Drabbles AkuAtsu (Shin Soukoku)

Noche fría

Se despierta en medio de la noche y envuelve su pálido cuerpo con sus propios brazos, temblando ligeramente por el frío. La sabana de su cama solo le está cubriendo los pies y se encuentra completamente desnudo. Estando a mediados de noviembre sabe que no debería dormir de esa manera, sobre todo si no quiere pillar un resfriado. Así que piensa en ir a buscar un pijama, pero...

"Espera... ¿Por qué estoy desnudo?"

Confundido por ello se incorpora en la cama, la habitación está a oscuras, así que a ciegas, tantea con sus manos lo que tiene al rededor, intentado encontrar el botón que enciende la lámpara que tiene en su mesita. Pero cuando sus manos logran encontrar el mueble, la lámpara no está ahí. Extrañado, se dispone a levantarse de la cama y encender la luz general de la habitación. Pero en cuanto pone sus pies al suelo, pisa algo realmente duro y con un tacto frío, como el metal.

"Pero... ¿Esto es la lámpara? ¿Qué hace aquí en el suelo?"

No entiende por qué su lámpara, siempre bien colocada en el fondo de su mesita, está tirada en el suelo, justo bajo sus pies. Y entonces, cuando la confusión de Akutagawa está por transformarse en un sentimiento de alerta al no comprender nada de lo que está ocurriendo, algo se mueve a su lado. En el otro extremo de la cama, un cuerpo se da la vuelta y murmura palabras ininteligibles. Entonces es cuando todo cuadra dentro de su cabeza. Las memorias de aquello que ha ocurrido hace tan solo unas horas vuelven a él. Y la razón por la cual está desnudo y su lámpara ha logrado caer el suelo cobra sentido.

Esa noche no ha llegado solo a casa. Tampoco se ha metido solo dentro de su cama. A trompicones, esa noche ha caído encima del colchón, mientras besaba desesperado al hombre que ahora dormía a su lado.

Han sido algo bruscos, seguramente culpa de todo el alcohol que han ingerido (o de aquel deseo que ambos llevaban reprimiendo desde hace tiempo) y la lámpara ha caído al suelo por el ajetreo. La ropa que antes llevaban puesta seguirá esparcida por el resto de su casa, mostrando un claro camino hacía su habitación. Y su desnudez no ha sido cubierta, pues al terminar el cansancio no les ha dado tregua, durmiéndose ambos poco después de llegar al climax.

"Mierda, realmente me he vuelto a acostar con Atsushi."

Y es que esta no es la primera vez que sucede. Cuando por casualidades ellos se encuentran fuera de sus horas de trabajo, el deseo que ambos llevan dentro siempre les conduce a esa misma situación. Algunas veces ese deseo explota en un callejón, en las puertas de un motel o, como hoy, en su habitación, luego de haber tomado juntos algunas copas en aquel bar a un par de calles de su casa.

Y Akutagawa reconoce, aunque no se atreva a decirlo en voz alta, que desde hace ya varios meses, aquel odio que sentía hacía el hombre tigre se había transformado en algún tipo de deseo sexual y que, ahora mismo, posiblemente se esté transformando en algo más profundo y aterrador: En amor.

Y entonces un escalofrío de repente recorre todo su cuerpo, haciéndole recordar que sigue desnudo y que ese frío noviembre está calando en sus huesos. Así que hace a un lado todos aquellos pensamientos y decide ir a buscar un pijama antes de pescar un resfriado. Pero justo cuando está por levantarse, Atsushi se revuelve de nuevo en la cama y un débil "No te vayas" se escapa de sus labios. Y el corazón de Akutagawa tiembla y aquel frío que le hace tiritar es opacado por aquella sensación cálida que comienza a extenderse por su pecho. Y aquellos pensamientos anteriores vuelven a él con la palabra "amor" haciendo eco dentro de su cabeza.

"Si tienes frío, duerme conmigo" Vuelve a susurrar adormilado.

Y Akutagawa no se lo piensa, el pijama ya no es necesario. Así que haciéndole caso a su corazón, se recuesta de nuevo en la cama, esta vez acurrucándose junto al cálido cuerpo del hombre tigre.

Y cuando por fin está entre sus brazos, ambos caen dormidos, combatiendo juntos aquella noche fría.

(Quizás desde un principio todo aquello fue algo más que simple deseo.)