Estaba acostado en el pasto, con los ojos cerrados sintiendo la suave y fría brisa acariciarle la mejilla.
Estaba anocheciendo lentamente más las estrellas no tardaron en adornar el cielo y el canto de las aves cesó indicando su retorno a casa.
— Vandal — Escuchó como le llamaban. Se limitó a abrir los ojos.
— Kaky — Dijo a modo de respuesta. Kaky se encontraba se encontraba sentado a su lado mirándole en silencio —. ¿Cuánto tiempo llevas ahí?
— Un rato — Le respondió Kaky —. ¿Qué haces ahí tumbado, Vandal? Está haciendo frío.
— Esperaba esto.
— ¿Qué cosa?
— La noche. Anda, mira el cielo.
Kaky solo levantó la mirada. El sol ya se había marchado por completo dejando sólo a la luna y las estrellas': Tantas estrellas, todas tan brillantes y ni una sola nube en el firmamento.
Kaky terminó acostándose al lado de Vandal y al igual que él se quedó con la mirada en el cielo como si pudieran contar las estrellas allí mismo, como si su luz guiará un nuevo camino.
Era para quedarse mirándolas toda la noche.
— Es una linda noche, ¿no Kaky?
— Lo es Vandal.