Capítulo 35: La voz de su conciencia.

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Amy POV.

Abrí los ojos de golpe, había tenido una horrible pesadilla y ésta me quitó completamente el sueño. Hice a un lado el montón de mantas que me cubrían y salí de la cama, afuera el sol ya brillaba mientras podía oír el cántico de los pájaros en mi ventanas como si me dijeran que sería un gran día, cuando en realidad yo sentía que sería todo lo contrario.

Para mí el mundo era parcialmente gris.

Salí de mi habitación, arrastrando los pies por el suelo, con mínimas ganas de moverme a pesar de que sabía que debía hacerlo. Caminé por mi casa en silencio hasta la cocina, allí me senté ante la mesa de desayuno y agarré una bolsa de biscochos ya abiertos.

La casa permanecía metida en un profundo silencio, un silencio desolador.

¿Qué debía hacer?

Mi corazón traía un constante dolor y por más que intente estar en pie la tristeza me volvía a atrapar ¿Acaso estaba deprimida? ¿Podía estarlo?

Me quise quitar esos horribles pensamiento y deje mi improvisado desayuno a un lado, me levanté de la silla y fui rápidamente al baño. Me higiénise todo lo necesario e incluso me di una ducha en agua tibia, quizás de ese modo continuaría con más energías.

Me asomé al espejo del lavamanos, estaba algo empañado y le tuve que pasar los dedos para poder limpiarlo y ver con claridad mi reflejo.
Una chica con facciones suaves y de tes blanca permanecía parada en mí mismo lugar, observándome de vuelta. Tenía el cabello algo largo y oscuro, unos ojos grandes de color gris, una nariz respindas y unos labios gruesos de color rosaceo.

Pero la mirada que traía era lo que más me preocupaba pues sus ojos decaídos me demostraban lo triste y apagada que podría estar su alma.

¿Realmente me veo así?

Cerré los ojos con fuerza y un recuerdo cruel vino a mí para torturarme un poco más; recordé haber perdido el control y en ello herir profundamente a mi enlazado. Recordé que sin control soy solo un monstruo.

Volví a abrir los ojos con la imagen de Evan ensangrentado por los daños físicos que le provoqué y me sentí realmente culpable.

¿Cómo puedo parar esto?

Necesitaba detenerme pero a cada segundo sentía que los nudos aumentan y que dichos nudos se aflojan cada vez más, se desgastan con el tiempo y un día de estos se destruirán al punto de hacerme estallar y todo lo que amo, o ame se hará polvo.

-¿Amy? -me llamaron.

Abrí la puerta y me encontré a Liam del otro lado, su mirada siempre era distante con respecto a mí o a su padre, sé que nos odia por haberlo traído a un mundo como éste, pero la realidad es que jamás creímos que la guerra con los destructores seguiría por tanto tiempo pues nuestro sueño siempre fue criarlo en un mundo de paz y armonía donde podría crecer tranquilo junto a sus hermanos, sin embargo ello nunca llegó.

-¿Sucede algo? -pregunté con delicadeza. Lo quiero tanto y desearía poder acariciar su rostro pero era más que seguro que se apartaría de mí.

-Evan está en la sala ¿Me puedes explicar por qué está recolectando todas sus pertenencias? ¿A donde piensa ir? ¿Acaso nos mudaremos?

Claro, yo jamás le dije que su padre y yo íbamos a separarnos, supongo que Evan tampoco se lo dijo.

-Tu padre y yo tuvimos una charla y decidimos que... -la voz se me agudizó a último segundo ya que recordé el instante en que Evan terminó conmigo.

-Se separaron -asumió, siempre fue un chico intuitivo y que iba directamente al grano sin muchos rodeos, éste era uno de esos momentos.

Asentí apenas.

Aiden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora