Capítulo II: Liberación

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17 de Última Semilla, año 201 de la Cuarta Era

Diferentes sonidos se empezaban a escuchar pero los más incesantes eran el galope de los caballos, una carreta en movimiento y el viento que soplaba. Corin poco a poco sintió que estaba recuperando la conciencia, abrió lentamente los ojos pero aun su vista estaba bastante nublada. Mientras más empezaba a recuperar la conciencia sintió el dolor de un fuerte golpe en la cabeza, trato de llevarse una mano a la cabeza para tratar de aliviar el dolor pero no solo atrajo una mano, sino ambas. Finalmente recobró los sentidos y vio que estaba encadenado de manos.

Entró en alerta de inmediato, agitó las manos haciendo sonar sus cadenas, y entonces alguien le dio un golpe en la nuca, había sido uno de los dos soldados de la Legión Imperial que manejaban la carreta. Corin miró con ira al tipo que lo había golpeado, pero su ira se apagó inmediatamente, al ver que hay dos carretas más adelante y en esas carretas iban los miembros de ese pequeño pelotón que vio en Cruce de Agua Oscura.

Capa de la Tormenta: Eh, tú. Al fin has despertado.

La voz de un hombre trajo la vista de Corin de vuelta a la carreta donde él esta. El hombre que lo habló, tenía cabello rubio, ojos azules, una barba bien hecha, y un aura que parecía ser un veterano de mil batallas, si buscas las características principales de un nórdico, pues ahí las tienes. El tipo llevaba la misma armadura que los soldados de las otras carretas y al igual que él está encadenado por las manos

 El tipo llevaba la misma armadura que los soldados de las otras carretas y al igual que él está encadenado por las manos

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Corin: ¿Qué sucedió?

Capa de la Tormenta: Pues caíste en esa emboscada imperial, como nosotros y ese ladrón de ahí.

El nórdico inclinó su cabeza a su izquierda para señalar al ladrón que mencionó, el cual estaba sentado a su lado, se encontraba bastante harapiento y con la cara sucia. Corin entonces también notó que estaba llevando unos harapos, pero prefirió llamarlo ropa de prisionero para sí mismo. El ladrón se mantuvo callado mientras Corin y el nórdico hablaban pero al escucharlo llamarlo ladrón este se descargó contra el nórdico.

Ladrón: Malditos Capas de la Tormenta. Skyrim estaba muy bien antes de que aparecieran, el Imperio era perfecto. Si no los buscaran, podría haber robado ese caballo y estar a medio camino de Páramo del Martillo.

Capa de la Tormenta: Cállate. Atados, todos somos hermanos y hermanas, granuja.

Respondió el nórdico. Pero el ladrón chasqueó la lengua al escuchar eso y giró su atención hacia Corin.

Ladrón: Eh, tú. Tú y yo no deberíamos estar aquí. Es a esos Capas de la Tormenta a los que quiere el Imperio.

Desde que el nórdico mencionó al ladrón y que todos aquí habían caído en la emboscada de los soldados imperiales, Corin puso su cerebro a trabajar. En ese momento recordó que antes de caer en la inconciencia, alguien se había robado su caballo cuando intentó escapar junto con Sigurd.

TES V Skyrim: El Sangre de Dragón - DawnguardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora