o n l y c h a p t e r

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¡Taxi!

Eran pasadas de las diez de la noche, para ser exactos las diez con cuarenta

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Eran pasadas de las diez de la noche, para ser exactos las diez con cuarenta. La noche era cálida y amigable, sin embargo no era la mejor noche para el alpha azabache.

Su turno había comenzado nuevamente probablemente hace un par de horas y no había tenido la mejor clientela que pueda decirse. Si acaso solo dos pasajeros habían subido y la paga había sido muy poca debido a que el viaje había sido realmente corto. Estaba cansado y algo fastidiado, aún más porque su novio omega, no marcado, había llegado tarde a casa y ni siquiera pudo despedirse de él debido a que llegaba tarde al trabajo.

Ser taxista no le ayudaba demasiado, pero si pagaban lo suficiente para salir con su pareja de vez en cuando para hacerle sentir bien, sin embargo ya las cosas no comenzaban a ir bien entre ellos. Las peleas entre Jungkook y su omega cada vez se hacían más constantes y fuertes, casi al punto de romper su relación, pero el tiempo ahora, debido al trabajo de Jungkook, no era suficiente para verse sino solo cuando el descansaba, aunque ya no lo hacía tanto, quizá era por eso que aún no terminaban aquel hilo que les quedaba como relación.

De pronto un olor muy bueno le llegó hasta su nariz haciendo que su cabeza sintiera un alivio grande, pareciera que el estrés se había esfumado con tan solo aquel suave olor a vainilla. A lo lejos una linda figura de cabellos plateados le extendió la mano haciendo una señal para que parara, y aprovechando el momento se detuvo frente a un chico que gracias a su olor podría distinguirlo de ser un omega. 

Llevaba un lindo vestido negro con una chaqueta de mezclilla que le quedaba perfectamente bien en contraste con sus cabellos plateados. 

Con las delicadas manos que tenía, abrió la puerta trasera del auto y subió con cuidado adentrando primero una de sus largas y esbeltas piernas. Aquella acción captó por completo la mirada del azabache quien pasó saliva al ver el maravilloso cuerpo de aquel muchacho. En su espalda un gran y bonito escote se acomodaba recorriendo un sendero direccionado a la gloria, joder, bendito el cuerpo de aquel joven.

La puerta del taxi se cerró con algo de fuerza y el peli-plateado se cruzó de piernas mientras miraba hacia la ventana. De sus labios rojos no salía ninguna palabra, y después de esperar un poco, Jungkook simplemente arrancó el auto.

El azabache no pudo evitar regresar una y otra vez la mirada por el retrovisor hacia ese lindo chico de piernas largas. Sus ojos estaban algo rojos y sus mejilla igual pero además estaban empapadas de lágrimas que salían constantemente de sus ojos, parecía que realmente estaba herido. Sorbo su nariz un poco mientras con sus lindas manos limpió algunas de sus lágrimas que manchaban su rostro.

Jungkook miró su guantera y sin despegar la mirada de la carretera, se estiró hasta ésta y sacando de ella un par de pañuelos los cuales no dudó en entregar con cuidado hacia la parte de atrás mientras se detenía en un semáforo que se colocaba en rojo justo en aquel preciso momento.

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