Las huellas en la arena parecían marcarse con especial sutileza mientras la capa púrpura bailaba al ritmo del viento junto a la silueta femenina que ella por algún motivo seguía a través de la nada, no podía apartar la mirada del suave danzar del pausado caminar de aquella mujer, estaba... ¿hechizada?... no sabía definirlo, quería buscar explicaciones en su cabeza pero no podía, algo la mantenía como imán siguiendo los pasos de aquella dama que ni si quiera estaba segura de que fuera real o al menos tuviera rostro, sólo su capa y su cabello dorado además de la seguridad de sus pasos en aquellos pies enfundados en lo que parecía ser una especie de sandalias era lo único que podía ver y sin embargo allí estaba esclavizada, de algún modo atada a ella.
La desesperación y la curiosidad estaban haciendo estragos en su corazón quería gritar, o al menos poder moverse por voluntad propia y no por un impulso inducido por algo externo que desconocía. Cuando su delirio la llevaba al límite la mujer de la capa simplemente se detuvo, subió la capucha de su capa hasta tapar su rubio cabello y se giró con una calma excesiva, quedó frente a la desconcertada chica, la capucha cubría su rostro, Allegra no pudo ver nada, una luz cegadora iluminó el desierto que antes se hallaba a oscuras aunque no lo había notado antes, y una voz susurró desde la nada "el conjuro ha sido pronunciado, tienes hasta que el sol se oculte para remediar tus errores, cambiar de actitud, si el sol se oculta y no lo has logrado tu maldición comenzará el próximo amanecer y sólo se detendrá el día que pidas perdón a quien causaste dolor", de pronto una brisa helada cubrió el lugar la arena se hizo remolino, la cegadora luz se hizo más tenue y un conjunto de voces dijeron al unísono "Así sea".
Allegra despertó aquella mañana más temprano de lo normal con el corazón acelerado, había tenido sueños raros en su vida como aquella vez que soñó que era Mandy la reina del baile y no ella como debía ser, pero este sueño definitivamente no sólo se había sentido muy real si no que además había sido totalmente inusual, pero ella tenía demasiado que hacer así que hizo a un lado ese raro latir de su corazón y se levantó de inmediato.
Ella era la novia envidiable, la mejor amiga, hija dedicada, la mejor estudiante, la aleación perfecta entre dos razas totalmente opuestas; madre Barloventeña, Venezolana de piel oscura y actitud desenfadada, padre Newyorquino, Estadounidense republicano, rubio como el sol y totalmente apegado a las leyes.
Hace 4 años Allegra llegó a Jackson junto a su padre luego de la muerte de su madre, para convertirse en un icono de la preparatoria del pueblo, para ser la pesadilla de muchos.
Sí... es que toda la belleza de Allegra su falsa perfección era simplemente una máscara para ocultar una fea personalidad, egoísta, orgullosa, petulante, cruel, clasista, sólo por ser popular convirtió a todo el colegio en su víctima de abusos y humillaciones.
Pero Allegra no siempre fue así, de alguna manera la muerte de su madre la fue afectando paulatinamente, y es que los dos primeros años desde su llegada hizo amigos sinceros y su actitud no era la de ahora, pero la ausencia de su padre en casa por sus negocios, y la distancia forzada de su madre a través de la muerte fue abriendo un espacio entre ella y el mundo, sintiendo que mientras más demostraba afecto, más herida saldría cuando las personas la abandonaran, sin darse cuenta se convirtió en un monstruo egoísta y vanidoso, sin darse cuenta se alejó de su verdadero yo.
Pero ella no podia verlo, estaba cegada por sus defectos... sin pesarlo demasiado se dirigió a si vestier, revisó su guardarropa mil veces antes de encontrar el atuendo perfecto, no confiaba en los espejos así que tenía una cámara digital y la ponía en temporizador para verificar su estilismo mediante fotografías.
Tenía una habitación enorme, con una cama en la que podrían dormir con facilidad 4 personas, una pequeña sala con puf y muebles color rosa con algunos cuadros abstractos y una bonita guitarra acústica, dos estanterías minadas de libros de literatura juvenil y objetos decorativos que evidentemente valían una fortuna.
ESTÁS LEYENDO
La maldición de Allegra
RandomÉrase una vez un colegio dónde los días eran simples pero brillantes donde cada uno contaba su propia historia. En el colegio estudiaba Allegra Winfrey... una chica de piel canela, ojos avellanados, risos castaños hasta más abajo de la cintura, herm...