Capítulo 53: "♫¡Por fin aliados!♫"

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A veces solemos subestimar las situaciones, y eso nos lleva a grandes confrontaciones, como las que tienen que pasar ahora nuestros dos catalizadores. Interrumpidos por un extraño presentimiento de parte de Reverse, se vieron obligados a desviarse de su pequeño encuentro amoroso para planear su regreso junto a Léa. Mientras tanto, la dulce princesa, había recibido la atroz noticia de que el zorro no había llegado a Kimail antes que ellos, por lo tanto, ella no evitó sentirse culpable al pensar que a su amigo le pudo haber pasado algo.

—Esto no está bien. ¡No podré perdonarme si le ocurre una desgracia a Zaid! —mencionó la heredera del reino de Shion, por eso se giró para salir del tan bien ataviado como oscuro salón. Sin embargo, los guardias le impidieron la retirada tanto a Diamant como a su alteza.

—¡Qué significa esto nya! —gritó la gata Persia al ver lo que hacían esos vampiros.

—Lo siento —una voz, que sonaba bastante imponente, pero gentil, salió de entre las sombras.

Lo que pasaba, era lo siguiente. Las chicas habían seguido a los guerreros de la noche para así obtener una audiencia con su gobernante, teniendo a su vez, la esperanza de encontrarse con el rubio posteriormente, cosa que no sucedió, por eso al enterarse de su falta, desearon partir cuanto antes.

—Me temo que no puedo permitir que se retiren en estos momentos —aseguró un muchacho que apenas se discernía entre las luces de las velas, aunque eso sí, su belleza era evidente, lo cual dejó pasmadas a las dos mujeres que decidieron hacerle frente. El chico parecía tener una edad similar a la de Alik, y éste las miraba con unos ojos agudos, pero de un color parecido al de la miel. Sus cabellos, almendrados, tiraban a un anaranjado opaco, el cual también, era evidentemente corto.

—¿Qué ganas haciendo esto? —dijo Léa después de salir de su impresión.

La dulce melodía del castillo de Sion, se hizo presente en el ambiente, dándole un toque de solemnidad al momento. Muy pronto, la respuesta que buscaba la princesa llegó.

—No deseo arrebatarle su libertad, más sólo quiero ayudarla —le explicó, cosa que despertó el interés en su majestad—. Estamos al tanto de que su cabeza posee un precio, y como ha de saber, mi pueblo conoce su tradición así como el resto de los habitantes de este mundo, eso, a pesar de que otros simplemente lo ignoren por conveniencia o por contaminación —haciendo una leve pausa, siguió hablando—. Por lo tanto, estamos dispuestos a ayudarle, por eso necesito compartir una importante información que tengo para usted —aseveró con seriedad.

—Comprendo —Léa entendía que debía permanecer en calma a pesar de que el chico al que recientemente se estaba acercando estuviera en peligro, así que apretó los puños, y se dispuso a escuchar—. Bien, me interesa lo que tengas para decirnos.

Antes de seguir con ellos, es nuestro deber ir por el lado de Iris y Alik, ya que ellos ahora pretendían realizar su ideal. Sin embargo, el detalle de que no sabían para dónde estaba Kimail, sumado al cómo saldrían de ese bosque, se haría vigente.

—¿Estás seguro de que algo pasa Alik? —preguntó la pelinegra acomodándose el vestido.

—¡Claro que lo sé! —insistió él terminándose de abrochar su camisa con bolados—. ¡Estoy seguro que a ese estúpido zorro le ha pasado algo! —se giró hacia ella notificándole al respecto.

—Dios mío... quizás fue mi culpa por no ir detrás de él, eso, a pesar de que no hubiera sido lo indicado —se preocupó la más baja mirando al piso, no obstante, el chico no dejaría que se echara la responsabilidad sobre ella, por eso la tomó de los hombros, y le dio aliento a su estilo.

—No es tu culpa, además... ¡nadie podría resistirse a un hombre tan apuesto como yo! —se señaló con el pulgar mientras sonreía, y la pequeña se llevó una mano a la cara.

Note Max ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora