Sabrina, La Medium

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Detuvo su auto a un lado de la carretera y siguió a la muchacha que se internó en la vegetación del lugar. Caminaban sin aparente rumbo hasta que la chica se paró en un claro donde no había árboles altos en un radio de 5 metros a la redonda. Se acercó a una enorme trampilla de hierro que se encontraba en el suelo cubierto de vegetación. Era muy pesada para que ella pudiera abrirla así que William la abrió con un gran esfuerzo. Al mirar adentro solo podían ver agua; aquel lugar estaba casi inundado. De pronto, por sobre el sonido del agua se escuchó el llanto de una niña y Sabrina supo que la pequeña estaba viva. Bajaron por la escalerilla y al ver a la niña en un extremo con la cabeza inclinada hacia arriba para no tragar agua la joven vidente se echó al agua para salvarla. William le había indicado que soltara sus ataduras con su navaja mientras él se encargaba de cerrar la llave de la enorme tubería para que dejara de verter agua sobre ellas. Al acercarse a la pequeña se percató que estaba parada sobre el cuerpo de su madre muerta; la niña estaba asustada y con frío. La joven vidente intentó calmarla diciéndole que la sacaría de allí y se acercó a sus ataduras cortándolas con la navaja de William. Una vez libre le indicó a la pequeña que se subiera a su espalda y se aferrara a su cuello para poder nadar hasta la escalerilla. William sacó la cabeza del agua y le dijo a Sabrina que su padre había roto la manija para cerrar la llave del agua. Le ordenó algo agitado que sacara a la pequeña mientras él buscaba el modo de sacar el agua para otro lugar. El detective tomó una gran bocanada de aire y se sumergió nuevamente. La joven vidente atravesó el frío líquido y al llegar a la escalera comenzó a subir muy lentamente debido al peso extra. Una vez fuera Colin las esperaba con dos mantas pero la pequeña no se separaba de su salvadora. Su diminuto cuerpo temblaba mucho y sus manitas se aferraban a la cintura de Sabrina. Uno de los paramédicos se acercó a ella para revisarla pero la arisca niña gritó que no y posó su cabeza sobre la muchacha. Sabrina percibió que la pequeña aún tenía miedo y le dijo al paramédico que estaba bien haciendo que se marchara.
➢ Mamá…ya no despertará ¿Cierto? El hombre malo nos llevó allí.- le preguntó con los ojos vidriosos.
➢ No, pequeña… Mamá… no despertará más. Pero ahora está en un lugar muy lindo, lleno de flores por todas partes. El hombre malo ya no vendrá más.- contestó con el pecho apretado.
➢ ¿El hombre malo también te hizo daño a ti?
➢ Sí, él… era mi padre pero ya no está aquí. Ya no podrá dañarte. ¿Cómo te llamas?
➢ Natalie. ¿Puedo… quedarme contigo?-preguntó y a la joven le pareció que le hubieran quitado un pedazo del alma.
➢ No lo sé, pequeña. pero te prometo que haré lo posible porque te quedes conmigo ¿Está bien?- respondió acariciándole su larga cabellera negra.
William subió por fin, agitado por sostener la respiración por tanto tiempo bajo el agua. Se acercó a Sabrina luego de hablar con Colin para asegurarse de que estaba bien, estaba preocupado por ella. Tocó sus mejillas con suavidad viendo sus ojos llorosos aún y le pidió que fuera fuerte. Sabrina le ordenó a la pequeña Natalie que la esperara en el auto de William. Alejándose del auto para que la niña no pudiera escuchar William le indicó a la joven que debía llevarse a Natalie a su casa; había más cadáveres allí abajo y no debía estar en ese lugar cuando los sacaran a la superficie. Además no sabían cuanto tiempo la pequeña había permanecido en ese lugar sin comer ni tomar agua. La joven vidente secó las lágrimas de su rostro, se subió al auto y se despidió de William diciéndole que lo llamaría al llegar a casa ya que se había percatado de su inquietud. Al llegar a su casa la joven llamó a William y condujo a la pequeña Natalie al interior de la casa. Samuel, que aún tendría que andar en silla de ruedas por un tiempo, se deslizó con destreza hasta el recibidor y  le preguntó a Sabrina quien era la pálida y temblorosa pequeña que venía con ella.
➢ Esta es Natalie,… la ultima fechoría de nuestro padre.- y las últimas palabras fueron un susurro antes de ir a la cocina a prepararle algo de comer a la famélica niña. La niña la siguió a la cocina y se sentó en una de las banquetas con los ávidos por comer lo que fuera. Sabrina le preparó un delicioso bocadillo de atún y le sirvió un poco de jugo de manzana. La pequeña comenzó a comer en cuanto tuvo el plato delante.
➢ Come despacio, Natalie. ¿Cuántos días estuvieron en ese lugar?- preguntó y la niña se encogió de hombros mientras comía con agitación. Cuando se comió la última migaja de pan Sabrina la llevó al baño para darle una ducha caliente. Al terminar le colocó una de sus batas de baño que sobre su cuerpo diminuto se veía muy grande. La pequeña se subió con rapidez sobre la cama y esperó a que Sabrina se acercara a ella para cepillarle el cabello. Mientras le cepillaba el cabello lacio Natalie se sumió en un profundo sueño y acomodó su cuerpo para que durmiera tranquila. La joven vidente la abrigó con la gruesa manta de su cama y mirándola con atención se percató de unas marcas rojas que la chiquilla tenía en el dedo índice y medio. Tocó las marcas suavemente y con rapidez se sumergió en una visión en que su padre sostenía los dedos de Natalie queriendo cortarlos con un cuchillo con el rostro frío y sin emoción. Pero al acercarle el cuchillo a los dedos Natalie comenzó a llorar diciéndole que no lo hiciera y esto hizo que la expresión de su padre cambiara. Soltó el cuchillo y abrazó a la pequeña Natalie llamándola ‟hija”. Despertó del trance de la premonición sudorosa, agitada y se dirigió al recibidor para dejar a Natalie dormir por un rato. William llegó después de un rato y le preguntó a Sabrina como estaba la pequeña. Sabrina le respondió que estaba durmiendo y lo invitó a compartir una taza de té. Mientras deslizaba el dedo sobre el borde de su tasa William le contó a la joven vidente que la madre de Natalie había muerto por ahogamiento, subió a su hija sobre su cuerpo para que el agua demorara más tiempo en llegar a ella. Pero esto hizo que no pudiera moverse y cuando el nivel del agua subió se ahogó sin poder evitarlo. También le comentó que los agentes del Servicio Social se llevarían a Natalie en unos días para investigar si tenía familiares que pudieran cuidar de ella. Si no tuviera ningún familiar la enviarían a un orfanato hasta que alguien la adoptara. William se percató de que el rostro de Sabrina se entristeció de repente y le preguntó que ocurría.
➢ Natalie quiere quedarse conmigo, yo… le prometí que haría lo posible por quedarme con ella. Siento que… es mi deber porque mi padre mató a su madre. Además sé muy bien lo que es esperar a que alguien te adopte, no es muy agradable. No quiero que ella sufra más, William.
➢ Está bien, lo entiendo. Pero no podemos ignorar los reglamentos legales, Sabrina. Todo va a salir bien.- le respondió tomando sus manos.- En pocos días presentaré mi renuncia y te llevaré a conocer a mis padres. Quiero que conozcan a la mujer que amo.
➢ ¿Renunciarás? ¿Por qué?- preguntó sorprendida.
➢ Porque mientras siga trabajando como detective inevitablemente mi trabajo llegará a tí y te afectará. No quiero verte sufrir, Sabrina. Tú te mereces ser feliz y yo… ya he atrapado suficientes malos todos estos años. A partir de ahora quiero vivir en paz a tu lado, no quiero que nada pueda entorpecer ese futuro tan hermoso que tenemos juntos. ¿Entiendes?- le explicó mientras se sentaba junto a ella mirando sus ojos fijamente. Ella lo besó apasionadamente y le susurró en el oído que lo amaba. William respondió contra sus labios que también la amaba al tiempo que profundizaba el beso. De repente escucharon un grito de la pequeña Natalie y corrieron al dormitorio para ver que sucedía. En la cama sentada estaba Natalie con los ojos muy abiertos, aterrorizada y agitada por una pesadilla. Al ver a Sabrina acercarse se abrazó a ella y comenzó a llorar sin poder decir una palabra. La joven vidente comprendió que extrañaba a su madre y le acarició los cabellos con amor mientras le arrullaba una canción que le cantaba la hermana Margaret cuando no podía dormir. William miraba como Sabrina calmaba a la pequeña Natalie con aquella canción y su corazón supo que sería una buena madre para sus hijos. En pocos minutos volvió a quedarse dormida y se retiraron del dormitorio en puntillas de pies para evitar que se despertara.

Sabrina, La MédiumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora