Me senté allí en aquel lugar,
Mientras que veía a la gente pasar,
Por entre los palos de acero,
De aquí allá, de un lado a otro.
Unos están para atrapar
Polen, de la madrugada ausencia.
Respirar las bocanadas de aire,
Que emanan en los verdales.
Hay quienes paseaban sus mascotas
y otros, no sabían, ni se explican,
El por qué el sol, yacía muerto.
Te espere. Te espere tanto.
Las horas se estaban estancando
En el periodo adormecido,
Tempo la despierta sin dudar,
Ella alarmada, de nombre cambia.
El reloj marca las siete en punta;
Pasaba a siete y cincuenta,
Pasaba a las ocho en punto,
Culminaba a las ocho y veinte.
Te esperé tanto, que la noche,
Mas fría, trataba de escaparse,
A rodillas y en hurtadillas,
Para que nadie la descubriera.
Tan persuasiva en escaparse,
Para escabullirse, ocultarse,
En mis acribillados cerrojos;
Abajo desde mis fríos ojos.
Suaves y fuertes olas de aire
Descienden, desde la más gris nube,
Para pegarse en mis tobillos,
Y arrastrar mi pesado cuerpo.
Tanto en paciencia, esperé,
Y vi tanto y por primera vez,
Esa luna que quería dormir.
Unos se amaban sin elegir.
Si alguna vez quieres hallarme,
Ve a ese lugar, tal vez encuentres
Mi Soledad, y no te sorprendas
Si la descubres con la ausencia.
Dedicado a todas aquellas
personas que se llevaron una parte de mi.
D. Alexander M. G.
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Fugaz instante (timón del momento)
PoezjaPoemas que han nacido pequeños y delgados, entre frías y cruzadas banquetas, de un parque de hojas secas, en presencia de las huellas de la lluvia, el paso tranquilo de la noche, entre cuchillas y garganta. Otros por cargar a sus hombros la prisa, d...