Ese día en clases la profe nos habló de un tipo que dijo que nos encantaría, la verdad es que siempre lo decía y nunca resultaba cierto; pero ella era tan apasionada con lo que hacía que terminábamos diciéndole que sí de lo puro bien que nos caía.
Empezamos a ver el video y se llamaba corazón delator, trataba de un tipo que estaba obsesionado con que el ojo de un anciano lo miraba, el ojo era raro, sentía que donde estuviera el ojo lo seguía, sentía una persecusión y no pudo lidiar con eso y terminó matándo al pobre viejo. Lo enterró bajo el piso pero el corazón del anciano seguía latiendo y finalmente confesó que él lo había matado.
Mientras veíamos el video, el Danilo me pasaba papeles con dibujos ordinarios del anciano y el loco teniendo sexo a lo perrito y se veía el ojo deforme del viejo para que yo me riera y me retaran, pero trataba de hacerlo disimulada para que no me pillaran.
Cuando salimos a recreo me dijo que fuéramos a su casa a ver mtv un rato, que después él me iba a dejar en bici a mi casa.
El Danilo era igual de perno e inexperto que yo, teníamos 13 años y éramos de los pocos del curso que aún tenía juguetes y jugábamos con ellos. A mí ya me había llegado la regla, mis tías decían que me había puesto más acinturada, pero a mí en realidad eso me daba igual, yo sólo había notado que tenía mi frente llena de espinillas y que las tapaba con una chasquilla que me había hecho para disimularlas.
Recuerdo que ese día en su casa estábamos comiendo chispop de queso y mis dedos estaban anaranjados por el colorante, pero no había mejor placer que chuparse los dedos después de comer un puñado.
De un momento a otro nos reíamos tanto, algo pasaban en la tele pero no recuerdo qué, y sin preámbulo siquiera, tenía sus labios sabor a queso sobre los míos y su lengua dentro de mi boca casi en mi garganta, por un momento cerré los ojos e intenté seguir el ritmo, pero cuando los abrí me encontré allí mirándome fijamente con Danilo y un reflejo me hizo detener el beso. Tomé mi mochila, sólo atiné a decirle chao y me fui a mi casa.
Mientras esperaba la micro en el paradero, pensaba en lo que acababa de ocurrir, comencé a preguntarme si es que así eran todos los besos, o que definitivamente este no fue la mejor versión de uno.
Pasaron dos micros y si bien veía cuando llegaban al paradero no las hacía parar, estaba tan confundida con lo que había ocurrido que me impedía tomar decisiones.
Caminé, mi casa quedaba lejos, sin embargo eso era lo que menos me importaba, contaba las líneas en el piso mientras caminaba, conté árboles, autos, nubes, pasos, todo lo que se me ocurría para no pensar en lo que acababa de ocurrir, pero era imposible, a mi mente venía una y otra vez la imagen de Danilo besándome, y esa sensación que en un momento sólo causaba incertidumbre, ahora me molestaba, quería devolverme, golpear a su puerta y reclamarle. Me había robado mi primer beso, y este hueón lo había arruinado, quería pegarle, decirle que era un barsa, pero me daba tanta vergüenza que no era opción encararlo.
Llegué a mi casa y todo fue peor, me volví paranoica y literalmente pensaba que todos ahí sabían lo que me había ocurrido, sentía que algo en mi cara se había modificado y que tenía algo grabado, como tatuado que decía que ya no era virgen de beso. ¡qué horrible sensación!. Cada vez que alguien quería decir algo sentía que me delatarían, extrañamente creía que todos sabían que de una u otra forma se habían enterado y me juzgarían. ¡Qué estúpida! ¡Basta! Debía calmarme.
Me lave los dientes tantas veces que comenzaron a dolerme las encías, lo mismo hice con mis manos, las lave tantas veces hasta con shampoo, necesitaba sacarme el olor a chispop para dejar de sentir al Danilo cerca.
Me sentía como el video que había visto en clases ese día, que me había transformado en el loco que mató al anciano, y que ese beso era como el corazón que seguía latiendo bajo el piso. Danilo culiao, me cagó el primer beso y cago la amistad, ahora no quería hablarle sin tener ganar de pegarle, tuvieron que pasar tres meses para que se me pasara la vergüenza y volver a hablarlo.
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Danilo
Short Storysolo hay una primera vez para cada situación de nuestras vidas, más vale que cada una sea memorable, aunque a veces no siempre dependen de nuestras voluntades