Niña Amante

Cuando sentís ganas de que alguien te de las buenas noches, que te acompañe en mensajes durante todo el día. Cuando buscas reírte y divertirte tanto que no te deje pensar, en realidad, lo que buscas, es huir de la angustia que te provoca verte sola. 

Y es que no lo podés aceptar, porque sabes que así esta bien, pero te seduce la idea de diluirte en las pieles de cada uno de los amantes que yacen sobre tu cuerpo, porque así no tendrías que mirarte a vos misma. La idea de saltar de una cornisa romántica y lanzarte al abismo hasta que tus sesos pinten el pavimento de un carmín apasionado, como ese que usas para seducir. Esa idea, que te permite llorar por algo que vos crees menos patético que llorar de soledad, es la que tendría una niña. Y si, si, una niña que llora por amor, que lo suplica tanto. Un amor barato y sin sentido de cualquier hombre que le quiera mal, de cualquier hombre que nunca logre entender que se trata de una persona, aún cuando se lo diga. Y que vale un montón por si misma.

Una niña, que mendiga amor a cualquier individuo que se le cruce en su camino para darle un significado a sus días, y jugar a ese juego macabro que tan bien nos han enseñado. Una niña que asqueada de su realidad, no tiene a donde ir mas que a su mente, turista de sus propios sueños, invitada especial de su propio subconsciente. 

Tanto ha navegado las conexiones neuronales de su propio mar electroquímico, que ya no distingue su naturaleza humana y esta convencida de que viene de lejos. Como una idea implantada en el fondo de su mente, se olvida de su condición humana, y así, a la deriva en este espiral dirigido solo hacia la decadencia, se consume a si misma mientras devora corazones humanos, con la única esperanza de poder recuperar el propio.