Al escuchar el sonido de su espeluznante voz la joven se congeló de miedo y no pudo decir palabra, solo temblaba y no era precisamente de frío.
➢ Sé que me estás oyendo, preciosa. No sé como sabías que tenía a las chicas allí pero lo pagarás caro. Creía que eras sincera cuando hablaste conmigo en la cafetería y confié en ti, te dije mi verdadero nombre… pero al hablar con esos policías lo arruinaste todo entre nosotros. Voy a hacerte pagar por eso, voy a vigilarte y perseguirte hasta que te tenga para mí y luego te mataré lentamente. Espérame, preciosa, iré por ti.- dijo y colgó. Sabrina respiraba entrecortadamente, con dificultad, sentía que se asfixiaba y salió fuera de la casa en busca de ayuda. Se dirigió a los autos negros que estaban afuera pero antes de llegar a ellos se desplomó perdiendo la conciencia. El detective Anderson salió de uno de los autos negros y corrió bajo la lluvia junto a Sabrina. Gritó a los oficiales que estaban en el auto que llamaran a los paramédicos. Preocupado por ella William la abrazaba con ternura mientras esperaba que llegara la ayuda para trasladarla al hospital. Después de unos 5 ó 6 minutos llegaron los paramédicos y la trasladaron con sumo cuidado al hospital donde el médico la examinó exhaustivamente. Pasados unos minutos el médico salió para informarle al detective que Sabrina había sufrido de un ataque de pánico por estar bajo mucho estrés ó ansiedad. También le dijo que no se estaba alimentando de forma correcta y debido a esto la mantendrían en el hospital por tres días dependiendo de cómo evolucionara. El doctor le informó que podía verla pero estaría dormida por unas 6 horas ya que le había administrado un poderoso calmante. William le dio las gracias al doctor y entró en la habitación de la joven. Se acercó a su cama, se sentó a su lado y tomando sus manos comenzó a llorar en silencio. Se culpaba por haberla dejado sola y no estar a su lado cuando más lo necesitaba. El celular le vibró en la cintura y contestó susurrando. Su compañero sustituto lo llamó para informarle que no habían encontrado nada fuera de lugar en la casa del joven, solo el auricular en el suelo, como si hubiera hablado por teléfono con alguien antes del ataque de pánico. El detective le pidió que verificara el registro de llamadas para averiguar con quien habló Sabrina antes del ataque. Se despidió de su compañero y colgó suspirando. Se limpió las lágrimas del rostro y apoyó su cabeza en el regazo de la joven. Mientras la observaba dormir el cansancio de varios días sin dormir hizo que William también se durmiera. Tras seis horas de profundo sueño Sabrina despertó boquiabierta por la imagen tan tierna que presenciaba, William se había quedado dormido sobre su regazo con sus manos sosteniendo las suyas. La muchacha lo llamó con suavidad para despertarlo y al abrir los ojos y verla soltó su mano, como un niño al que su madre ha visto con el pomo de las galletas.
➢ ¡Qué bueno que hayas despertado! ¿Te sientes bien ahora?-le preguntó apartándose el cabello de la frente en un gesto nervioso.
➢ Sí, un poco débil y mareada. Pero bien.-tocó su cabeza por un instante.
➢ El doctor dijo que fue un ataque de pánico y también que no te has alimentado bien. ¿Qué pasó para que salieras así?
➢ Paul… Reed me llamó a mi casa, no tengo idea como averiguó mi número y mi nombre. Amenazó con matarme, dice que lo traicioné por decirle a la policía su nombre y donde estaban las chicas. No puedo estar tranquila sabiendo que… en cualquier momento… vendrá a matarme.-dijo y no pudo contener las lágrimas. William consoló su amargura repitiéndole que todo iba a estar bien, calmándola a la vez que acariciaba sus cabellos. Cuando se calmó la muchacha le preguntó porque se había ido tan deprisa de su casa. William intentó contestar con coherencia pero era inútil, todo lo que salía de su boca no eran más que tartamudeos.
➢ No te esfuerces por ocultarme lo que sabes que descubriré aunque no me lo digas, William. Sabes que… tuve una visión. ¿No es cierto?
➢ No sé qué habrás visto…pero hay una parte de mi vida que quisiera borrar. Nunca le he contado a nadie pero a ti te lo contaré porque no quiero que me juzgues sin escuchar la verdad. Cuando comenzaba en la universidad me hice amigo de un muchacho que siempre se metía en problemas y yo pagaba las consecuencias. Un día me pidió que lo acompañara a advertirle a un compañero de clases llamado Alex que no se metiera con su novia. Dijo que solo lo asustaría un poco para que dejara de perseguirla y conquistarla. Pero en vez de hablar, mi amigo sacó una navaja y apuñaló a Alex dos veces en el abdómen. Yo le grité ‟ ¿Por qué has hecho algo así?” mientras sostenía a Alex en mis brazos. Mi amigo no dijo una palabra, arrojó la navaja sobre mis manos que hacían presión sobre la herida de Alex para que no saliera tanta sangre y se fue corriendo. Lo llamé varias veces pero no volvió. Alex temblaba de dolor mientras decía que no quería morir y perdió la conciencia. No sé si por ingenuidad ó miedo tomé la navaja y la arrojé lejos de mí. Justo cuando arrojaba la navaja lejos unos hombres que pescaban cerca de ese lugar se aproximaron a causa de los gritos. Antes de poder explicar nada uno de ellos me golpeó tan fuerte que perdí la conciencia. La policía me arrestó por intento de asesinato pero Alex no logró llegar al hospital con vida, había perdido mucha sangre. Como toda la evidencia apuntaba hacia mí como asesino el abogado defensor contratado por mis padres no pudo ganar el caso. Hizo un trato para reducir mi condena a 10 años de prisión y salí bajo libertad condicional a los 8 años.
➢ Tuve esa visión hace tiempo, cuando nos conocimos y sabía que eras inocente. Por eso no dije nada. Pero en la visión a la que me refiero hablabas con Samuel en los casilleros de la estación, hablaban de mí. Pero la visión acabó antes del final de la conversación.- respondió en voz baja.
➢ Samuel estaba preocupado por tu seguridad si seguías ayudándome a atrapar a Paul Reed y exactamente es lo que ha sucedido. Por eso… yo le hice la promesa a Samuel de protegerte con mi vida.- respondió algo nervioso y se levantó de su silla dirigiéndose hacia la puerta diciendo que iría a buscar algo de comer para ambos. Se apresuró a salir de la habitación para evitar que continuara haciéndole preguntas. Sabrina se percató que había dejado su chaqueta en el apoyo de la silla y deslizó sus dedos por encima concentrándose para obtener la visión. Pero no tuvo la misma suerte y decepcionada esperó a que William volviera. Pasaron 3 días en los que William no se separó ni un minuto de Sabrina hasta que doctor indicó que podía irse a casa. Le recetó unas píldoras calmantes en caso de otro ataque de pánico y le aconsejó que intentara todo lo posible que no estuviera estresada ó ansiosa. William la condujo en su auto hasta su casa y le compró algunos víveres que el doctor había exigido que incorporara de inmediato en su dieta diaria. El joven le pidió prestada su cocina a la médium para prepararle un nutritivo y delicioso almuerzo. Sabrina accedió y quedó maravillada con la destreza y rapidez del detective en el arte culinario. Almorzaron juntos hablando de su pasado, sus sueños ó aspiraciones y su vida diaria. Pasaron varias semanas en los que el detective Anderson y Sabrina no se separaban, pasaban mucho tiempo juntos y conversaban amenamente de cualquier tema. La pasaban tan bien cuando estaban juntos que casi olvidaron a Paul Reed.Un día en que Sabrina hacía una limpieza de primavera y William la ayudaba en los quehaceres de la casa tocó la puerta un mensajero de correos. Sabrina fue a abrir la puerta y el joven mensajero le entregó un paquete dirigido a ella. Una pequeña caja sin sellos que la muchacha abrió ingenuamente. William limpiaba una de las grandes ventanas de cristal de la habitación de Sabrina cuando escuchó un grito desgarrador. De inmediato corrió al recibidor para ver que sucedía, encontró a Sabrina temblando, llorando, con la mirada fija y perdida. Se arrastraba lejos de la caja que se encontraba a solo unos metros de ella con expresión de asco profundo. William se acercó para ver el contenido de la caja, un ojo humano enviado por Paul Reed con gusanos comiendo de él. William se acercó a la joven pero al ver que no respondía por mucho que intentaba atraer su atención la abrazó desesperado. Recordó entonces las píldoras calmantes que le había dado el doctor para otro ataque de pánico y sacándolas de su chaqueta las colocó bajo la lengua de la muchacha. Sabrina estaba tan asustada y perturbada que apenas puso resistencia. Pasado un rato la muchacha quedó profundamente dormida en los brazos del detective quien de inmediato la llevó a su cama para que descansara. William se sentía culpable por causarle tanto dolor a la mujer que amaba en silencio y su odio hacia ‟El asesino de las pelirrojas” se volvió más profundo dentro de su corazón. Se quedó junto a ella un rato pero algo en su interior le repetía que era peligroso para ella permanecer allí. Llamó por teléfono a su compañero sustituto, Colin, para pedirle que investigara a quien pertenecía ese ojo humano enviado a Sabrina. Su compañero así lo hizo, tomó la caja y la llevó al laboratorio de criminalística; le confirmaron que pertenecía a una joven llamada Samantha Crease. Hacía dos semanas había desaparecido en el estado de Arizona y coincidía con la descripción de las demás víctimas. Colin regresó a la casa de Sabrina para informarle al detective Anderson y este le ordenó que avisara a las autoridades de Arizona para que cerraran las carreteras de la salida de ese estado para que el asesino no pudiera escapar nuevamente. También le ordenó que custodiaran la habitación de Samuel en el hospital pues el asesino podría haber descubierto que él y Sabrina eran hermanos e intentar matarlo en venganza. Colin le preguntó al detective Anderson como seguía la joven después de su segundo ataque de pánico y él respondió afligido que aún seguía dormida debido al calmante, la joven se había impresionado bastante con el horrendo envío. Luego de despedirse de su compañero William regresó al dormitorio de la joven y se sentó en la cama junto a ella. La muchacha se quejaba en sueños pero él la tranquilizaba susurrándole al oído que durmiera tranquila porque allí estaba para cuidarla. Al amanecer Sabrina despertó algo aturdida y con un infernal dolor de cabeza pero al ver a William dormido a su lado, sosteniendo sus manos, su corazón dio un vuelco de emoción. El semblante del joven detective parecía agotado, había sucumbido al sueño hacía pocos minutos. Por eso Sabrina se deslizó de la cama sin hacer ruido, lo acomodó en su cama con lentos movimientos, le quitó los zapatos, lo arropó con una manta y se dirigió a la cocina para tomar algo de comer. Desde la cocina pudo percatarse de que sobre la mesa del recibidor estaba la pequeña caja de madera vacía en donde Paul Reed había enviado aquel ojo humano. Se acercó a ella y la tocó después de respirar varias veces para concentrarse. Obtuvo una visión en la que se veían unas manos lastimadas que sellaban la caja de madera después de haber puesto el ojo humano dentro; mientras lo hacía con extrema lentitud silbaba una melodía que a Sabrina le parecía haberla escuchado alguna vez.
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Sabrina, La Médium
Gizem / GerilimUna joven huérfana con el poder de ver a través de los objetos que toca se encuentra con la visión de una mujer encerrada pidiendo auxilio al tocar una taza de café.