capítulo 1

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¿Que pasaria si un día descubres que todo lo que te enseñaron fue una gran mentira y que tienes que ayudar a lo que te han enseñado a odiar y destruir? pues eso es básicamente lo que me paso a mi Anastasia una huérfana de él buen samaritano un orfanato de Zaragoza, llevo toda mi vida aquí, rodeada de niños que vienen y que se van, de hermanas y curas que nos atienden lo mejor que pueden.

-Buenos dias hermana - salude  a la hermana Teresa, la considero casi como mi familia, algo irónico en mi situación, pero ella a estado hay para mi desde mi llegada al orfanato, es fácil distinguirla entre las otras monjas ya que viste un hábito muy sencillo de túnica, una toca con un velo tan negro que no permite ver su rostro,dándole una aura de misterio, la mujer me hizo una pequeña reverencia con su cabeza en señal de saludo, para seguir su camino hasta el comedor, mientras veía como se alejaba de mí una novicia algo pálida se me acercó a grandes zancadas, se veía preocupada.

-señorita Anastasia necesito que...-la mire y la interrumpi decir un:”buenos días”, sus mejillas se sonrojaron y de una forma apenada desvió la mirada- buenos días  señorita Anastasia- me saludo 

- En que puedo ayudarla ?- pregunte tratando de no reír por su actitud, se notaba que hace poco había pasado la etapa de postulante.

-...me preguntaba si,podría ir a buscar a los gemelos, para poder comenzar con la cena-me preguntó tratando de no sonar nerviosa,le sonrei y asentí para caminar hacia los dormitorios y llamar a los niños, abriéndome paso a través del gran pasillo,donde había una hermosa vista del jardín en en cual se podía ver algunas postuladas y novicias arreglando las flores, las salude con la mano y seguí mi camino a los dormitorios, pasando enfrente de un par de puertas rojas que según el padre Jacob se mantienen cerradas para que nadie estuviera tentado al pecado que se encontraba detrás de estas, aunque yo siempre he pensado que lo dice para que los niños no intenten ingresar a la gran sala llena de objetos religiosos de gran valor, sonreí con la idea de que tuvieran que recurrir a una mentira tan vieja como esa para evitar intrusos en su preciada sala roja. seguí mi camino acompañada solamente de el sonido de mis pisadas que hacía echo a mi alrededor,no entendía por que pero ultimamente me sentía mas sola dentro de los muros de este lugar,la sensación de que todo lo que me rodea no me pertenece siempre me ha perturbado, la idea de que en un abrir y cerrar de ojos todo lo que he conocido toda mi vida se desvanecerá en la penumbra de mi niñez, sacudí mi cabeza tratando de olvidar esas ideas tan deprimentes,para detenerme en seco con la puerta del dormitorio de los gemelos frente a mi,mire la madera, extendí mi mano cerrada  y di unos golpes en la superficie, no espere respuesta para tomar el pomo con mi mano libre, ya que como regla general nadie puede cerrar las puertas con seguro a menos que estemos en toque de queda, en cuanto se abrió vi a los gemelos saltando de cama en cama,observé montaneamente a los pelirrojos que ante mi mirada eran dos seres completamente diferentes, pero según las hermanas eran tan iguales como dos gotas de agua.

-Paco,Luisa, dejen eso se pueden hacer daño y si alguien mas los ve los castigarán- les recrimine con una sonrisa en mi rostro, espere que reprocharan pero en vez de eso los niños pararon en seco, giraron sus cabezas en mi, con sus ojos apagados clavados en mí, comenzaron a murmurar al unísono :

-We observe the creaturae quae spectant diu mortalibus ulla harmonia quae demoliri- finalizaron con una sonrisa, que no transmite ninguna emoción, el ambiente se había vuelto denso, no estaba segura de que era lo que había dicho pero podía jurar que estaban hablando en latín, pude distinguir algunas palabras que había escuchado al sacerdote en sus misas diarias,atónita parpadee esperando que la falta de comida me estuviera haciendo una mala jugada , pero en cuanto volví a abrir mis ojos los niños no estaban encima de la cama, y un sudor frío recorrió mi espalda cuando una pequeña mano jalo de mi camiseta.

¿Quienes son los verdaderos monstruos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora