró a Jimin acercarse a nosotras.

–¡Responde! ¿Por qué estás aquí?

–Te seguí ayer porque no podía creer que un hombre como él podría fijarse en ti, pero que se le puede hacer –rio–. Algunos tienen malos gustos –miró a Jimin–. ¿Tu vives aquí? Oh no, no lo creo. Si eres el dueño de tantas compañías como dice mi prometido, debes vivir en un lugar mejor que este, ya sé –me miró a mí–. ¿Hiciste que este niño rico te compre un apartamento? ¿Ahora cobras por tus servicios? ¿Ya nos los das gratis?

RUDEWhere stories live. Discover now